Los Timberwolves mandan en el Oeste y los Bulls se dan una alegría

Parecía un día más en el proceso de demolición de Chicago Bulls pero acabó siendo… un día para sonreir (al menos un poco) en el proceso de demolición de Chicago Bulls. Al menos, hasta que los nervios volvieron a ponerse a flor de piel cuando Zach LaVine, que sigue escenificando el divorcio que le va a mandar a otra franquicia en las próximas semanas, estropeó la celebración (lo más parecido a una celebración que puede haber ahora en Chicago) con un empujón a la responsable de prensa del equipo que se dirigió a él para que atendiera a los medios. Después habló de un “problema de comunicación” para enmascarar lo que pareció simplemente, además de sus pocas ganas de dar explicaciones de nada relacionado con su futuro, una obvia incapacidad para unirse al conato de buenas vibraciones que sintió por fin su equipo tras remontar (102-97) a Miami Heat, que llegaba con siete victorias seguidas en el zurrón.

No están estos Bulls para desaprovechar días felices, y este acabó siendo uno a pesar de que comenzaron perdieron 1-22 (sí: 1-22) en la primera mitad del cuarto inicial. Un inicio que ponía sobre el tapete todas las miserias de un equipo (son muchas) sometido por ese ritmo mecánico que imprimen los Heat cuando engrasan su maquinaria. Pero los de Florida dejaron respirar a un rival moribundo, se relajaron y acabaron sufriendo uno de esos últimos cuartos que todavía tiene dentro DeMar DeRozan (23 puntos), que consumó el vuelco en un parcial (se abrió 68-76) en el que Jimmy Butler (25 puntos) no pudo sentenciar. Los Heat no se vieron por detrás hasta esos instantes finales, pero acabaron perdiendo un partido que jamás tendrían que haber perdido. Bam Adebayo terminó con 24 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias y los de Spoelstra están ahora en 8-5. Los Bulls, 5-9. Todo sigue mal, pero al menos mostraron orgullo y ganas de pelear, aunque tantas veces sea contra ellos mismos, mientras todo se viene abajo.

En el otro partido del Este, los Knicks aprovecharon la visita a Charlotte para lograr un triunfo cómodo (108-122), amasado ya en un primer tiempo en el que tomaron 15 puntos de ventaja y en el que Jalen Brunson anotó 26 de sus 32 puntos. Además, Julius Randle volvió a demostrar que está mejorando tras su pésimo arranque de temporada (21+6+8), Mitch Robinson volvió a ser un imán en los rebotes de ataque (11 para 14 totales) y DiVincenzo firmó un brillante 7/10 en triples (25 puntos). Muy serios, los Knicks (seis victorias en siete partidos, 8-5 total) no dieron opciones a unos tristes Hornets (3-9) en los que al menos jugó un gran partido el número 2 del draft, Brandon Miller (29 puntos). LaMelo Ball acabó con 34 y 9 asistencias.

Los Wolves toman el mando en el Oeste

Otra vez, Minnesota Timberwolves ganó uno de esos partidos que habría perdido sí o sí en las últimas temporadas. Y ya es líder del Oeste (9-3, mismo balance que Denver Nuggets), algo que no podía decir después de más de diez partidos de temporada desde hace veinte años (2003). Las sensaciones son inmejorables, porque el equipo de Finch encuentra formas de llevarse partidos que parecen fuera de su alcance. En Nueva Orleans (120-121 final) los Pelicans tenían un +14 y posesión a falta de poco más de siete minutos y medio. Ahí, las posibilidades matemáticas de victorias superaban el 98% para un equipo que había hecho méritos para escaparse a pesar de su tobogán constante de ausencias que esta vez incluyó a Zion Williamson, que descansó por ser segundo partido de back to back.

Pero los Wolves apilaron un 12-27 en esos siete minutos finales y ganaron con una canasta de talento de Karl-Anthony Towns y una buena defensa de Jaden McDaniels sobre Brandon Ingram en la última jugada del partido. Anthony Edwards (23 en total) y Towns sumaron 20 de esos 27 puntos finales, con mucho brillo del pívot, que jugó un partido excepcional: 29 puntos, 6 rebotes y 9 asistencias con un 10/11 en tiros. Estos no son, desde luego, los Wolves de temporadas anteriores. Son un equipo duro, con química y cada vez más experiencias y poso en la toma de decisiones. Los Pelicans vuelven a estar en negativo (6-7) pese a que rozaron el triunfo sin Zion. Ingram acabó con 30 puntos y 7 rebotes y Jonas Valanciunas con 26 y 11. Nota altísima otra vez para Jordan Hawkins (15 puntos, 4 asistencias), uno de los mejores rookies de este inicio de temporada.

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