Los Bucks encuentran su camino

“Estamos construyendo algo especial, se puede sentir aquí”. Adrian Griffin, hasta hace apenas unos días un debutante muy cuestionado en el banquillo de Milwaukee Bucks, estaba radiante mientras hablaba de un “triunfo de carácter” de su equipo, que superó a Dallas Mavericks (132-125) en un duelo que tuvo trances de máxima potencia ofensiva y que deja a los dos en 9-4. Al alza los Bucks, por sensaciones y resultados (cuatro victorias seguidas); Con muy buena salud los Mavs, que en todo caso perdieron la ocasión de dar un aldabonazo serio, un golpe de autoridad que reafirmara su buen inicio de curso.

La ocasión era propicia: los Bucks venían de jugar en back to back y de viajar de Charlotte a Milwaukee. No tenían a Khris Middleton, que se tomó la noche libre para cuidar sus peliagudas rodillas. Sin el alero, que poco a poco va a más después de demasiado tiempo en un confuso limbo, sin el lesionado Jae Crowder y con Giannis Antetetoukoumpo también entre algodones por molestias de rodilla, los Bucks se tomaron el partido como una prueba de su recuperación, una ocasión para avisar al mundo de que todavía no han llegado… pero ya se han puesto a ello. Seguramente sigan necesitando un guard de potencia defensiva, desde luego si uno piensa en los playoffs y en el poder de los Celtics en el Este, pero están dejando de ser el equipo confuso y desordenado de los primeros partidos de la temporada.

Los Mavs no deberían sentirse especialmente mal aunque se les volvió a escapar la caza mayor. Son un equipo con un obvio problema de volumen en el frontcourt, algo que han mejorado (mucho) con respecto al curso pasado pero no arreglado del todo. No cuando asoman rivales del músculo interior y la jerarquía de los Bucks. La cosa acabó en un duelo de estrellas en el que todos (Antetokounmpo, Damian Lillard, Luka Doncic, Kyrie Irving) tuvieron su momento y en el que acabaron pesando más los secundarios de los Bucks, el imprescindible Brook Lopez y un Pat Connaughton que volvió a parecer (él también) el de los buenos tiempos: jugó los últimos 20 minutos sin descanso y anotó algunos triples fundamentales (acabó con 4 y 16 puntos).

Giannis percutió (14/14 en tiros junto al aro) por esa zona de la defensa de los Mavs que se queda corta, entre los aleros y el pívot: 40 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias con un 18/26 en tiros. Fue una presencia constante, intercambiando golpes en el primer cuarto (12 puntos cada uno) con un Doncic que terminó con 35 puntos, 9 rebotes y 9 asistencias pero se quedó con el mal sabor de boca de que no pudo frenar la carga definitiva de los Bucks, que perdían por 10 (101-111) en el último cuarto pero remontaron cuando se sentó a descansar un Kyrie Irving que anotó 33 de sus 39 puntos en la segunda parte. Sin él, Doncic intentó alimentar a los tiradores abiertos, que fallaron. Y los Bucks empujaron con un Damian Lillard que fue de menos a más (10 puntos en la primera parte, 27 en total), repartió 12 asistencias y demostró que está empezando a conectar con unos aficionados que ya se ponen de pie cuando las posesiones queman y la bola está en manos del base, que crece a medida que deja atrás la confusión de su salida de Portland.

Fue un partido de puntos y rachas, un 0-13 de los Mavs en el tercer cuarto después de un 14-0 de los Bucks en el segundo. Los dos equipos tuvieron momentos en los que dominaron y otros en los que apenas sobrevivieron. Al final, los visitantes se regalaron una última oportunidad cuando Kyrie convirtió un 125-117 en un 127-125. Sentenció un triple de Connaughton y los Bucks sacaron su mejor sonrisa, por fin. Fue una buena noche para ellos, una victoria de esas que hacen camino.

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