SURNE BILBAO BASKET

Sule, parte II en Bilbao

El ‘guerrero’ bosnio regresa a Miribilla tras su paso por Tenerife: “No tengo miedo a nada, quiero que mis compañeros sean mejores”.

El ‘guerrero’ de Miribilla está de vuelta. Segunda etapa de Emir Sulejmanovic en Bilbao. Llegó a la capital vizcaína en 2019, tras perder a categoría con el Breogán, en donde también es un ídolo por su garra, y colaboró en una campaña inolvidable con los ‘hombres de negro’ en el año posterior al ascenso. Y eso que tuvo que estar un periodo inactivo tras romperse la muñeca izquierda en un mate. Jugaron la Copa y la fase final de Valencia, en la burbuja por culpa del COVID. Un año redondo que le catapultó al Tenerife, un club con muchas más aspiraciones. Tenía contrato en vigor en Bilbao pero ejecutó la cláusula de salida, algo que no hizo mucha gracia en el club y el entorno. Pero a Sule se le perdona eso y todo por su honradez sobre la pista sin regatear una gota de sudor.

Volverá a escucharse el grito de ‘Sule, Sule’ acuñado en el Pazo lucense e importado en Miribilla. A sus 27 años (2,06), llega a Bilbao un jugador mucho más maduro, con un título de la Champions bajo el brazo, precisamente conquistado como aurinegro en el Bilbao Arena, y con presencia en el Eurobasket con la Bosnia de Musa, aunque participó menos de lo que le habría gustado. El peso de las operaciones lo llevaban entre siete y el combinado balcánico acabó exhausto. Emir escapó junto con su familia de la guerra en su país y se fueron a Finlandia. Exhibe siempre exhibe con orgullo sus raíces, aunque tienen un reproche hacia los que gobiernan: “No tienen mucho interés en el deporte en general, cuando puede suponer una alegría más para nuestra gente. Son 40 minutos en los que la gente puede olvidarse de los problemas que hay en el país. No hay nada más importante que ver la alegría en su cara, juegas porque amas a tu país, te sientes orgulloso por ser bosnio y es importante que la gente esté orgullosa”, resume Sule. Cree que si hubieran tenido un poco más de fortuna contra Francia en su grupo (quedaron quintos, con 2-3, empatados con Lituania) “podíamos haber estado en la fase final de Berlín”. Pero remarca que lo verdaderamente importante era que Bosnia estuviera en un escenario con tanta repercusión “porque te ve todo el mundo... cuando ganamos a Eslovenia todos hablaban de nosotros y de Bosnia”. De hecho, hasta poco antes del torneo no sabían si iban a jugarlo, al sentirse medio abandonados.

Pero ahora se centra en su club. Ha tenido solo una semana de vacaciones, cuando pudo desconectar en Canarias, y llega con su ímpetu habitual. “Es un placer y estoy muy contento de volver a Bilbao. En mi anterior etapa aquí viví el mejor año de mi carrera”, subraya el ‘cuatro’ bosnio durante su puesta de largo en el concesionario Mini de Enekuri. Tuvo otras propuestas, pero le decantó el interés que mostraron el director deportivo, Rafa Pueyo, y el técnico del Surne, Jaume Ponsarnau. Si en su anterior etapa era el contrapunto de un Kulboka más tirador en la posición de ‘cuatro’, ahora esta faceta corresponde al sueco Andersson, y también podría actuar Rosa a caballo entre ese puesto y el cinco. En ocasiones puntuales, Emir también puede subir al ‘cinco’.

“Ha sido dos años raros y mi único deseo este verano era estar en un sitio donde me quisieran. Tenemos un grupo con mucha ambición e ilusión y aunque hay jugadores nuevos en la ACB vienen con mucha hambre”, destacó. Sobre su salida vía cláusula en 2020, justificó que trataba de “dar un paso más” en su carrera, aunque al final se hizo difícil jugar en un equipo con tantísima competencia y calidad. “Lo negativo lo he olvidado y me llevo solo las cosas positivas. Ahora estoy al 120 por cien centrado aquí para ayudar al equipo y dar alegrías a la gente”, señaló Sulejmanovic antes de reparar en la importancia de “dar un paso adelante” a nivel individual para paliar los problemas físicos que están afectando a la plantilla.

Llegó a Bilbao junto con el joven Ubal, cedido por el Barcelona, y sólo tuvo tiempo para los exámenes médicos y subirse a un autobús, para jugar en Torrelavega, donde ganaron al Valladolid y perdieron contra el Alega Cantabria en la final del torneo Nilo Merino. También se sumó a última hora Smith, el recambio de Goudelock. Las bajas de Radicevic, Andersson se sumaron a las ya conocidas y de larga duración de Rigo y Goudelock. Y cayó Hakanson, que acabó con un collarín. El equipo está en cuadro. Mañana toca la final de la Euskal Kopa en Galdakao frente al Cazoo Baskonia (19:30 horas, sorprendentemente sin retransmisión por ETB, y solo se podrá ver por streaming de la Federación Vasca). “Debemos tener siempre las mismas ganas, contra un rival de LEB Oro o de ACB. De estos dos partidos podemos aprender mucho para mejorar”, remató Sulejmanovic, quien siempre mira más en el plano colectivo que el individual: “No tengo miedo a nada, quiero ayudar al equipo, que mis compañeros sean mejores. No soy importante, nadie lo es tanto como el grupo, cuando falta alguien, tenemos que dar un paso más y que no se note tanto. Cuando venga la Liga, cada partido es vital, si viene una oportunidad y no la coges, luego pueden ir mal las cosas”.

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