No hay quien acabe con los Heat

Las semifinales de la NBA regresaban al Madison Square Garden una década después. El ambiente era el propicio y esperado para una ocasión así. Lleno hasta la bandera y el público ávido de ver ganar a su equipo, de que los Knicks se pusiesen por delante en una eliminatoria que parecía haberse puesto muy barata tras la eliminación de los Bucks. Pero esos que se cargaron al monstruo estaban delante y después de ganar dos veces en Milwaukee, el ambiente del Madison no les iba a asustar. Y eso que los locales salieron en tromba y llegaron a poner una ventaja de 12 puntos en el marcador en el segundo cuarto, jugando con más energía, ideas y mucha superioridad en la zona.

Todo eso lo cortó Miami Heat poco a poco. Al descanso la ventaja ya era solo de 5 puntos (55-50). Los abuelos del lugar, Kyle Lowry y Kevin Love, dando lecciones de cómo se juega a este deporte. Los actores de reparto, Gabe Vincent y Caleb Martin, convirtiéndose en principales. Y las estrellas, Jimmy Butler y Bam Adebayo, apareciendo en su justa medida. Todo junto formó un cóctel que no le sentó nada bien a unos Knicks que acabaron perdiendo la batalla de las zonas, se lo jugaron todo al tiro de tres y les salió cruz (7/34) y acabaron pareciendo pollos sin cabeza. Quienes al principio tomaban buenas decisiones, como R.J. Barret (espectaculares sus primeros minutos) o Jalen Brunson, pegaban tiros en los pies de su equipo al final.

Esta vez no hizo falta una actuación histórica de Butler para que los Heat ganaran, pero su partido le hace entrar en la historia de otro modo. Es el quinto jugador que enlaza seis encuentros de playoffs con 25 o más puntos y un 50% en tiros de campo en todos ellos. Los otros nombres son los de Kareem, por partida doble, Bernard King, Michael Jordan y LeBron James. Lo cierto es que es al nivel de estos nombres al que que está jugando en estas eliminatorias el escolta de los Heat, que dio el susto a cinco minutos del final cuando se le dobló de más el pie en un choque fortuito con Josh Hart y se quedó en el suelo retorciéndose de dolor. Pero si de alguien no se puede dudar de su profesionalidad es de él, que volvió a la pista en cuanto pudo.

El próximo partido, el segundo, se volverá a jugar en Nueva York en la madrugada del martes al miércoles (01:30). Los Knicks, que no contaron hoy por lesión con Julius Randle, necesitan vencer como sea para no irse a Florida con un 0-2 que sonaría a misión imposible. Aunque visto lo visto en estos playoffs, nunca digas nunca.