Orellana reactiva al Barça

Dos partidos sin Peñarroya, dos victorias. Este sería el resumen corto, simplista y también injusto de los dos últimos partidos del Barça. Los azulgranas ganaron a la Virtus (88-81) dando continuidad a la mejoría mostrada en Múnich y, sobre todo, ganando en regularidad. No hubo parciales terribles, no existieron los minutos de desconexión y las rotaciones, más sensatas y naturales, les llevaron hasta una victoria tan trabajada como merecida. Brillaron Punter y Clybrun en ataque, pero la diferencia estuvo en la defensa. El último cuarto de Vesely atrás, la energía de Parra y la actuación de Cale fueron factores decisivos para tumbar a la Virtus en un espléndido último período.

Algunas cosas han cambiado ya en el Barcelona con Orellana a los mandos y, seguramente, tendrán continuidad con Pascual. Se ha acabado lo de encajar más de 30 puntos en el primer cuarto. Otras, sin embargo, son más complicadas de cambiar a corto plazo. Por ejemplo, la debilidad por dentro. Así llegaron los primeros puntos de la Virtus, ante un Vesely y un Shengelia que son jugadores bastante más efectivos en ataque. No es casualidad que el Barça sea el equipo que menos tapones pone de toda la Euroliga y uno de los que menos rebotes defensivos coge. Ante la Virtus los sufrió. Cuando los italianos empezaron a anotar de fuera y Edwards castigó la leve defensa de Clyburn, construyeron una mínima ventaja.

Los minutos de Laprovittola, que relevó a Satoransky, fueron buenos en conjunto pero malos en lo individual. Tuvo que fallar dos triples y una canasta de dos antes de anotar, pero el juego colectivo ganó fluidez. Lo agradeció especialmente Willy, muy cómodo al lado del argentino (20-19). Pero Laprovittola no es un jugador que acostumbre a fallar mucho y ante la Virtus ya había cumplido el cupo de errores. A base de triples, suyos, de Punter y Brizuela, ajustaron mucho los azulgranas el partido (33-34). El porcentaje exterior del Barça, por encima del 65 por ciento.

El problema del Barça, como casi siempre, no fue ofensivo. El problema, como casi siempre, fue defensivo. Cale estuvo inteligente con el uso de las faltas y fue el mejor defensor del equipo, pero en líneas generales permitieron a los visitantes jugar muy cómodos. 12 asistencias y ninguna pérdida de la Virtus en los primeros 19 minutos de partido son la mejor muestra, y consecuencia, de las deficiencias azulgranas. Eso sí, ni un ‘pero’ al desempeño y la actitud de los azulgranas antes del descanso. Con un ‘buzzer-beater’ de Punter desde el centro del campo, se marcharon por delante al vestuario (45-43).

Cale siguió demostrando que es un buen defensor y un jugador perfectamente válido para el Barça, entrando el partido en una fase más lenta, sobre todo de puntuación, que amenazaba con llevar el marcador igualado hasta los minutos finales (55-52). Clyburn tenía otros planes, pero los rebotes ofensivos dieron mucha vida a los de Ivanovic, que firmaron al final del tercer cuarto sus mejores minutos. El Barça, en cambio, colapsó de tres. De un 8 de 12 en la primera mitad a un 0 de 8 en el tercer periodo. Y obviamente se reflejó en el marcador (61-67).

Pero cosas del baloncesto, o de las rachas, entraron los tres primeros triples del último cuarto. Uno de Brizuela, dos de Parra, para ponerse por delante de nuevo y encender el Palau en tres minutos (72-69). La energía defensiva, liderada también por Parra, empezó a ganar el partido para el Barça. Fueron los mejores minutos de los locales, con acciones de mérito, un Vesely omnipresente y una Virtus desconcertada a la que le quemó el balón. El parcial a los 5 minutos, 2-16.

Fue suficiente para amarrar la victoria. No sobrados, la Virtus se acercó 83-80 a dos del final, pero un triple de Clyburn y uno anterior de Punter sellaron el partido.

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