Los Suns pasan su primer bache

Los Suns no funcionan por el momento. Sólo hemos visto una versión de prueba y fue el primer día, en el que sólo faltaba uno de los tres que forman su alineación estelar. Booker va y viene por unas molestias en el tobillo izquierdo y Durant es la constante que se mantiene. Pero no da con eso. De seis partidos sólo han podido ganar dos, con los Spurs de Wembanyama sentando cátedra en ese lapso, y empiezan las dudas sobre la configuración de la plantilla. Porque dar soporte a un trío de superjugadores nunca es fácil, el equilibrio es complicado de encontrar.

En el inicio de un periplo por el Este, un back-to-back que este domingo les lleva a Detroit, se han llevado otro revolcón. Los 76ers les ganaron 112-100 en Filadelfia para alardear de nueva plantilla después del traspaso de James Harden a Los Angeles Clippers. Covington y Martin ya juegan, Batum y Morris aún aguardan. Oubre ha saltado a la titularidad, quién sabe si permanentemente, y lo celebró con 25 puntos y la sensación agradable para los de Nurse de que han fichado a un arma muy válida para cuando la guerra escale.

Los Suns no contaron este sábado por la noche ni con Beal, todavía sin debutar, ni con Booker, que descansó tras haber regresado a las pistas en el anterior encuentro. En el caso del ex de los Wizards calentó con fuerza y está en la rampa de salida para poder jugar. Es demasiado notorio que ambos no están y que Durant es un jugadorazo pero tampoco es inmortal. El conjunto de jugadores que pululan a su alrededor se está mostrando insuficiente, o que no les sacan partido, a tenor de lo acontecido en esta semana y media que llevamos.

Para el entrenador visitante, Frank Vogel, la defensa sobre Joel Embiid, MVP de la NBA y eje de los Sixers, fue buena (”estoy contento con cómo le defendimos en conjunto”) a pesar de que no jugó en todo el último cuarto y sus rivales firmaron un -7 en ese tiempo. Ni siquiera le hizo falta forzar al pívot originario de Camerún. En verano cambiaron a Ayton por Nurkic, que uno por otro son de los que tienen alarmantes problemas en defensa, y el bosnio volvió a estar por debajo de las prestaciones que en las oficinas se tienen. Uno de los veteranos de los Suns, Gordon, aseguró en vestuarios al acabar que “no hay nada de lo que preocuparse” aunque dice que tienen que “hacerse el juego fácil los unos a los otros”. Química por mejorar, eso es entendible, pero desde la ligera cavilación sobre si el superequipo no lleva la gasolina tan súper.

Los de Pensilvania fueron en ventaja los primeros minutos y empezaron a hacer la goma con su rival. ¿Que metía un triple sobre la bocina, obra de Goodwin, para terminar el primer cuarto? Parcial de 9-4 para estirar. ¿Que Durant se activaba, tras tomarse un pequeño respiro, en dirección y anotación? El que ponía el +7 al descanso y también sobre la bocina era Oubre. Con un triplete de tiros de tres en sólo un minuto abrieron los Sixers la segunda mitad y ahí se empezaron a resentir los Suns, cortos de efectivos para hacer daño a Philly. En el segundo tramo del tercer periodo volvieron a hacer lo que mandara K.D. (y lo que manda K.D. lleva altas dosis de conocimiento) y firmaron un 3-12 que les dejó a las puertas de la remontada, chafada por un triple sin conciencia de Embiid corriendo por el perímetro como si fuera un escolta. Mentalmente ya habían perdido, pero costó un rato más hacerles sacar la bandera blanca de la paz. Los de Nurse habían involucrado a más agentes del caos, como Reed o Korkmaz, y habían vuelto a manejar ventajas, aunque fue con dos triples casi seguidos de Tyrese Maxey (22+10) con lo que sentenciaron cuando todavía quedaban 5:30 minutos de partido. Un alivio para unos que es sufrimiento para otros.