Wembanyama es el rey del desierto

Partidos como el de hoy son los que empiezan a construir carreras de leyenda. La de Victor Wembanyama, en caso de que llegue a serlo, está en sus primerísimos pasos. Sólo ha jugado cinco partidos en la NBA. Pero con actuaciones como la que ha dejado ante los Phoenix Suns no tardará mucho en sentarse a comer en la mesa de los más grandes. Al menos de los de ahora, veremos si de los de siempre. El jugador francés hizo de todo y casi todo bien en la segunda victoria consecutiva de los San Antonio Spurs en el desierto de Arizona (121-132), esta vez con Devin Booker enfrente además de Kevin Durant, en un partido en el que los texanos primero borraron del mapa a su rival, después vieron como se les escaba una ventaja que llegó a ser de 27 puntos en el segundo cuarto, y finalmente supieron aguantar la crecida y el ambiente de Phoenix para llevarse la victoria.

Un porcentaje altísimo del triunfo hay que ponérselo en el haber de Wembanyama, que ya estaba haciendo un enorme encuentro antes del último cuarto, pero que entonces lo remató con 10 puntos de un parcial de 0-12 de su equipo justo después de que los Suns consiguieran empatar el partido a 106 a cuatro minutos del final gracias a un triple liberado dese la esquina de Keita Bates-Diop. En ese momento todo apuntaba a que los Suns iban a culminar el sorpasso, que era inevitable que los poco experimentados Spurs acabaran perdiendo el partido. La dinámica del encuentro así lo indicaba. Pero los grandes jugadores no entienden de dinámicas, tendencias ni cosas por el estilo. Y Wemby es un jugador como la copa de un pino. Un triples, tres tiros libres, un mate espectacular y un maravilloso tiro en suspensión desde media distancia fueron las canastas que apagaron el infiero que se les había montado en ese momento. El más caliente del partido y el que el jugador francés congeló como si llevase toda la vida jugando en la mejor liga del mundo.

Acabó con 38 puntos (15/26 en tiros, 3/6 en triples, 5/6 en tiros libres), 10 rebotes y 2 tapones. Desde Shaquille O’Neal en 1992, ningún jugador lograba llegara a 100 puntos y 10 tapones en sus primeros 5 partidos en la NBA. Y quintando a David Robinson, los 38 tantos es la mejor marca anotadora de la historia de un rookie con San Antonio. Enfrente, como decíamos al principio, sí estuvo Devin Booker, a diferencia de hace dos días. El escolta ha vuelto tras perderse los tres últimos partidos y lo ha hecho en forma (31 puntos, 9 rebotes y 13 asistencias). Tampoco Durant acabó con malos números (28+6), aunque su +/- fue el peor de los Suns (-17). Pero el gran problema para ellos fueron las pérdidas (14), especialmente en una primera mitad que acabó con un parcial de 55-75. Luego lo intentaron arreglar y estuvieron a punto, pero un equipo que aspira al anillo no se puede permitir una desconexión semejante durante tanto tiempo. A la espera de que debute Bradley Beal, de momento el proyecto de los Suns no arranca.

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