Ciclismo | Tour 2009

Calma tensa

Los ciclistas se entrenaron por espacio de hora y media en los alrededores de Limoges. Mientras Contador criticaba al equipo en rueda de prensa, Armstrong se relajaba escuchando a los Rolling Stones. La segunda parte de la carrera se presenta movidita y apasionante.

Durante los años 80 se barajó la posibilidad de que Hollywood estuviera preparando una película sobre el Tour. Incluso se dejó ver por la carrera uno de los actores llamados a protagonizarla. Se trataba de Dustin Hoffman, cuyo perfil parecía muy apto para encarnar a un escalador maduro, pequeño y narigudo. El proyecto no cuajó, quizá por las dificultades técnicas, o tal vez porque se temió una fría acogida en el mercado americano. Existían precedentes como El relevo (1979) o American Flyers (1985: Kevin Costner con maillot y bigote), pero retratar un pelotón con 200 actores-ciclistas circulando por Francia se antojaba una empresa demasiado cara y arriesgada.

Los tiempos han cambiado y la vida de Lance Armstrong, icono indiscutible en su país, ha servido en bandeja el guión de una película que ya escribe Gary Ross (Seabiscuit) y que podría tener a Matt Damon como protagonista. El final de la trama se cuece durante estos días en el Tour.

Actitud.

Sería demasiado fácil decir que vivimos una carrera de película, pero no viene mal plantearlo si sirve para adoptar una actitud más positiva. Lo apunto porque percibo una legión de ofendidos entre los aficionados españoles. Incomoda Armstrong en concreto y el Astaná en general, y se da por hecho que existe una conspiración contra Contador.

No sé cómo lo tomaríamos si el regreso que nos ocupa fuera el de Indurain y nuestro rival un joven extranjero, pero no debemos olvidar que Alberto aceptó seguir en el equipo cuando Armstrong anunció su vuelta en septiembre. Debería haberse preparado para este revoltijo, por tanto. Y debería, también lo creo, disimular su enfado como se disimula el cansancio en carrera, con el objetivo de transmitir confianza y fortaleza.

Pongo un ejemplo. Mientras ayer Contador criticaba al equipo en conferencia de prensa, Armstrong se comunicaba con sus fans en Twitter. "Estoy en la habitación relajándome y escuchando música de los Rolling Stones. Adoro mi vida, pero no estaría mal ser Mick Jagger por un día...". En ese mismo foro también ha colgado un vídeo con el actor Robin Williams.

Se trata de una batalla por la imagen que en nada debería afectar a las posibilidades reales de cada uno: Contador sigue siendo el favorito indiscutible y lo más probable es que Armstrong ceda en los Alpes. Sin embargo, ahora se desliza un riesgo que antes no existía: que Contador peque de ansioso, que se precipite, que pierda el apoyo de Klöden y Leipheimer, más receptivos a la leyenda de Armstrong.

La situación, insisto, es para disfrutarla. Si nos mueve la españolía, debería animarnos que nuestro candidato es el mejor y también podría excitarnos la posibilidad de tumbar a un ciclista que se retiró sin besar la lona. Si nos inspira el ciclismo sin banderas la motivación es absoluta: el Tour nos ofrece la oportunidad de asistir a un duelo de campeones que nos negaba la naturaleza.

No es una traición, ni una emboscada. Es, simplemente, una buena película. Matt Damon nos cuenta la vida de Armstrong y luego aparece Contador (Tobey McGuire) para poner el final y señalar el principio de otra película, la suya.

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