Luka, tenemos un problema

Las cosas a veces no salen como uno espera. Que se lo digan a los Mavericks, que tuvieron una racha magistral de 15 victorias en 17 partidos para evitar el play in y amarrar el quinto puesto a dos jornadas para el final de la regular season, lo que les permitió dejarse ir entonces y dar descanso a los mejores antes de unos playoffs para los que se ganaron a pulso su billete directo. El duelo contra los Clippers prometía: los angelinos han eliminado a Luka Doncic en dos de sus tres participaciones en playoffs, una bonita rivalidad que llegaba en un momento perfecto para los texanos. Al fin y al cabo, Kyrie Irving estaba en plena sintonía con el esloveno, los fichajes de febrero (Daniel Gafford y P.J. Washington) estaban funcionando a la perfección y Jason Kidd había conseguido lo mejor que ha hecho hasta ahora como entrenador, que es que se dejara de hablar de él. Y no sólo eso: la rodilla de Kawhi Leonard no estaba bien y los rumores sobre que iba a perderse el inicio de la primera ronda se intensificaban mientras los angelinos, que seguramente no estén especialmente bien informados por la estrella muda, dejaban en el aire su presencia para el primer asalto. Finalmente, el alero no estuvo. Pero dio igual.

Tyronn Lue dijo en la previa que Kawhi ni siquiera ha empezado a hacer ejercicios de contacto, por lo que su presencia en la serie podría estar en duda y no parece que vaya a estar en el segundo asalto. Eso sí, tanto da si los Mavs se muestran como en la primera parte, cuando se cimentó la derrota: 66-30, con 8 pírricos puntos anotados en el segundo periodo y superados por todo: las circunstancias, la presión ambiental y quizá el hecho de tener delante a tres absolutas estrellas, que pase lo que pase lo son por mucho que se empeñen en tener a la opinión pública en contra: Paul George, James Harden y Russell Westbrook. El héroe en esos 24 minutos iniciales fue La Barba, que consiguió 20 puntos y 4 de 6 en triples, penetrando cuando quería, con ese primer paso increíble con el que hacerse hueco para el lanzamiento y unos detalles que recordaron al de sus mejores días. El escolta, reconvertido en base, encadena su 15ª participación consecutiva en playoffs, la racha en activo más grande de la NBA. Todo un logro para un jugador siempre contradictorio y ambivalente, que atesora un talento enorme, pero que se quedó en su día estancado en vicios propios y errores ajenos.

El partido se decidió ahí y los Clippers se dedicaron a rentabilizar la ventaja en lo que quedaba de encuentro. Llegaron a ir 29 arriba y se manejaron bien a pesar de los intentos de los Mavericks, que tiraron de orgullo con Kyrie Irving a la cabeza. El base finalizó con 31 puntos, 20 de ellos en el tercer cuarto, con 8 de 8 en tiros de campo, una actuación que permitió acercarse varias veces a los texanos, pero sin suerte. Tyronn Lue estuvo genial en el planteamiento y en los tiempos muertos, y cada vez que los texanos se acercaban los angelinos respondían, con el entrenador muy superior en todos los aspectos a un Jason Kidd que tiene muchas cosas en las que pensar de cara a lo que queda de serie, sea lo que sea. Y Doncic llegó tarde al partido, reaccionó cuando la ventaja era ya insalvable y adornó sus números, pero con muchas dudas: 33 tantos, 13 rebotes y 6 asistencias, pero 11 de 26 en tiros de campo, 4 de 12 en triples y 4 pérdidas en más de 42 minutos. La intensidad inicial de los angelinos le pilló frío, a contrapié, como si no fuera consciente de donde estaba. Y cuando se dio cuenta ya no había nada que hacer.

Datos y esperanzas

Los Mavericks se pueden quedar en que la segunda mitad fue buena y que los Clippers especularon, quizá demasiado. Se llegaron a poner a 10 dentro del último minuto, antes de una canasta contra tablero de Paul George (22 puntos) que lo dejaba todo sentenciado (109-97 al final). Es el peligro de este equipo, que atesora un talento increíble pero también es mayor, arrastra un importante historial de lesiones y puede ir a peor cuanto más igualado esté el partido y más larga sea la eliminatoria. Eso sí, funciona bien gestionando ventajas y está cómodo cuando va por delante. Westbrook sumó un 13+4+4 (con 2 robos) desde el banquillo y Harden llegó a 28, con 8 asistencias, mientras que Terance Mann se fue a 13 tantos. Pero el factor diferencial fue Ivica Zubac, que no sólo logró un 20+15, también se comió a Gafford (3 puntos, totalmente desaparecido) y a un Washington que lo intentó más pero no tuvo mucha más suerte. Cosas que pasan en una serie de playoffs, con un nivel defensivo que dista mucho del de la temporada regular y una riqueza táctica totalmente superior.

La parte mala para los texanos es que no tuvieron nada más allá de los 64 puntos que lograron de forma combinada Doncic y Kyrie, que los secundarios desaparecen y la intendencia se diluye; y que lanzaron con un 30% en triples (10 de 33) una losa demasiado grande para un equipo que necesita que entren de forma más acusada que otros para salir vencedores. Entrar tan tarde a los partidos es penalizable y ya han visto las consecuencias. Ahora, no pueden entrar tarde a la eliminatoria si no quieren irse 2-0 a Dallas con la obligación de ganar los dos, el agua al cuello y más dudas que otra cosa. Todo lo que sea seguir vivos será clave para unos Mavericks que no sólo necesitan la victoria por los temas obvios, también para darse a sí mismos un enorme chute de confianza que les permita volver a sentirse como al final de la regular season y no como si jamás hubieran jugado la fase final. El camino que se les ha quedado en playoffs es lo suficientemente jugoso (no verían a los Nuggets hasta unas hipotéticas finales de Conferencia) como para dejar pasar la oportunidad. Y Doncic ya lleva en la NBA el tiempo suficiente como para saber que las cosas hay que hacerlas de otra manera. Por lo menos, mejor. Y llegando a tiempo. Ojo con eso.

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