Almeida incendia el Giro, Roglic sufre y Thomas recupera el rosa

Demasiadas dudas, muchas decepciones, pero al fin, el inicio de la tercera semana del Giro de Italia trajo el espectáculo que tan marchito estuvo en los quince días previos. Este martes, la 16ª etapa trajo un duelo directo entre los favoritos que dejó a dos grandes triunfadores: Joao Almeida y Geraint Thomas. El portugués ganó la etapa en Monte Bondone, la de mayor enjundia de las diez que ahora lucen en su palmarés, para convertirse en el octavo corredor que estrena su cuenta de victorias en una gran vuelta en esta Corsa Rosa, mientras que el británico recuperó la maglia rosa que hace unos días regaló a Bruno Armirail. Pero, ¿qué hay de Primoz Roglic? El esloveno no fue capaz de seguir a Almeida y Thomas en los kilómetros finales y tuvo suerte de contar con la ayuda de un excelso Sepp Kuss, que evitó una debacle para su líder. Eddie Dunbar, la gran sorpresa de este Giro, fue el único mortal que se codeó con los tres gigantes. La carrera se pone preciosa.

Los tambores de guerra sonaron desde el comienzo de esta impresionante jornada de 203 km y 5.200 metros de desnivel acumulado. La escapada, de unos 25 corredores, no se consolidó hasta superados unos 40 km y contó con la presencia de varios corredores que ya sabían lo que era vencer en este Giro: Aurélien Paret-Peintre y Ben Healy. El irlandés sumó 44 puntos entre el Passo di Santa Barbara y el Passo Bordala, lo que le sirvió para desbancar a Davide Bais del liderato de la montaña (primer corredor de Irlanda que encabeza esta clasificación en la historia). En esas, el Jumbo-Visma decidió poner ritmo en el pelotón y controlar la fuga durante muchos minutos, hasta que llegados al ecuador del recorrido fue el Groupama FDJ quien empezó a trabajar para estirar el chicle del rosa de Armirail. La diferencia entre cabeza de carrera y el menguado grupo de favoritos, se paralizó en 6 minutos.

Camino del Serrada, penúltima ascensión del día, se formó una escaramuza por delante que quedó liderada por dos Astana, Pronskiy y Scaroni. Benedetti, en tierra de nadie, perseguía por detrás, mientras Carlos Verona y Jonathan Lastra, los dos españoles de la fuga, permanecían a la expectativa. Y entonces… se alzó el Serrada. Desde las primeras rampas, el Jumbo demostró que, simplemente, en la hora previa de carrera se había tomado un respiro. Ritmo alto, sostenido y la ventaja de la fuga comenzó a caer en picado. Y eso que Roglic todavía tenía intactos a Kuss y Bouwman, sus principales escuderos.

Las intenciones eran claras en Monte Bondone. Roglic quería todo, etapa y liderato. Sus gregarios hicieron una primera selección, dejando el grupo de favoritos en veinte unidades. La fuga, pese a la última avanzadilla de hombres como Verona, Haig y Zana, estaba sentenciada. A 14 km de meta se apartó Dennis y hubo cruce de miradas entre Ineos y UAE. El conjunto de los Emiratos puso un puntito más y el cuento de hadas que estaba viviendo Armirail llegó a su fin a 10 km del final. Un kilómetro después, los capos se quedaron mano a mano en cabeza de carrera. Sólo Roglic conservaba a Kuss para hacer frente a Almeida, Thomas y Dunbar. El portugués fue el primero en encender los petardos y abrió un mínimo hueco, como si hubiese presentido lo que estaba por llegar... Thomas aceleró y Roglic no pudo responder, perdiendo, incluso, la rueda de su compañero Kuss por unos segundos. Muy al límite, pero Almeida logró resistir a rueda del británico para jugarse con él la victoria al esprint. Ahí, el portugués impuso su punta de velocidad para hacer historia. Pese al mal día, y gracias a un salvavidas llamado Kuss, Roglic salvó los muebles para ceder únicamente 25 segundos. El Giro, al fin, ha estallado.