Los Lakers se quedan afónicos con Davis pero sin LeBron

Sin haberse olvidado todavía de ese duelo del pasado 28 de diciembre, en el que dos prórrogas decidieron un enfrentamiento colectivo que se volvió personal entre Stephen Curry y LeBron James, los Warriors quisieron tomarse la revancha. Y aprovechando que el rey no estaba en el trono. Lo avisó tras el Partido de las Estrellas de Indianápolis y se cumplió: debido a un tratamiento médico en un tobillo LeBron no fue de la partida este jueves en el Chase Center. Un atractivo menos para los aficionados, una oportunidad más grande para su rival.

Los Warriors no perdieron la ocasión de agenciarse este encuentro entre tanta necesidad que están pasando por subir en la clasificación del Oeste. Lo están haciendo, antes y después del parón. Se ve una mejora, no es flor de un día o algo ocasional que se pueda achacar sólo a la baja del contrincante más peligroso.

En el pabellón de San Francisco, que el año que viene será el que acoja el All-Star de la NBA, los locales ganaron 128-110 a su rival de estado en California.

Los Lakers no sólo estaban sin LeBron, también sin Wood, y fueron cediendo poco a poco el terreno al oponente hasta que éste se hizo con todo el territorio. No hubo sorpresas dentro del guión, las que necesita el equipo cuando falta una de sus dos superestrellas, y con ello esa montaña se hizo mucho más dura de ascender.

Con este escenario favorable vimos una versión de 32 puntos de Stephen Curry, anotando la mitad de sus lanzamientos, y bien apoyado por figuras secundarias que están acoplándose bien a un esquema en el que Kerr confía más y más. Green ha tomado el mando como pívot móvil y Wiggins y Kuminga se han puesto las pilas y además han demostrado que pueden jugar juntos. Thompson no tuvo su noche, metió una canasta en nueve intentos, y aun así aporta. Sin necesidad de sorpresa llega la novena victoria en los últimos once encuentros.

Los campeones de 2022 contaron con la aparición estelar de Trayce Jackson-Davis (17), sobre todo en un segundo cuarto en el que sentaron las bases de lo que querían hacer en los minutos en los que su tocayo Anthony Davis (27). Rápidas transiciones. Buenos posicionamientos. De ahí los 128 puntos. Y, como se mencionaba antes, en defensa poco lugar a ese paso adelante que en los Lakers han dado otros días jugadores como Hachimura o Prince. Al dar las claves de la derrota Darvin Ham, entrenador de Los Ángeles, apuntó a la afonía de Davis durante el encuentro -para dar órdenes a sus colegas- como uno de los problemas con los que se había encontrado su equipo. Corriendo un tupido velo ante tal afirmación, los Lakers sufrieron para sacar tiros con sentido desde el perímetro y se vieron atacados por un banquillo, el del otro conjunto, mucho más armónico y con más fondo; ésas son dos explicaciones con más sentido que la propuesta por el técnico.

Curry se mantuvo toda la velada en esos números estables que tanto ansía extrapolar al rendimiento colectivo: al menos el 50%. Con él se fue abriendo la lata en pequeños golpes. Se notó la diferencia entre los dos conjuntos en el primer descanso de Anthony Davis, la referencia de los visitantes, antes del descanso. Ahí el novato Trayce se labró un hueco en la zona del que ya no le echaron. En el intermedio la distancia era de once, 67-56, y quedaba lo peor. A mitad del tercer periodo un parcial de 7-0 modeló a estos nuevos Warriors, con Curry abriéndose a un segundo plano y lanzando a velocidad de vértigo a otros como Wiggins o Green. Se unieron a la fiesta Thompson, con su único tiro del partido, y Quiñones, el jugador al que acaban de ascender desde el equipo de desarrollo, y ahí los Lakers vieron que el remedio iba a ser el de dejar pasar el tiempo. Incluso sacaron a los menos habituales a falta de 5:52. Habían perdido ante un rival directo en la lucha por los puestos de honor de la conferencia y, además, validando los ajustes del cuerpo técnico de Kerr de cara a una fase final de la temporada que se presume salvaje.