Los Warriors vuelven a las andadas

Era un partido de alto voltaje, uno de esos señalados en el Oeste en cuanto uno echa un vistazo al calendario. Dos de los tres últimos campeones de la Conferencia (los Suns perdieron las Finales en 2021, los Warriors las ganaron en 2022); Kevin Durant contra los Warriors que fueron sus Warriors, Chris Paul contra los Suns que fueron sus Suns. Devin Booker, Stephen Curry, el mal momento de los Warriors sin el sancionado Draymond Green, la estabilización de los Suns sin el lesionado Bradley Beal… y dos equipos, al fin y al cabo, con máximas expectativas, empeñados en ser presente en un Oeste en el que arrecia un futuro que ya está aquí (Timberwolves, Thunder, Pelicans, Kings…). Ganaron los Suns (123-115), que quedan 9-6, ahora con cinco victorias seguidas. Y perdieron los Warriors, que salen de Arizona con 7-9 y que ven lejísimos lo que fue un 5-1 en el inicio de curso. Llevan ocho derrotas en diez partidos.

El partido tuvo más drama que buenas noticias para los dos equipos. Para empezar, porque Chris Paul se encontraba con su némesis, un Scott Foster con el que sus problemas diplomáticos son una cuestión de años y que es, además, un árbitro con demasiado afán de protagonismo. Para no saltarse el guion, Foster expulsó a Paul, al que señaló dos técnicas seguidas (y una tercera a Steve Kerr) por protestar, antes del descanso, la culminación de un pésimo segundo cuarto que trituró las opciones de los Warriors (37-16). La ventaja de los Suns llegó a los 23 puntos, entró en +16 (91-75) al último cuarto… y sin embargo todavía les tocó remar a los locales, que metieron a toda prisa a Kevin Durant y Devin Booker cuando la cosa se apretó a falta de menos de dos minutos. A base de intercambiar errores y meter tiros libres, los Suns evitaron un mal trago (los Warriors estuvieron a tres en los últimos segundos). Y mantuvieron viva su racha de victorias.

Dudas, siguen teniendo. Ganaron con muchos más tiros libres lanzados (52 por 29, 28/29 entre Durant y Booker) y ese gran segundo cuarto en el que frieron a los Warriors. KD acabó con 32 puntos y Booker con 25, la pareja más estable de un equipo que todavía (y van 15 partidos) no ha podido contar en la misma noche con un big three sin estrenar (Bradley Beal sigue K.O.). Las cosas van mejor, las estrellas lideran y los secundarios van apareciendo y desapareciendo, lo que es bueno… y también malo. Y la noche tuvo momentos de felicidad y de nervios con ese extraño final en el que casi remontan unos Warriors sin titulares. Kerr mantuvo en los minutos finales a los que habían devuelto a su equipo al partido: Cory Joseph, Dario Saric, Jonathan Kuminga y dos rookies, Trayce Jackson-Davis y Brandin Podziemski, un excelente competidor.

Fue una decisión extraña, si se quiere valiente, de un Kerr que vio como los titulares (otra vez sin Green) sufrieron mucho en el segundo cuarto después de un buen inicio al ritmo de los triples de un Klay Thompson algo recompuesto (6/10, 23 puntos). Pero Paul (que lleva 6 asistencias en cuarto y pico) fue expulsado y Stephen Curry no tuvo su día (16 puntos, 1/8 en triples). Los Warriors siguen con sus enredos y sus malas sensaciones, apenas mitigadas por una victoria contra los Rockets que sirvió para poco más que evitar un 0-6 en seis partidos seguidos en casa.

Estos son dos equipos que, en su techo, tienen nivel de aspirantes de primer orden al anillo. Ninguno, entre unas cosas y otras, ha demostrado serlo en este primer tramo de la temporada. Y los dos están lejos del pico de forma y juego con el que deberían llegar a los playoffs. Mientras se cosen (o descosen) y se montan (o desmontan), van dejando partidos como este. Con chicha, nervios y más preguntas que respuestas. Estrellas que brillan o que tienen un mal día, árbitros que pintan demasiado y finales interesantes pero finalmente sin sorpresón. Así ganaron los Suns, mientras esperan a Bradley Beal; y así perdieron los Warriors, mientras esperan… a ser un poquito más los Warriors.

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