Los Clippers sobreviven a la agonía

Los Clippers son un equipo mayor. Tienen a cuatro estrellas veteranas, que además han arrastrado lesiones y llevan muchas temporadas a sus espaldas. Pero ese grado de experiencia también vale para ganar partidos como el conquistado en Minnesota y ante los Timberwolves (88-89). Uno muy trabajado, defensivo, lleno de fuerza y garra. Un baloncesto de trincheras en el que han emergido los mayores en la más absoluta de las agonías. Y una victoria que les permite dejar atrás unos últimos resultados dispares (dos derrotas en los últimos tres partidos) y que les aúpa en la lucha por el trono de la Conferencia Oeste, que tienen ahora a menos de tres partidos. Algo muy importante para una plantilla a la que mucho viaje fuera de casa no le viene bien. Y para una franquicia que busca en una carambola tremenda, con cuatro jugadores que parecían imposible de cuadrar, la mayor gesta de todas: el anillo. Algo difícil para el hermano malo de Los Ángeles, con una historia llena de fracasos y una sola final de Conferencia disputada. Pero que podrían tener ahora más cerca que nunca.

Eso sí, estamos hablando de palabras mayores. Kawhi Leonard es el único de las cuatro estrellas que ha ganado el anillo, en su caso por partida doble. Pero con el resto ha sido imposible, y James Harden en particular es un jugador que tiene la etiqueta de ser muy difícil para conquistar el éxito. Es en su figura en donde hay más ojos puestos: Paul George y su irregularidad son de sobra conocidas, mientras que Russell Westbrook (que hoy fue baja) ha pasado a tener un rol secundario, pero no por ello menos importante, actuando como una especie de microondas que juega pocos minutos pero que es capaz de producir en ese tiempo si toma las decisiones adecuadas, algo que no siempre pasa. En este ecosistema se ha movido a la perfección Tyronn Lue, un entrenador como la copa de un pino que le ha dado el balón a Harden y se ha dedicado a defender mucho y muy bien.

Lo último se ha notado en Minnesota, donde ninguno de los dos equipos sobrepasó la barrera de los 90 puntos. Dos tiros libres de Kawhi daban una ventaja de tres puntos en un final de partido muy trabado. Con 13 segundos para el final, los Clippers protegieron muy bien el triple. Anthony Edwards se vio obligado a penetrar y conseguir una canasta sencilla. Pero luego, los Wolves no consiguieron hacer falta. La veteranía es un grado y los angelinos jugaron mejor al final. Con cabeza, defensa y buenas decisiones, consiguiendo llevar el balón al que querían e impidiendo que sus rivales lanzaran de tres. Y todo ello con un partido desastroso en el tiro de Harden: 0 de 10. Eso sí, repartió 10 asistencias. Su equipo tiene un récord de 17-2 cuando llega a esa cifra. Y los Clippers consiguieron sobreponerse a eso y hacerse con la victoria. Que no es poco.

Anthony Edwards se fue a 27 puntos, pero no fue suficiente. Tampoco los 12, con 16 rebotes, de Rudy Gobert, cómodo en este tipo de partidos, donde tiene mucha importancia el estar bien atrás. Karl-Anthony Towns se fue a 18 tantos, 9 rechaces y 8 asistencias. De nada sirvió: en un partido con pobres porcentajes en tiros de campo, Paul George se fue a 15 puntos y Norman Powell dio vida a los Clippers desde el banquillo: 24, con 6 de 8 en triples. Providencial. Pero el mejor, entre otras cosas porque es el mejor, fue Kawhi, que llegó a 32. Y a él se tienen que encomendar los angelinos, al talento de un hombre que se lesiona mucho pero que está sano esta temporada, que tiene un nivel estelar. El de una estrella atípica en su fondo y en sus formas que, sin embargo, es un auténtico titán a la hora de resolver las cosas y tiene, en sus mejores momento, el nivel de una leyenda. Los Clippers ganan en la agonía, en las trincheras. Y en una victoria muy (pero que muy) trabajada.