Un ramalazo del Westbrook de antes

Si hay que decirlo se dice: muy bien Russell Westbrook. No todo iba a consistir en contar males y desgracias del denostado base, que ha cuajado una auténtica exhibición ante los Grizzlies, sin Kawhi Leoanrd ni Paul George, y con buenos números y sensaciones. Victoria, además, muy importante para los Clippers, que siguen en una dura pugna con Suns (cuartos) y Warriors (sextos) por la pugna de esa posición que ocupa la entidad de Arizona, la que da ventaja en primera ronda de los playoffs. Algo balsámico e importante, especialmente para unos Warriors que van 9-29 fuera de casa esta temporada y que tienen que mejorar en exceso lejos del Chase Center si quieren tener opciones de, al menos, estar cerca de igualar el anillo que conquistaron la temporada pasada, el cuarto de la que es la última gran dinastía de la historia de la NBA. Y una de las mejores, sino la mejor, de siempre. Ahí estará siempre el debate.

Volvemos a Memphis: Westbrook se salió literalmente, corrió como un guepardo, asumió galones y mucho tiempo de bote y de balón. Hizo, en definitiva, lo que más le gusta y lo que pudo hacer en los Thunder tras la polémica y cuestionada salida de Kevin Durant rumbo a Golden State. Allí monopolizó un sistema que jugaba por y para él, con buenos finalizadores y rodeado de triplistas para que su atractiva capacidad de contraataque y su explosividad y facilidad para la penetración primaran. Fueron los años del MVP, el título a Máximo Anotador, los triples-dobles a mansalva y los aplausos constantes en una ciudad de la que acabó, y hoy en día sigue siendo, el héroe. No puede ser de otra forma, por mucho que todo lo que pasó por allí (incluidos Paul George y Carmelo Anthony) constatara que el techo era tan bajo como grande la dimensión de Westbrook. Tres primeras rondas consecutivas con Billy Donovan en el banquillo certificaron el fin de un proyecto del que hoy, todavía, se terminan de recoger las migajas. Cosas de la NBA.

De una forma u otra, siempre es un placer volver a ver ramalazos del Westbrook de antes, aunque sea exclusivamente por una noche: 36 puntos, 4 rebotes y 10 asistencias con, atención. 13 de 18 en tiros de campo y... ¡5 de 5 en triples! Una cifra espectacular para un jugador siempre cuestionado tanto por su selección de lanzamiento como por su lanzamiento. Westbrook hizo, además, 2 tapones, perdió solo 2 balones y finalizó con un +3 en pista en 35:30 en pista. Y bien contenido en el último cuarto, en el que disputó algo más de 6 minutos y transformó 9 puntos, además de no perder ningún balón y poner esos dos tapones. En el otro lado, Ja Morant le propuso un bonito duelo y también convirtió 36 tantos y repartió 9 asistencias; pero se quedó en 1 de 6 en tiros en el último periodo, bien defendido por Westbrook, y cometió 8 pérdidas. Una losa, esta última, demasiado grande para decidir un final apretado. Todavía le queda mucho al base para reconciliarse con la opinión pública tras su escándalo, pistola mediante. Es lo que toca.

En los Grizzlies, la baja de Jaren Jackson permitió a Santi Aldama irse a más de 32 minutos y anotar 17 puntos, además de atrapar 8 rebotes. También hubo cosas buenas de Xavier Tillman (16+9+5), 12 tantos de Luke Kennard, 30+6+4 de Dillon Brooks... En el festival de puntos de un duelo plagado de bajas también estuvieron los Clippers, que acompañaron a Westbrook con 14 tantos de Eric Gordon, 10+7 de Ivica Zubac, 11+2+3 de Terance Mann, 13 de Norman Powell, 20 de Bones Hyland y, sobre todo, 27 de Robert Covington desde el banquillo, con 9 de 10 en tiros de campo y, otr vez atención, 7 de 7 en triples. Fue la mejor arma de unos Clippers que convirtieron hasta 22 lanzamientos desde el exterior (en 37 intentos). Espectacular. Igual que ha sido volver a ver la mejor versión de un Westbrook que no va a voler (sería muy atrevido pensar lo contrario), pero que, de cuando en cuando, no hace disfrutar de un ramalazo de lo que fue antes. Mola.