Wiggins por fin regresa a la NBA

Los Warriors han activado el modo de campeón, han pulsado ese botón que tienen en un rincón no localizable de su estructura, han dejado salir todo el gas. Van a por todo. No sólo han recuperado la mejor forma de sus dos principales activos, Stephen Curry y Klay Thompson, sino que pronto van a tener a otra de las partes principales de la osamenta que les hizo campeones allá por el último junio. Andrew Wiggins ha regresado a la disciplina de Golden State después de 51 días de ausencia, casi dos meses de paradero desconocido (menos para la gente de la franquicia y sus allegados) en los que se ha temido por su temporada. La enfermedad de su padre, que prefiere no comentar en público en estos momentos, forzó que pidiera un tiempo de asueto para estar al lado del familiar. Desde el 13 de febrero se ha mantenido la privacidad absoluta sobre lo que acontecía en su vida pese a que el equipo lo estaba pasando mal deportivamente, viendo el peligro que en el Oeste han supuesto las posiciones de la zona media de la clasificación, lo que otorga más merito a la callada por respuesta que ha habido sobre él.

Ha sido en lo que englobó el duelo con los Thunder este martes, capital, cuando esa última pieza se ha colocado en el puzle. Ya lo tienen consigo. No aún en la cancha, pero llegará pronto. “No creo que me lleve mucho tiempo poder volver”, dijo ante los periodistas en la previa del partido contra OKC. Ha estado 22 partidos viéndolo por la tele, necesita acoplarse de nuevo al resto de compañeros pese a que ha estado trabajando con un entrenador personal para no perder la forma. “Me sentía muy bien cuando me fui. Estaba con ritmo, metía los tiros y me movía bien. Espero volver como lo dejé”, apuntó también el jugador. El alero se había perdido otro encadenado de 10 encuentros entre diciembre y enero al juntarse dos dolencias en su cuerpo, por lo que no se ha llegado a ver a ese Wiggins clave que ayudó a ganar el último Anillo a los de Kerr. El técnico, precisamente, comentó su regreso al equipo destacando que es “una presencia que aporta calma” y “todo el mundo le quiere”.

Los Warriors han hecho de la ausencia de Wiggins un reflejo de su temporada. Para venir de ser campeones, bastante floja. Aunque son el típico equipo ya hecho que mostrando sus puntos flacos puede cambiar de marcha en cualquier momento y adelantarte cual Aston Martin en manos de Fernando Alonso. El equipo de San Francisco ha firmado un 12-10 sin tener disponible al jugador canadiense. Poco para ellos. Pero ahora entran en otra fase de la campaña, sabiendo que podrán echar mano de Andrew si así se le pide: hay que meterse entre los seis primeros (con dos plazas para tres equipos) e intentando elegir el sexto antes que el quinto para no medirse con los Suns tan pronto. Un ejercicio de equilibrismo que se ajusta como un guante a lo que es capaz de conseguir esta dinastía. Frente a los Thunder se puso una primera piedra con un 136-125 que les empata con Clippers y Lakers y que, por otra parte, deja a los de Oklahoma al borde la caída.

En lo relativo al partido, altibajos -demasiados- para el conjunto local. Cedió 79 puntos en la primera mitad y tuvo que hacer un sobreesfuerzo en la segunda para que no se escapara otro triunfo. Sólo una parte de los ‘Splash Brothers’, Curry, fue el que más contribuyó a ganar en ausencia de la otra, Thompson, con el escudero Jordan Poole (30) haciendo su trabajo. Los californianos pusieron coto a Gilgeous-Alexander (32) y sus chicos ganando la batalla del rebote, +16, y del triple, 42%, y remontaron. 34-19 en el parcial definitivo en una noche de júbilo, y no sólo en la parte deportiva sino también en la humana, para el combinado reinante en la NBA.