Ciclismo | Tour 2012 | 8ª etapa

Enésima sacudida

Samuel abandonó por una caída. Ganó el francés Pinot, 22 años

reuters

Siempre se puede empeorar. Hasta el infi erno tiene sótano. Samuel Sánchez, una de las pocas esperanzas españolas para el presente Tour, se cayó ayer y abandonó la carrera con un dedo fracturado y un hombro maltrecho. Más que derribado de su montura, parecía fulminado por un rayo. Su participación en los Juegos está descartada (28 de julio) y esa, y no otra, era la razón de su llanto. Samuel, vigente campeón olímpico, ha hecho de su estampa ciclista un recuerdo del oro de Pekín: zapatillas doradas, ribetes dorados en el maillot, casco dorado, adornos amarillos en la bicicleta, pendientes olímpicos y un tatuaje con los cinco aros en su omoplato derecho (el sano). Todo eso se estrelló contra el asfalto. De ahí el estruendo.

Junto a Samuel se cayó Valverde, al que ya no se le distinguen las secuelas físicas de las morales. Ha probado a dejarse barba para no ser reconocido, pero tampoco funciona. Cuando no le arrojan una rotonda en mitad del camino, desde el cielo le tiran un meteorito. Y le aciertan. Sin heridas de gravedad, Valverde atrapó al pelotón y se descolgó luego, en la última subida. Cruzó la meta a 2:20, en compañía de Cobo y Taaramae, que conserva el maillot blanco.

Después de tanta fatalidad ya hay quien asegura que estamos pagando los tiempos de la insultante abundancia: cuatro victorias en los últimos seis años, nueve podios en trece ediciones. De ser así, convendrá ponerse a refugio porque todavía nos lloverán fl echas.

Quien se encuentra, de momento, a salvo de la maldición es Haimar Zubeldia (35 años). Ayer ganó un puesto en la general y es quinto (en esa posición acabó los Tours de 2003 y 2007). Lo consiguió sin un síntoma de vanidad. Ayudó a Frank Schleck en el Alto de Croix y el esfuerzo no le impidió cruzar la meta en el grupo de favoritos, cuatro segundos por delante de su teórico jefe de fi las. Se impone una revisión en el escalafón del equipo RadioShack. Que alguien llame a Armstrong.

Por delante, gloria bendita. Ataques, contraataques y atardecer zulú. Ciclistas por delante, penitentes por detrás y los británicos de negro sin romper la formación. Hasta el último puerto. Allí demarró Van den Broeck, que se incorpora al mundo de los favoritos. Le siguieron los generales, pero a fuerza de estirar el pescuezo. Las escaramuzas continuaron en el descenso y en el llano final, donde Evans y Van den Broeck tomaron metros de ventaja. La buena noticia es que Wiggins no tendrá una tarde plácida.

Perla. Mientras eso sucedía, el francés Thibaut Pinot, el más joven de la carrera (22 primaveras), dosifi caba su ventaja, ganaba la etapa y se erigía en la nueva esperanza del ciclismo galo (Rolland perdió 1:26). Que Dios le proteja. Y sin tregua se disputará la crono de hoy, 41,5 kilómetros. La idea es que arrase Bradley Wiggins, pero hasta las ideas se nos fracturan últimamente. De modo que observaremos sin pensar.

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