Ciclismo | Tour 2012 | 7ª etapa

Sky significa cielo

Froome gana y Wiggins es líder. Descalabro de los españoles

efe

Bienvenidos al pasado, cuando casi siempre ganaban otros. Así será el Tour de este año. Cumplida la séptima etapa, nuestras opciones de victoria, incluso de podio, se reducen a un improbable pereirazo. No se aflijan, no demasiado. El Tour de nuestra infancia se escribía en términos parecidos y nos atrapó para los restos. En aquellos tiempos hubiéramos celebrado con verbena y baile el sexto puesto en la general de Zubeldia, la escapada de Luis León y su trofeo de la combatividad. En aquellos tiempos éramos jóvenes e inocentes o, para mejor decir, vintage.

Nunca falta montaña en el Tour, por cierto, que nadie lo vuelva a decir. El primer puerto digno de llamarse así hizo saltar por los aires la carrera. En los seis kilómetros de la Plataforma de las Chicas Bellas (dan ganas de hacerse socio) la relación de aspirantes al triunfo final se redujo a tres, quizá cuatro: Wiggins, Evans, Nibali y... Froome. La recomendación es apostar por uno y correr lo que queda del Tour a su grupa. Será divertido.

Los demás candidatos son lágrimas en la lluvia. Valverde pinchó poco antes de la última subida y nunca sabremos qué hubiera sucedido en caso de comenzar la ascensión con los favoritos. Con Valverde, en los últimos tiempos, siempre ocurre igual: nunca sabremos. El ciclista más dotado de los últimos años, el Sagan de la pasada década, acabará su carrera deportiva con un gran palmarés, pero muy debajo de su talento. Habrá influido la mala suerte, pero también los malos consejeros. Balaverde perdió 2:19 en la cumbre (como Klöden y Mollema).

Zubeldia, a 44 segundos del vencedor, fue lo más florido de la representación española; su nombre nos arranca otro suspiro: nunca sabremos hasta dónde podría haber llegado si se hubiera enfadado más. Samuel se desfondó en los últimos kilómetros y entregó 1:31. Lo de Cobo provocaría rubor (7:58) si fuera sorpresa.

Por delante no había nubes en el cielo. Sky lució equipazo y Froome remató la faena. Estiró tanto su último relevo en favor de Wiggins que le dio para ganar la etapa y asombrar al mundo. Ya lo vimos en la Vuelta y las dudas de entonces se repetirán ahora: ¿Podrá ganar a Wiggins, se lo permitirán? Y una pregunta extra: ¿Por qué diablos habrá renovado con Sky quien mostró aptitudes de primer espada? Ah, lo olvidaba: el dinero, esos cromos.

Oposición.

Cadel Evans y Vincenzo Nibali, ambos admirables, serán la leal oposición, sin perder de vista al estonio Taaramae, mejor joven, y a sólo 32 segundos del liderato de Wiggins. Hoy pasarán todos una nueva prueba, camino de Suiza. La etapa es una tortura de 157 km, con siete puertos y ninguna tregua. Tendría gracia que el Tour 'anti-escaladores' estuviera decidido antes de la primera contrarreloj, mañana lunes. Tendría gracia (bastante más) que los muertos que matamos ayer gozaran hoy de buena salud.

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