Mobley se desata

Los Cavaliers siguen sumando. El equipo de Ohio ha superado la primera crisis de la temporada: tras un inicio de 15-0, el segundo mejor de la historia de la NBA, cayeron en el Garden contra los Celtics. Y, poco después, lo hicieron contra los Hawks por partida doble, algo que les dejó con tres derrotas en cinco partidos. Pero el bache ha sido efímero y la franquicia ha puesto rumbo al estrellato: 21-3, tres victorias consecutivas y a volar. La Conferencia Este tiene dueño, en esta racha los Cavs se han impuesto a Boston para demostrar que no están de paso y que son claros candidatos al título. Aunque por el camino se hayan quedado fuera de la NBA Cup en su segunda edición, una ironía del destino que tiene que ver con que dos de las tres derrotas sufridas fueron en días que contabilizaban para el torneo y las tres ante rivales que estaban en su mismo grupo. Algo anecdótico dada la repercusión que está teniendo un campeonato que tuvo una espectacular entrada la temporada pasada, con victoria incluida de los Lakers, pero que ha perdido fuelle en la presente, algo que la mejor Liga del mundo deberá revisar con lupa si quiere que estos meses de regular season tengan más interés.

Volviendo al partido: los Cavs conquistaron Charlotte (102-116) para ganar a unos Hornets imberbes, que están compitiendo muchos partidos y perdiendo más todavía. Lo hicieron con un enormérrimo Evan Mobley, que cuajó su mejor partido de la temporada (que ya es decir) y se salió de todas las formas posibles. Y todo con un primer cuarto espectacular, en el que se fue a 23 puntos y 5 de 5 en triples, anotando más que el resto de sus compañeros de forma combinada (17 tantos) en esos 12 minutos). Los visitantes consiguieron entonces la máxima del partido (18-40) y se dedicaron a rentabilizar su ventaja, algo que hicieron siempre a medias y con susto incluido en el último cuarto, cuando los Hornets se pusieron a 4 puntos (100-104) con 5 minutos para el final. Todo se quedó ahí y los de Ohio volvieron a tirar de su imponente físico, sus triples y su capacidad resolutiva para inclinar la balanza de forma definitiva. Mobley, que anotó un triple más en esa parte clave del encuentro, acabó con 41 tantos (16 de 23 en tiros de campo, 6 de 8 en triples y 3 de 4 desde la personal), 10 rebotes, 2 asistencias, 1 robo y 3 tapones. Consiguiendo, por el camino, el tope de su carrera en anotación. Una actuación sencillamente redondo.

Los Cavs apabullaron a sus rivales en el rebote (47-37), repartieron más asistencias (28 por 23) y lanzaron con un 50% en tiros de campo, pero estuvieron a punto de tirarlo todo por la borda, algo que no ocurrió por talento propio y errores ajenos. Eso sí, los Hornets hicieron un gran esfuerzo y estuvieron a punto de dar una campanada inacabada. Brandon Miller fue el máximo anotador con 25 puntos, pero fue muy inconstante en el lanzamiento (7 de 21, con 3 de 13 en triples). Vasilije Micic, que sigue acumulando minutos y sensaciones desde la lesión de LaMelo Ball que le ha aupado a la titularidad temporalmente, se fue a 13 tantos, 5 rebotes y 7 asistencias. Josh Green logró 16 y, desde el banquillo, Mark Williams aportó 12 y DeQuan Jeffries se fue a 17 (7 de 11 en tiros) con 6 rechaces. Los Hornets se quedaron en un 43% en tiros de campo y fallaron 28 de los 39 triples que intentaron, pero pelearon, un día más, hasta el final. Con el mismo resultado: 6-17 de balance, penúltimo puesto de la Conferencia Este y octava derrota consecutiva, cayendo en cinco de ellas por 5 puntos o menos.

Todo lo contrario que el equipo de Ohio en lo que fue un partido de prácticamente líder contra colista, un puesto reservado para los Wizards de forma neta y completa (2-18, 16 derrotas consecutivas camino a un bochorno histórico). Los Cavaliers, además del increíble papel de Mobley, tuvieron la participación colectiva habitual: 18 puntos,. 8 rebotes y 8 asistencias de un Donovan Mitchell que siempre aparece cuando las cosas se ponen difíciles y fue absolutamente clave al final; 11+10+3 de un siempre sólido Jarret Allen, que muestra una fortaleza extraordinaria en la zona. Y otros 18 de un Darius Garland bastante errático en el lanzamiento exterior (1 de 7, sumando un 4 de 17 en los dos últimos partidos). La plantilla entrenada por Kenny Atkinson pone ahora rumbo a Florida para enfrentarse a los Heat antes de jugar en el cobijo que siempre da Cleveland frente a los ya mencionados Wizards y viajar a Brooklyn para medirse contra los Nets. Rivales, a piori (en la competición norteamericana nunca se sabe), asequibles para aumentar una racha que sigue su curso y un momento de forma extraordinario, majestuoso y hasta cierto punto sorprendente. Al fin y al cabo, son los máximos favoritos al título por detrás de los Celtics. Al menos, a día de hoy. Y con Evan Mobley a la cabeza. El resto, ya lo veremos.

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