Los Mavericks meten una mano en el tren cuando ya cerraban la puerta

En Dallas necesitaban la victoria para creer y, más aún, apurar las opciones de clasificación que todavía les quedan. La consiguieron. Ahora sólo les falta hacerlo mejor que los Thunder, que se mantienen en la décima posición del Oeste, en los días que quedan de fase regular y se habrán salvado de una absoluta deshonra. Que es lo que sería el pasar de finalista de conferencia a ni clasificarte para las eliminatorias en sólo un año.

Con un ajustado 123-119 los Mavericks hicieron buena su condición de locales en el American Airlines Center frente a los Kings. También hicieron valer que los californianos disputaban el segundo partido en dos días. También se aprovecharon de que para los de Mike Brown no hay ningún objetivo a la vista hasta que lleguen la hora de la verdad. Era lo que había que hacer. El balance clasificatorio de los texanos se queda ahora en 38-42.

Para Mavericks no había mucho que pensar más allá de ganar. Van a tener que tener el ojo puesto en lo que hagan los Thunder, sí, pero sólo vale la estrategia si ellos siguen cumpliendo el plan. Pasan a necesitar también la victoria ante Bulls y Spurs, que parece factible, y que los de Daigneault pierdan uno de los dos compromisos programados: Jazz y Grizzlies. Una batalla a distancia para quedarse con la última plaza.

Necesitan que su dúo dinámico funcione mejor que De la Calva y Arcusa. Y no sólo eso. Los Mavs también tienen que tener un tercer jugador que sume con ellos. Pocas veces desde que se fichó en el mercado invernal ha salido bien de otra manera. En este caso fue Tim Hardaway, autor de 24 puntos con buenos porcentajes, después de la rajada de su padre sobre la falta de química que existe este año. Doncic (29) estuvo en su papel. El que destacó más de los tres fue Kyrie Irving, que le puso el sello al triunfo metiendo 19 de sus 31 puntos en el último cuarto. Porque, cuando se quiere, se puede. Y más en el caso de gente que tiene facilidad innata para jugar a esto.

Apretón final con vistas al futuro: Doncic, Irving...

Hasta el domingo hay margen para transformar todas las dudas en sonrisas (aunque en el subconsciente pueda seguir existiendo incertidumbre). Una caída en el este punto dejaría muy tocado el proyecto después del alegrón de 2022.

La baja de Brunson en la plantilla de esta temporada ha hecho un daño terrible. Así lo confesaba Luka Doncic esta misma semana. Se dejó ir a un chico en crecimiento que había casado perfectamente con la idea sobre la que el esloveno quiere que gire el juego. En una entrevista en la previa de este partido con los Kings ha hablado Mark Cuban, propietario de la franquicia, sobre este y otros temas. Rechaza la versión de Jalen y su entorno sobre su salida a los Knicks. “Todo se vino abajo cuando Rick, su padre, se hizo cargo. Siempre pasa con los padres”. Es un doble golpe, ya que unas horas antes Tim Hardaway Sr. había llamado “llorón” a Doncic y había puesto en duda la armonía dentro del equipo en el que juega su hijo. En la conversación con la prensa habitual en la cobertura de los Mavs el dueño habló de su intención de renovar a Kyrie Irving el próximo verano a la vez que no quiso “comentar la situación de jugadores de forma individual” cuando se mencionó a Christian Wood, dejó claro su pensamiento sobre Kidd (”no creo que sea su problema que no tengamos identidad, el juego cambia de formas que no esperas”) y admitió que la frustración de Luka, comprometido o no con el proyecto en unos años, hay que corregirla: “Los jugadores no dicen: ‘Ey, estaré aquí los próximos 17 años’. Puede que quiera estar aquí todo ese tiempo, pero tenemos que ganárnoslo”.

A pesar de que Doncic pidió que se adecentara el equipo con un jugador de gran valía (y así se cumplió su deseo), la llegada de Kyrie Irving no ha dado los réditos que se pensaban. Lo malo es que, justo en este caso, lo peor no es ser 10º.

Caer eliminado en la regular season abrirá una grieta difícil de cerrar. El descontento de Doncic es palpable, tanto en gestos como en sus propias declaraciones, y hay que ofrecerle alternativas para seguir captando su atención. Ganar campeonatos, dice Cuban. O, por lo menos, estar en posición para hacerlo. El astro europeo es joven, 24, pero lleva ya cinco años en la NBA y el contador va subiendo. Su contrato va hasta 2027, con una opción de jugador para salir en 2026, pero puede forzar un traspaso en cuanto se vea en un callejón sin salida.