Los Bucks naufragan, los Celtics vuelan y los Heat sobreviven

Milwaukee Bucks es, ahora mismo, un equipo perdido. Sin identidad, ni en ataque ni en defensa, y en el que se empiezan a acumular dudas en torno a su nuevo entrenador, un Adrian Griffin sin experiencia como head coach pero con una excepcional reputación como asistente, en el último lustro en los Raptors de Nick Nurse. Griffin llegó tras la terrible decepción de la temporada pasada, una eliminación en primera ronda de playoffs contra los Heat que le costó el puesto a Mike Budenholzer. En Wisconsin se sabían ya todo el libreto de este, unas virtudes que estaban dejando de valorar y (siempre sucede así) unos defectos que cada vez parecían más crispantes. Ahora, algunos se acuerdan del entrenador que hizo campeón al equipo en 2021. Es pronto, claro. Y hay que construir a vuelapluma un proyecto ganador tras la llegada de Damian Lillard. No puede ser todo muy fácil, pero es complicado ofrecer una imagen más desalentadora que la que están aireando estos Bucks que perdieron en Orlando (112-97) y están 5-4, en séptima posición del Este y con el mismo balance que unos Magic mucho más felices.

Para empezar, Damian Lillard volvió a ser baja por problemas musculares en una pierna, como en la derrota contra los Pacers. Sin el base, Giannis Antetokounmpo volvió a quedar abandonado a su suerte, esta vez 35 puntos, 10 rebotes, 7 asistencias, 4 robos, 2 tapones… y 6 pérdidas y un 5/12 en tiros libres que ribeteó el 48%, dato impropio, desde la línea de personal de unos Bucks que concedieron además 35 tiros libres a su rival, unos Magic a los que habían ganado catorce veces seguidas y contra los que no perdían desde marzo de 2018. Un equipo con una defensa intensa y física pero con problemas en ataque, que se encontró muy cómodo aprovechando los regalos (rebotes concedidos, pérdidas…) de los Bucks y anotó 65 puntos ya en la primera parte (65-49). Después, navegó hacia el triunfo sin más sobresaltos que un tijeretazo a su ventaja, de +21 a +11 sin que la cosa llegara a mayores. Faltaban dos titulares (Markelle Fultz y Wendell Carter Jr) pero se bastaron entre Paolo Banchero (26 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias) y Franz Wagner (24+6+3) con ayuda de Jalen Suggs (20 puntos9, Mo Wagner (19) y Jonathan Isaac (10).

Los Magic han ganado cinco de sus nueve primeros partidos y el crecimiento es obvio si se considera que la temporada pasada llegaron a esa cifra en 16 (5-11) y perdieron luego nueve seguidos (5-20). Los Bucks se presentaban como una perfecta ocasión para lucirse, un equipo con muchos focos, mucho nombre… y ahora mismo una realidad que invita seriamente al pesimismo. La ausencia de un guard físico y con conceptos defensivos es un agujero negro tras la salida de Jrue Holiday. Brook Lopez está incómodo en un esquema más agresivo y menos idóneo para sus condiciones como ancla en la pintura, y Khris Middleton ha vuelto sin terminar de volver. El ataque de los Bucks, y más sin el carburante individual de Damian Lillard, es difícil de ver; y la defensa, imposible de encontrar.

Queda mucho, pero la cosa tiene muy mala pinta y Antetokounmpo ha abierto el melón de la urgencia después de la cuarta derrota del equipo: “A veces tienes que jugarte el físico, llevarte un golpe, ponérselo más fácil a nuestra defensa. En los últimos partidos no lo hemos hecho. Estamos paralizados, sin protegernos unos a otros y sentándonos a quejarnos cuando perdemos la bola. Tenemos que dejar de comportarnos así, dejar de sentir lástima por nosotros mismos. Tenemos que unirnos, jugar mejor; esto no es lo que somos, esto no es Milwaukee Bucks. Y eso empieza conmigo, con el líder del equipo. Pero una sola persona no puede hacerlo sola”.

Middleton, otro veterano campeón en 2021, aseguró que tienen que “encontrar formas de ganar partidos, jugar unidos. Tenemos jugadores con mucho talento que ya han demostrado lo que pueden hacer, pero ahora estamos intentando conocernos, aprender un sistema nuevo, otros esquemas y otra filosofía. Pero hay que trasladar todo eso a la acción”. Y Bobby Portis también alzó la voz después de la caótica actuación del equipo en Orlando: “La camaradería y la química no están ahí. Creo que es obvio por lo que se ve en la pista. Estamos intentando conocernos y creo que llevará un poco de tiempo, no queremos que sea mucho. Estamos haciendo cosas nuevas que quiere probar el entrenador y que se alejan de cómo solíamos jugar. Estamos intentando acostumbrarnos a eso, a confiar en lo que nos dice y hacerlo en la pista”.

Buenas victorias de Celtics y Heat

Mucho mejor van las cosas para el otro equipo que partía como grandísimo aspirante del Este, Boston Celtics: 7-2 después de arrollar a los Raptors (117-94) y saldar con un +37 el back to back en su pista (el viernes ganó a los Nets en partido que sumaba para el in season tournament). Los Celtics dejaron a los Raptors en un 38% en tiros totales y un 27% en triples y pegaron el hachazo en un tercer cuarto en el que comenzaron con nueve puntos de ventaja y ya estaban en el ecuador con un +24. Ahí, en ese parcial, sumó Jaylen Brown 14 de sus 29 puntos. Jayson Tatum añadió 27 con 5 rebotes y 4 asistencias y Kristaps Porzingis, 21 con 5 rebotes. El sobresalto llegó a falta de 3:27, cuando Joe Mazzulla usó su challenge para cuestionar una decisión arbitral con un +27 para su equipo. Lo justificó explicando que tenía que pensar en sus jugadores y en empoderarlos, pero fue un detalle que no gustó nada en el banquillo de los Raptors. “Una falta de respeto”, dijo un Dennis Schröder que aseguró que tendrían esa acción en mente cuando ambos equipos se encuentren de nuevo, el próximo viernes y esta vez en Toronto.

La decisión de Mazzulla de cuestionar la dirección de un saque lateral (los árbitros habían dado la bola a los Raptors después de que un pase de Dalano Baton saliera de la pista tras ser tocado por Chris Boucher) enfadó visiblemente al entrenador de los Raptors, Darko Rajakovic, pero desde los Celtics se defiende como parte del espíritu del equipo de cara a esta temporada. No una cuestión de falta de respeto hacia el rival, más bien de respeto hacia los propios jugadores, aunque sean (o precisamente porque son esos los que juegan esos minutos) los de la parte más profunda de la rotación y con el partido ya totalmente sentenciado. Payton Pritchard, el base suplente de los verdes, defendió la decisión de su técnico: “Me encantó. Así soy yo también jugando, y así quieron que me entrenen. Así queremos que sea con nosotros, así que apreciamos mucho lo que hizo. Si se enfadan en cosa de ellos, esto es la NBA. Yo lo doy todo hasta que acaba el partido, es mi forma de ser, y lo que espero de ellos es que hagan lo mismo”. Mazzulla insistió en que solo pensaba en su bando: “Ni estoy de acuerdo ni dejo de estarlo con lo que dicen ellos. Cuando acaban los partidos y vamos ganando bien, agotamos el reloj y no lanzamos en la última posesión. Sí hacemos eso, pero esta vez quedaban tres minutos y medio, y tenía en pista a un grupo de jugadores que estaban jugando duro. Me responsabilidad es pensar en ellos”.

El campeón de la Conferencia, Miami Heat, demostró por enésima vez que es un equipo con una increíble capacidad para sobreponerse a los contratiempos. Jugó en Atlanta y ganó a unos Hawks en un buen momento (109-117) sin Tyler Herro, Jimmy Butler y Caleb Martin. Pero con una ejecución perfecta de las defensas en zona de Erik Spoelstra, un primer cuarto antológico (24-41) que marcó el resto del partido y una actuación fabulosa de Bam Adebayo (seguramente en el mejor nivel de su carrera): 26 puntos, 17 rebotes y 4 asistencias con un 9/12 en tiros. Además, el rookie Jaime Jaquez Jr anotó 20 puntos y volvió a demostrar que encaja como un guante en este equipo, y Kyle Lowry acabó con 17 y 4 asistencias. En los Hawks, 27 y 11 asistencias de Trae Young y 23 de Dejounte Murray. Los dos equipos quedan con un balance idéntico: 5-4, el mismo que Bucks y Magic.

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