Vinokourov refuerza aún más la moral del Astaná

Nada más cruzar la línea de meta de la Lieja-Bastoña-Lieja, Alberto Contador se fue a la carpa del podio y se fundió en un abrazo con el vencedor, Alexandre Vinokourov. El kazajo, hombre duro y frío, tenía un punto acuoso en los ojos; los hielos también sufren emociones. En sus primeras declaraciones agradeció hasta cuatro veces el trabajo del equipo.

Esa era la cuestión. La fortaleza del Astaná, un equipo que se construyó al final de año con lo que quedaba, estaba muy cuestionada. Contador ha ganado la París-Niza, la Castilla y León y el Algarve, con sendas etapas, Vinokourov, el Trentino, otra etapa y esta gran clásica. Once victorias, sumando las de Iglinsky (Eroica) y Gasparotto (etapa de la Tirreno). La moral del equipo sigue en alza. Parece que Contador no va a ir tan desnudo al Tour.

Vinokourov, que ya ganó en Lieja en 2005, repitió triunfo un mucho por su fuerza y un poco por aprovechar el marcaje entre los favoritos. El kazajo saltó en un repecho entre las dos últimas cotas: Roche Faucons y Saint Nicolas. Y encontró la ayuda del ruso Alexandr Kolobnev, otro roble.

En Faucons había atacado Andy Schleck y le respondió Gilbert. Más tarde saltó Contador, como una bala. En el descenso quedó resuelto el corte: los tres mencionados, Evans, Valverde, Igor Antón, Purito Rodríguez, Vinokourov y Kolobnev.

Gilbert vio el peligro de la fuga de estos dos últimos y saltó en persecución. Poco después se le unieron Evans y Valverde. Pero entre los tres no pudieron con el dúo ruso-kazajo, que se entregaron a tope hasta que, a 500 metros de meta, en la dura rampa final de Ans, Vinokourov distanció a Kolobnev en una dura pelea. Pura fuerza física.