Ciclismo
Caravaca en La Vuelta: Valverde analiza el puerto ‘rompepiernas’
El Alto de la Cruz de Caravaca es uno de los seis finales en alto inéditos de esta edición. Será en la etapa 9. En tierras murcianas, no podía faltar un ilustre: Alejandro Valverde.
Alejandro Valverde, al inicio del puerto todavía en las calles de Caravaca. Junto al murciano, dos compañeros de grupeta (por detrás) y expectación de la gente, con gritos de “¡Vamos, Valverde!” al paso del corredor, que responde con una sonrisa y un saludo.
Alejandro Valverde visualiza el perfil del puerto del Alto de Caravaca con Dani Miranda, redactor de Diario AS. El del Movistar ascendió por vez primera este puerto, ya que está a 80 km de su domicilio habitual (Las Lumbreras), algo retirado de su zona de entrenamiento.
El puerto cuenta con rampas pronunciadas que llegan hasta al 20%. Es de segunda categoría y está compuesto por 8,2 km al 5,5% de desnivel medio. Este último dato es algo engañoso, porque es al contar con varios descensos. Valverde dio fe de ello: “¡Me ha sorprendido!”.
Durante el reportaje con AS, que suponía la presencia de Valverde en Caravaca de la Cruz, la voz se empezó a correr por la localidad murciana y fueron varios los aficionados que acudieron a la zona a hacerse una foto con el que fuera campeón del mundo, que accedía sin problemas.
Caravaca ya acogió en el pasado etapas de La Vuelta, principalmente para velocistas, pero el gran cambio este año será su final en alto. Se trata de un puerto semidesconocido, que a buen seguro será frecuentado tras La Vuelta. Además, tras el reportaje, fue asfaltado. Todo estará a punto para el 3 de septiembre.
La subida, en su mayor parte, es desprotegida en cuanto a árboles se refiere, por lo que el viento será un factor para tener en cuenta. Valverde lo tuvo “de culo”, pero no influyó demasiado. Sus colores del Movistar, equipo al que está ligado con un rol de asesor y consejo tras la retirada, y su Canyon, inseparables para entrenar.
Los entrenamientos de Alejandro Valverde pocas veces son en solitario, y es que su grupeta, la de toda la vida, es muy importante para él. A Caravaca acudió con dos compañeros. Cuando El Bala se exprime, es obvio que no pueden seguirle. De hecho, y pese a estar retirado, no muchos podrían… profesionales incluidos.
Pese a estar retirado, Valverde sí compitió en este 2023. Lo hizo en la modalidad de gravel. “Tenía que haberme traído esa bicicleta”, dijo en tono humorístico mientras arreglaban el puerto. Este año corrió dos pruebas de la UCI Gravel World Series (La Indomable y Ranxo) y ganó con mucha claridad. El Mundial de este año, en octubre, apunta a ser uno de sus objetivos.
“Calculo que tardarán en subirlo entre 20-22 minutos y mover 390-400 watios. Hay algunas curvas técnicas, con desnivel, y tendrán que estar atentos para frenar la bici. Es un puerto para un escalador que acepte cambios de ritmo. ¿Favoritos? Vingegaard, Roglic, Ayuso, nuestro Enric Mas…”, analiza Valverde sobre la ascensión.
La subida cuenta con tramos de hasta el 20% de desnivel, ya en la parte final, justo el sitio ideal para atacar según Valverde. “Es el momento. Luego hay un descenso y ahí es difícil que te recorten. Después, a tope hasta la meta”, explica. El desenlace “puede ser de cinco-seis corredores, un grupo pequeño”.
La meta de esta novena etapa con final en alto será… ¡en un helipuerto! Tras una curva a derechas, estará el arco de llegada. Un espacio reducido, pero suficiente para albergar la prueba, como se demostró en ocasiones recientes en sitios similares. “Es una subida que me recuerda a Mas de la Costa (2019), en la que gané”, compara Valverde.
Tras ascender el puerto, llegó el momento del almuerzo para Valverde y sus dos compañeros de grupeta. Café con sacarina y una tosta de queso a la plancha antes de seguir con su entrenamiento. Al partir, agua fría para rellenar el bidón. El murciano cuenta con un equipo júnior, el ‘Valverde Team’, con corredores que despuntan. Él, mientras, suma más de 40.000 km de entrenamientos este año… el ciclismo es su vida.