Mac McClung es un ser de luz para el Concurso de Mates de la NBA
Desde la G-League llegó Mac McClung para ganar el Concurso de Mates del All-Star NBA con una actuación brillante. Tres 50 de cuatro posibles.
Hacía falta originalidad. Ni alas o muelles enormes, ni la más embellecida carrocería que un vehículo pueda desear, ni un padre famoso... El que fuera capaz de encandilar con cosas nunca antes vista es el que tiene la ventaja ganada en el Concurso de Mates de la NBA de un tiempo a esta parte, dando igual otros atributos, y se volvió a demostrar en Salt Lake City. Un tipo blanco, de 1,88 metros, vistiendo un vendaje en una de sus manos y con más aspecto de usuario que de piloto encandiló a todos. Tanto que sólo pudieron volver a casa cuando Mac McClung, que así se llama este nuevo ídolo de masas de la mejor liga de baloncesto del mundo, les confirmó que el próximo año tendrían una nueva ración de vuelos imposibles.
Los que le acompañaron en el evento de este año se quedaron muy atrás. Jericho Sims, de los Knicks, realizó dos saltos verticales imponentes pero sin más fiesta. Kenyon Martin, de los Rockets, tuvo la potencia que exhibe en los partidos, y hasta la visita de su sénior para darle un plus a su repertorio, pero tampoco convenció al jurado.
Trey Murphy, que bien podría haber participado en el de triples o en el de mates porque es un dechado de virtudes, es el que más se acercó al oro. El jugador de los Pelicans estuvo a un punto, que se dejó por dar Lisa Leslie, del 50 en el segundo intento de la primera ronda. Un doble rectificado en el aire para engañar al espectador. Es lo más que se acercó a McClung. En la final sólo dejó ver sus largos brazos y su elegante puesta en escena, sin ese extra con el que sí contaba su rival.
El debate está servido: ¿debe invitarse a jugadores que no sean de la NBA a este concurso? La G-League, la liga de desarrollo, está en esa fina línea que a lo mejor sortearía las suspicacias. Es de ahí de donde vino Mac McClung para salvar la noche. Cuando fue anunciado para participar pertenecía en exclusiva a la competición secundaria de la NBA. Los más puretas no le habrían dejado participar. Entre el anuncio y la cita firmó un contrato dual con los 76ers que le colocó en una posición distinta, aunque el fondo sea el mismo. ¡Pero da igual! Que no nos perdamos en cuestiones burocráticas o vamos a dejar de ver espectáculos como éste. Este chico de 24 años, formado en Virginia (a la que hizo honor con una camiseta en uno de los mates), había advertido que tenía al menos dos propuestas nunca antes vistas. Cumplió. Su entrada al concurso fue un 50 al saltar a dos personas, una sobre los hombros de otra, y coger el balón para estamparlo contra el tablero y luego machacar de espaldas a dos manos. Muy creativo. Sólo en su segundo mate evitó el pleno total en el concurso.
Las dos ejecuciones de la final fueron impecables. Una combinación de fuerza e ingenio para mantenerse en el aire con su altura y ejecutar limpiamente. Maestría, fuerza sostenida, cabeza y confeti. En la final con Murphy se lo quitó del camino con dos golpes impresionantes: en un mate de abajo-arriba amagó dos veces mientras volaba; en el siguiente, también corriendo desde la parte derecha de la cancha, dio una vuelta y media en el aire.