CICLISMO

Otro secreto en Asturias

La Cruz de Linares, uno de los seis finales en alto a estrenar en La Vuelta este año, nuevo descubrimiento en Asturias. Será en la etapa 18, el día 14 de septiembre, metidos de llenos en la tercera semana de carrera.

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Pelayo Sánchez, en la ascensión a la Cruz de Linares. Con sus 8,3 km al 8,6% de media, es un puerto fijo para el corredor del Burgos BH, ya que vive a escasos kilómetros del arranque del puerto. “Con los ojos cerrados”, dice conocer las distintas curvas de la subida.

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En la cima del puerto, se pueden observar otras célebres montañas de Asturias. Por su ubicación, esta ascensión sirve como encadenado para otras de la zona de alrededores. “Es un buen modo de acumular metros de desnivel”, cuenta Pelayo. Poco frecuentado hasta el momento, tras La Vuelta eso cambiará.

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El corredor asturiano analiza con el redactor de AS, Dani Miranda, y el cámara, José Miguel Buera, la ascensión a la Cruz de Linares. En la cima del puerto, totalmente despejada, se encuentra una pequeña explanada, prácticamente a un paso de la zona de la sierra del Álamo.

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Pese a que buena parte del puerto estará cubierta por árboles, es cierto que hay tramos de carreteras despejados, sin protección, por lo que el viento puede pasar factura. La ascensión se hará en dos ocasiones dentro de los últimos 30 kilómetros, siendo la segunda la meta. Entre ambas, un técnico descenso para luego volver a subir por la otra vertiente.

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Antes de arrancar la subida, José Miguel Buera coloca en el casco de Pelayo una cámara GoPro para grabar la ascensión en primera persona. Durante la escalada, los corredores pasarán por dos localidades: Castañedo y Linares. El desenlace de la etapa será un poco más delante de esta población.

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Pelayo Sánchez es la gran estrella del Burgos BH y estará en La Vuelta si todo va bien. Tras pasar un 2022 complicado con enfermedades, esta temporada, a sus 23 años, está sacando su mejor nivel y logró estrenar su palmarés de la forma “soñada”: con un triunfo en la etapa reina de la Vuelta a Asturias, con final en Oviedo.

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“Ese doble paso dará mucho juego porque es posible que veamos dos carreras. Una por la etapa y otra por la general”, explica el corredor mientras pasa al lado de unas vacas. La ganadería es una de las principales actividades de la zona. Con población reducida, también cuenta con gente jubilada que reside en una zona “tranquila”.

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Según salen los corredores de Castañedo, tendrán que afrontar una rampa de hormigón en la que se alcanza la pendiente máxima de la ascensión: 16% de desnivel. Un tramo en el que prácticamente se ‘retorcerán’ de lado a lado. Una vez pasado este tramo, también se acaba la zona hormigonada y vuelve el asfalto.

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Pelayo ya corrió La Vuelta en 2021 siendo muy joven: “Eso fue como pasar la mili”. Ahora llega con otro estatus y como corredor consagrado. Su familia, amigos y afición estará en las cunetas para esa 16ª etapa, el día después del Angliru, que tendrá inicio en Pola de Allande y un total de cinco ascensiones, incluido el doble paso en la Cruz de Linares.

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La dureza empieza desde la salida, con varias curvas en forma de herradura y después, algunos tramos de pendiente constante hasta la localidad de Castañedo. Una vez pasada, la ascensión cuenta con algún que otro ‘tobogán’ antes de atravesar Linares y encarar la recta final, esa que decidirá el triunfador del día en una cima inédita.