Los Warriors de toda la vida

Una vez más, los Rockets se han estrellado contra los Warriors. Es la historia de su pasado reciente, también de su presente. Cuando luchaban por llegar lejos en playoffs, cuando eran un legítimo aspirante al anillo, ahora que son un equipo que intenta poner su reconstrucción en la vía correcta… siempre parece que al final de su carretera les están esperando Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green. Por eso, pareció una temeridad cuando Tari Eason (que además es baja por lesión) retó a los Warriors antes de que estos visitaran Houston en lo que era básicamente una final por el play in. El viejo “venid a jugar, Warriors”, el recuerdo a la icónica película de bandas callejeras (The Warriors, 1979) que muchos, incluidos los Cavs de LeBron James y Kyrie Irving, usaron (casi siempre sin suerte) para desafiar y tratar de poner nerviosos a los de la Bahía.

Los Rockets no están para tantos trotes. Y los Warriors sí fueron a jugar: 110-133 en un partido sin historia en el último cuarto y con poca antes: los locales nunca mandaron y las ventajas visitantes llegaron a 23 puntos. La paliza no fue descomunal desde el principio porque las pérdidas de los Warriors igualaron lo que por sensaciones era un partido monocromático: ¡nueve! en el primer cuarto para regalar 13 puntos a unos Rockets que, incluso así, perdían 24-33. Los Warriors habían defendido bien y firmado un 8/12 en triples. Al descanso, ganaban 50-65… pese a 15 pérdidas (acabaron con 18) que dieron 20 puntos a su rival, permanentemente contra las cuerdas. Y ya básicamente eliminado: están 38-38, a cuatro partidos de los Warriors (42-34). Después de ponerse a uno solo y de mirar a este duelo con máxima ambición, los texanos han enlazado tres derrotas mientras los Warriors han experimentado un tremendo repunte (seis victorias seguidas) cuando parecían con un pie en el ataúd.

El balance de los últimos trece duelos en regular season es 13-0 para los Warriors, que no pierden con los Rockets desde febrero de 2020. Y a los que eliminaron en playoffs cuatro veces en cinco años (2015-19), incluidas dos finales del Oeste, la segunda (el 3-4 de 2018) en la mejor oportunidad de los últimos casi 30 años para que llegara un anillo a Houston. Viendo la historia y las inercias, el reto de Eason era arriesgado… y no salió bien.

Los Warriors, quizá por jugar en esa pista que tan buenos recuerdos les traen, fueron muy Warriors. Stephen Curry no tiró bien de tres (2/6) pero acabó con 31 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias. Klay Thompson sí tiró bien de tres: 29 puntos, 7/11 en triples, 5 al descanso (los mismos que todos los Rockets). 60 en total para los Splash Brothers, protegidos por Draymond Green y, todavía sin Kuminga de vuelta, un Trayce Jackson-Davis (20 puntos, 5 rebotes) al que Steve Kerr reconoció que costará sacar del quinteto titular. En los Rockets, sigue el regreso a la tierra de un jalen Green que vivió iluminado en marzo (esta vez, 13 puntos en 12 tiros) y puntos al menos de Jabari Smith Jr (24) y Cam Whitmore (17).

Los de Udoka estarán matemáticamente fuera de la carrera por el play in en cuanto ellos pierdan un partido y los Warriors sumen una victoria. En todo caso, casi no hay cuentas que les salven: necesitan acabar 6-0 o 5-1 y que los Warriors hagan, en esos escenarios, 1-5 o 0-6. Llegaban a este duelo en su pista con un hilo de vida, pero lo perdieron sin plantear apenas batalla. Su temporada será de progreso, pero no de despegue. Los Warriors, por su parte, han cogido el ritmo bueno en el momento más oportuno. Hoy juegan en Dallas, back to back texano muy exigente pero ya sin agobios por detrás y con la vista puesta en los Lakers y en tener, al menos, factor cancha en el primer play in, que para ellos será eliminatorio. No es gran cosa… pero es mucho más de lo que parecía aguardarles antes de esta racha francamente brillante de seis victorias seguidas.

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