Dumoulin y el ‘apretón’ más famoso del ciclismo: “No podía aguantar"
En plena disputa del Giro 2017 con Nairo Quintana, el holandés se bajó de la bici para hacer sus necesidades durante una etapa. Aun así salió vencedor.
Siete años han pasado y parece toda una vida. Cuando ocurrió el célebre momento que nos ocupa, los Tadej Pogačar, Remco Evenepoel, Jonas Vingegaard y compañía no habían llegado aún a nuestras vidas. Echando la vista atrás, es casi ciclismo añejo, de otra época. Quizás esa sea una de las razones por las que recordamos esta historia con tanta claridad, además de tratarse de un suceso único, memorable, que tuvo un final feliz para su protagonista: Tom Dumoulin.
Corría la 16ª etapa del Giro de Italia del año 2017. El holandés, tras quedarse a las puertas de la gloria anteriormente en La Vuelta, llegaba a aquella jornada como flamante portador de la maglia rosa, cumpliendo su condición de gran favorito al título. Eso sí, con permiso de su máximo rival y coprotagonista de aquella Corsa Rosa: Nairo Quintana. Ambos corredores, en su ‘prime’, libraron un épico duelo hasta el final que pasaría a la historia de este deporte. También lo fue lo que ocurrió en el Umbrailpass…
En la última ascensión de esa etapa reina del Giro, que incluía los pasos previos por el Mortirolo y el Stelvio, Dumoulin empezaba a ceder terreno. Algo no iba bien. Con más de 30 km de etapa por completarse, la carrera saltaba por los aires. Un giro de guion radical. A la altura de una señal, Dumoulin se bajaba precipitadamente de la bicicleta, tiraba el casco, se quitaba el maillot y… sobre el manto verde de los Alpes adoptaba la posición de la figurita más famosa de los belenes: el ‘caganer’.
Las imágenes, como no podía ser de otro modo, dieron la vuelta al mundo. ¡Dumoulin podía perder un Giro por culpa de una indisposición! Ver para creer. “He tenido problema. Tenía que cagar, no me podía aguantar. Lo he empezado a notar en el descenso del Stelvio y he tenido que detenerme. No podía más”, declaró el holandés del Sunweb al término de una etapa en la que, a duras penas y tras ceder 2:10 respecto a Quintana, pudo salvar el liderato por 31 segundos: “Decidí no rendirme y ver donde quedábamos después de cruzar la línea de meta. Ha sido duro hacer en solitario toda la subida y por supuesto muy decepcionante. Tenía buenas piernas y siento que podría haber estado con el grupo de los ciclistas de la general, pero no fue así. Tengo la maglia rosa, pero estoy muy enfadado. Ha ido todo mal”.
Un final feliz
En la 19ª etapa llegó el sorpasso en el liderato. El final en alto en Piancavallo fue idílico para Quintana y un tormento para Dumoulin. El colombiano dio lo mejor de sí en su terreno predilecto, mientras que en su particular calvario con las altas cumbres, el del Sunweb trató de minimizar pérdidas. Nairo le metió más de 1 minuto, lo que le dio la maglia rosa por 38 segundos. Al día siguiente, la llegada a Asiago dejó una lectura muy diferente para Dumoulin, que cedió muy poco con el colombiano. Una victoria moral de cara a una contrarreloj final en la que se decidiría todo. 53 segundos les separaban, aunque entre medias se colaron Nibali (a 39″) y Pinot (a 43″).
Los casi 30 km llanos que daban forma a la crono de Milán eran todo un as bajo la manga para Dumoulin. Era su terreno. Y en aquellos años era el mejor. Metro a metro, sector a sector, el cronómetro no engañaba: la remontada era posible. Tras cruzar meta con un tiempo de 33:23 (2º en la etapa por detrás de Jos van Emden), Tom consiguió un imposible, dándole la vuelta a una situación que parecía perdida, rindiendo a su mejor versión en el momento de mayor presión.
Finalmente, 31 segundos de margen con Quintana le fueron suficientes a Dumoulin para proclamarse campeón del Giro, el mayor éxito de su carrera deportiva en un año mágico en el que también conquistó el Mundial de contrarreloj. Justicia poética (en ese Giro fue líder desde la etapa 10 a la 18) para un corredor muy especial, cuyo palmarés y mentalidad nunca estuvieron a la altura de sus impresionantes condiciones, lo que le llevó a retirarse en 2022 con tan solo 32 años. Ahora, sin tantos nervios ni problemas de estómago, hace sus pinitos como atleta, dándose el gustazo de firmar un tiempo de 1:10.04 en la Media Maratón de Ámsterdam. Genio y figura.
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