NUGGETS 118-KNICKS 145

Una paliza en las Rocosas

Exhibición de Anunoby, Towns y Brunson en pista de unos Nuggets sin vida, desastrosos y que ya han perdido cuatro veces en Denver.

Ron ChenoyUSA TODAY Sports via Reuters Con

Los Nuggets no pueden jugar cada partido contra los Lakers, y es una pena para ellos. Porque las obvias deficiencias (físico, defensa…) de los angelinos maridan con un claro control psicológico de ese duelo directo y el resultado es que casi, casi siempre se ve la mejor versión de los de las Rocosas cuando el rival va de púrpura y oro. ¿Si no es así? En ese caso, pueden hacerse muchas preguntas en Denver sobre cómo va la temporada y cómo van a exprimir, con verdaderas aspiraciones, esta ventana de obvia competición que ofrece el monstruoso prime de Nikola Jokic.

Resulta llamativo ver a los Nuggets ser zarandeados en su pista, en la altura de las Rocosas. Pero es que, aunque no todos los partidos son tan horribles como este, están 5-4 en casa, la mitad ya de todas las derrotas que apilaron en su cancha la temporada pasada (33-8). Y es un 9-7 que no da para presumir, precisamente, de funcionamiento colectivo si se atiende al extraordinario nivel de Nikola Jokic. Michael Malone ha tenido que llamar la atención y poner el grito en el cielo por lo que considera una actitud displicente, directamente intolerable en noches como esta en la que el campeón de 2023 fue asfaltado por unos Knicks que atacaron sin oposición, contra una defensa de papel (118-145).

Habla Malone: “Estaría bien ver liderazgo, estaría muy bien ver dureza y estaría muy bien ver físico. Estaría muy, muy bien jugar como si nos importara algo lo que está pasando, y esta noche no ha sido así. Russell Westbrook alza la voz pero hace falta más. Necesito a Nikola Jokic, a Jamal Murray. Necesito que los que estaban en el quinteto inicial lo hagan también. Nos estamos engañando porque si esté es el nivel de esfuerzo con el que vamos a jugar, ni nos vamos a acercar a ser un equipo de playoffs. ¿Si vamos a tirar de la cadena y que pase este partido? No, y una mierda, no voy a hacer eso. No tiras de la cadena y ya está si haces el ridículo, si concedes 145 puntos, si no juegas duro y no te esfuerzas, si no eres físico en la pista. No pienso tirar de la cadena y que se olvide todo eso”.

Murray, cuya temporada está siendo terriblemente decepcionante (si se aplica cómo tendría que ser su madurez como jugador, cuál es el techo que ofrece su talento), no ayudó a despejar dudas sobre dónde está el equipo. El canadiense aseguró que, bueno, venían de ganar a los Lakers en L.A. y algunos se quedaron en L.A. y… bueno, no estaban en lo que tenían que estar: “Es una temporada larga, los jugadores tenemos vidas fuera del baloncesto. Acabamos de ganar en L.A., algunos viven en L.A. y se quedaron allí… no creo que para este partido estuviéramos concentrados, y si no lo estás te pasa lo que nos ha pasado”.

Los Nuggets perdían 53-76 en el descanso. En su último partido en casa remontaron en una situación similar contra los Mavericks, aunque también acabaron perdiendo. Esta vez, ni eso. Westbrook metió 24 de sus 27 puntos en un tramo de nueve minutos del último cuarto, y eso fue lo más divertido qué tuvieron los aficionados de unos Nuggets desarbolados, desconectados en defensa y con una versión totalmente aguada de Jokic (20 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias). Muy poco contra unos Knicks embalados, que jugaron a placer y repartieron 45 asistencias, la mejor cifra de la temporada en toda la NBA y con al que igualaron también la mejor de la franquicia en su historia.

Jalen Brunson firmó 17 de esos 45 pases de canasta y apiló, además, 23 puntos. El motor que propulsó a OG Anunoby y Karl-Anthony Towns. El alero jugó, seguramente, el mejor partido de su carrera. Al menos en ataque: 40 puntos, 16/23 en tiros totales y 5/7 en triples. Y el pívot volvió a demostrar, como en los últimos playoffs, que su estilo mezcla bien con los Nuggets, un rival que no le pone en apuros en lo físico y contra el que puede explotar sus virtudes: 30 puntos, 15 rebotes, 4 asistencias, 3 robos y un brillante 12/15 en tiros.

Los Knicks están 10-7 y empiezan a enseñar trazos del equipo que pueden llegar a ser, un aspirante con galones en el Este. Lo que deberían, claro. Thibodeau, eso sí, sigue en las suyas y mantuvo a los titulares demasiados minutos del último cuarto en pista. Será que nunca se fía, tampoco cuando enfrente hay un equipo sin interés ni energía. Y ese fue el caso, esta vez, de unos Nuggets que jugaron uno de sus peores partidos en mucho tiempo y que siguen sin tener la continuidad necesaria para parecer uno de los equipos buenos de verdad de la NBA. Lo son en sus picos, pero tienen que huir cuanto antes de valles tan calamitosos como este.

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