Los Celtics hacen añicos a su peor pesadilla

Esto sería lo normal. Lo que todo el mundo espera, lo que estaba en los pronósticos y lo que debería pasar cada vez que estos Celtics saltan a la pista, sea cual sea el rival. Incluso si son los Heat, ese equipo que tantos disgustos han dado a la marea verde, empeñada en conseguir su segundo anillo del siglo XXI, el primero desde 2008, el único que luce en sus vitrinas desde 1986. No hubo, y es lo lógico, milagro de Erik Spoelstra esta vez y lo que pasó en el segundo asalto pasa, de momento, por un mero accidente de esos que tienen los favoritos de cuando en cuando. El sobrefuncionamiento de la franquicia de Miami entonces, con 23 de 43 en triples y una sabiduría impropia de una plantilla sin Jimmy Butler, no ocurrió de nuevo. Y los principales aspirantes salieron más que vivos de un duelo sin historia, despejando dudas y haciendo añicos su peor pesadilla, esa que les ha torturado a lo largo de los últimos años. De hecho, la última vez que jugaron en el Kayesa Center un rebote con lanzamiento ganador de Derrick White dio una vida extra a la entidad de los 17 anillos. Pero, tras remontar un 3-0, cayeron en el séptimo partido en el Garden.

De esos fantasmas tienen que huir los Celtics, cuyo peor enemigo son ellos mismos. Pocas veces, quizá desde la dinastía de los Warriors, hemos visto semejante dominio en temporada regular de un equipo que ha alcanzado las 64 victorias y ha sido un martillo pilón que se ha comido a sus rivales sin ningún tipo de compasión. También a los Heat, a los que les han ganado los tres partidos de la regular season, cuatro consecutivos tras el game 1, una racha que se cortó de forma formidable y sorprendente poco después, Ahí es donde tenían, y lo hicieron, que emerger los Celtics, dejando claro que las dificultades son sólo otro escollo en el camino que están dispuestos a superar. Y, en un ejercicio de superioridad y personalidad asombroso, lo hicieron: atrincherándose en defensa, dejando a sus rivales en 12 pírricos puntos en el primer periodo y frenando así el ímpetu inicial, infundado cuanto menos al ser la esperanza efímera. Y rematando en el segundo, con 42 tantos anotados y una exhibición ofensiva inequívoca que no tuvo respuesta. La ventaja al descanso era de 39-63. Y llegó a ser de 29 puntos. Insalvable incluso para los Heat, casados con un milagro que esta vez no llegó. Los Celtics no están para esas cosas.

Los Heat se llegaron a poner a 19 puntos un par de veces (53-72 y 55-74 poco después), pero hasta ahí llegaron. Al final del tercer periodo la distancia seguía siendo suficiente como para que nadie se atreviera a pensar en un sorpasso que nunca llegó (61-87). Al final, 84-104, recuperación de la ventaja de campo y 2-1 en una serie a siete partidos que o es de los Celtics o acabará en un fracaso para los anales. De momento, se impone la lógica de forma aplastante, con un golpe brutal sobre la mesa de un equipo que ha dejado claro que no quiere repetir los errores del pasado y que tiene el anillo entre ceja y ceja. Ahora, falta por ver lo que viene: un cuarto asalto que puede ser definitorio para ver en qué situación queda cada cosa y que los verdes utilizarán para encarrilar una eliminatoria que quieren que sea lo más rápida posible. En el Kayesa Center hay una afición muy apática, que sólo se enciende cuando su equipo gana, y el peso como local tradicionalmente importante en la Conferencia Este no es especialmente grande en Florida, donde el sol y la playa son más atractivos que los Heat. El estadio se fue vaciando mucho antes de que terminara el partido. Las cosas han vuelto a su cauce. Al que quieren los Celtics.

Jayson Tatum finalizó con 22 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias en casi 39 minutos (a Joe Mazzulla le sigue costando mucho darle descanso en los minutos finales a pesar de la ventaja adquirida). Jaylen Brown se fue a 22, con 8 rechaces. Kristaps Porzingis logró 18, Derrick White 16 y Al Horford se fue a 9, siendo el mejor desde el banquillo. No tuvieron grandes porcentajes y lanzaron con menos del 30% en triples, pero impusieron su físico y ganaron la lucha por el rebote (51 a 46). En los Heat, con muy pocos argumentos, Bam Adebayo consiguió un 20+9, Nikola Jovic se fue a 15, Tyler Herro a otros 15 y Jaime Jazquez a 12. Pero no hubo manera: los Celtics cortaron el flujo de asistencias que Herro lideró en el segundo asalto y estuvo mucho más encima en las ayudas exteriores, con una defensa individual asfixiante. Las 12 pérdidas locales fueron una losa demasiado grande. Y, al final, sin la magia de Jimmy Butler, a Spoelstra no le da para ganar a este equipo por muy buen entrenador que sea, probablemente el mejor de la NBA. Dar cosas por hecho nunca es recomendable, pero pensar que los Heat, que pasaron de superar el 50% en triples en el segundo asalto a quedarse en poco más del 30% en el tercero, tienen capacidad para pelear esta serie más allá del milagro que ya hemos visto, es ser optimista. Pero con estos, nunca se sabe. Ni con los unos ni con los otros, claro.

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