Ni el mejor Lowry de Miami frena el ímpetu de los perfeccionados Hawks

Quin Snyder ha cambiado la cara de estos Hawks. No es la primera vez que este conjunto, capitaneado por Trae Young, pide un relevo en el banquillo para sentirse más cómodo. Un movimiento que denota peligro mirando al horizonte, sí, pero que surte efecto en el corto alcance. Así lo han demostrado desde que su entrenador es otro. En el último tramo de la temporada empezaron a jugar mejor, de forma acorde a la plantilla tan pintona que tienen, y han rematado en la primera oportunidad que han tenido para subir al séptimo lugar de la Conferencia Este. No se puede decir que no hayan acertado, ya hay una recompensa importante.

Atlanta va a los playoffs, donde se las verá en primera ronda con los vigentes subcampeones de la NBA (Boston Celtics), después de firmar un enfrentamiento sin apenas errores en Miami frente a los Heat. Se apoyaron en una primera parte realmente bien trabajada y no dejaron escapar vivos (105-116) a los floridanos en su pabellón, que se quedó frío al verse ahora entre la espada y la pared. El viernes llegará un duelo ya a vida o muerte con el que venza en el Raptors-Bulls.

Kyle Lowry completó su mejor partido con la camiseta de los Heat en el día indicado después de un tiempo aciago allí, superando la treintena y metiéndolas de todos los colores, pero un de las pocas notas positivas de un equipo que ha perdido la jerarquía de antaño y al que Erik Spoelstra va a tener que meter mano contrarreloj para no quedarse sin temporada antes de tiempo. Los Hawks, viendo que en la parte exterior recibían mucho y no sumaban nada, se centraron en dominar la pintura y la estrategia les reportó un júbilo con el que hicieron buen el camino, siendo ésa una de las patas que les sostuvieron para acabar ganando.

Impecables los Hawks en la primera mitad, jugando con los Heat como Mari Carmen hacía con sus muñecos. Marionetistas deportivos. Capela es el Capela de siempre y sobre él se puede sobrellevar una estrategia de buenas continuaciones acabadas en el aro, balones doblados tras bloqueos y largos brazos que actúan con la inteligencia propia de un cerebro. Si a ese buen tono se juntan Young y Murray en una versión tranquila y tranquilizadora, las dos cosas, Atlanta sólo apunta a ganar. En el segundo cuarto la ventaja llegó a ser de 24. Al descanso sólo estaban 15 arriba y hasta sabía a poco después de un dominio atronador. Y al comenzar la segunda parte, mientras Jimmy Butler escuchaba gritos de “MVP” por parte de su público sin ir ello acorde a la noche, Kyle Lowry despertó de su letargo. Un carrusel de tiros con el que la diferencia se fue acortando poco a poco en el marcador. Era el de los Raptors, el del equipo que fue campeón, el que en Toronto más tiraba del carro; 33 puntos con sólo cinco fallos en tiro. Pero despertó él y en bloque lo hicieron los Hawks. Kyle, pese a contar con un buen Herro (26) al lado, se quedó solo en comparación con ocho de nueve jugadores visitantes -Hunter, el único que no- que alcanzaron los dobles dígitos. Lo más que pudieron reducir los Heat fue a -6 (91-97), a falta de 7:42 y gracias a Lowry, pero en ésas se quedaron.