Reacción del Barça en Múnich con Orellana

No era ni mucho menos un partido fácil, por el rival y por la situación, pero el Barça lo sacó adelante. Un Barça liberado, más sólido y compacto, bien dirigido por un Orellana que estuvo a la altura pero que no puede hacer milagros. Tras una primera parte excelente, dejaron al Bayern en 32 puntos, los fantasmas del pasado regresaron en unos minutos de desconexión que pudieron costarles un encuentro que se llevaron también con una pizca de suerte: el Bayern falló un tiro libre que hubiese enviado el partido a la prórroga. Buen concurso de Satoransky, notable de Shengelia y con un mejorado Clyuburn, los azulgranas superaron la primera piedra de un nuevo proyecto que debe comandar Xavi Pascual. Por el momento, sin embargo, todo se está dilatando más de lo esperado.

Desde el primer minuto se pudo comprobar cómo la consigna que recibió el equipo por parte de Orellana funcionó. Nada de pensar en el futuro técnico, en los rumores de fichajes o en la llegada de Pascual, todos debían centrarse en ganar en Múnich. Los tres primeros ataques de los bávaros acabaron en pérdida ante un Barça sólido, serio y concentrado, que no rehusó el contacto y que, como punto negativo, se cargó relativamente rápido de faltas. A la que encontraron el ritmo ofensivo dejaron al Bayern por detrás (15-20), en un primer cuarto en el que los azulgranas transmitieron tranquilidad y seguridad. Y tal como está el panorama en Can Barça eso es todo un logro.

La distancia se disparó por encima de los diez puntos (19-31) con dos triples de Laprovittola y un Clyburn, esta vez sí, con ganas de jugar a baloncesto. En ‘modo Euroliga’ el americano es diferencial como demostró contra el Bayern. Con nuevas rotaciones y un protagonismo más repartido, entró Norris, el Barça supo contener a los alemanes, que solo sumaron 32 puntos al descanso. Mejorar la defensa era y es una prioridad del equipo independientemente de quien se siente en el banquillo, y con Orellana lo consiguieron. Dinwiddie, el mejor local, anotó la mitad de los puntos de su equipo (32-43).

Ni todos los problemas que arrastra el Barça se iban a evaporar con la marcha de Peñarroya ni la defensa iba a cambiar completamente en dos entrenamientos. En el tercer período se volvieron a cernir las nubes sobre el juego del Barça, blando atrás y espeso en ataque. Las clásicas desconexiones de toda la temporada, de las que Jasikevicius no permitía, que sirvieron en bandeja el empate al Bayern (52-52). La incapacidad de coger algún rebote ofensivo y el excelente trabajo de Da Silva fueron determinantes. Al final, con dos destellos de calidad en estático, el Barça logró recuperar la ventaja antes del cuarto decisivo (54-61).

Con un Rathan-Mayes omnipresente el Bayern se acercó peligrosamente, obligando a Orellana a apostar por la vieja guardia, por el quinteto de gala, por los mejores del equipo en cada posición. 66-70 a cinco del final, con todo abierto, Shengelia se erigió como el líder azulgrana. Obst como el muniqués. Habiendo hecho muy poco en el partido un triple lejano dejó a los suyos 73-74 con menos de dos minutos en el reloj. Y no enviaron el partido a la prórroga de milagro: Dinwiddie falló un tiro libre con solo un segundo en el electrónico.

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