Lillard vino para esto

Antes del prime partido de cuartos de final de la Copa NBA el análisis se podía resumir muy fácilmente. Los Milwaukee Bucks tenían a todas sus estrellas disponibles y a los Orlando Magic les faltaban Paolo Banchero y Franz Wagner (y Jonathan Isaac y Gary Harris...). Parecía el escenario ideal para que los primeros se clasificasen otra vez, como ya hicieran en la primera edición, para la Final Four de Las Vegas. Y lo hicieron, ganando 114-109, pero sufrieron lo indecible ante un equipo que, a falta de mucho de su talento, demostró tener espíritu de lucha y muchas agallas.

A falta de un minuto para el final los Magic ganaban 103-106. No se había llegado hasta ahí por casualidad o accidente. El equipo de Florida había sacado brillo a su estupenda defensa durante gran parte del encuentro para evitar una y otra vez que los Bucks pisasen el acelerador más de la cuenta. Exceptuando un tramo en el tercer cuarto en el que se soltaron algo el pelo y que coincidió con el peor momento en ataque de los visitantes (parcial de 18-4 para un +8 local al empezar los últimos 12 minutos), el partido de los Magic fue prácticamente perfecto. Al menos teniendo en cuenta las circunstancias.

En el último cuarto se pusieron de nuevo las pilas en ataque, con mención especial para Jalen Suggs. El joven jugador, tercera espada del equipo, dijo aquí estoy yo ante las ausencias de Banchero y Wagner, metiendo 18 de sus 32 puntos en ese periodo final. También añadió en el global del partido 9 asistencias y 4 robos. Una actuación fabulosa que, sin embargo, quedó empañada por sus fallos en el último minuto. Justo cuando le tocó medirse a uno de los mejores jugadores de la Liga en esos momentos decisivos, un Damian Lillard que hasta entonces había estado peor que él, pero que se iba a llevar todos los titulares.

Con 103-106 el base de Milwaukee metía su segundo triple de la noche para igualar la contienda y después una bandeja para poner a los suyos por delante (107-108). Quedaba menos de un minuto, era el momento de coronarse del todo para Suggs, pero la pelota no quiso entrar. Falló dos tiros de tres puntos, el primero para volver a poner a los Magic con ventaja y el segundo para empatar. Entre tanto, Lillard no perdonaba con cuatro tiros libres sin fallo y Giannis Antetokounmpo sentenciaba con otros dos aciertos desde la personal. El griego, otra vez monstruoso, acabó con 37 puntos, 7 rebotes y 4 tapones. Lleva 22 partidos seguidos con 20 o más puntos metiendo más del 50% de los tiros, lo que supone la mejor racha de este tipo para cualquier jugador en un inicio de temporada y la tercera mejor de la historia. El récord, que está en 25 encuentros, lo comparten Shaquille O’Neal y Zion Williamson.

Los Magic hicieron bien muchas cosas esta noche. Defendieron como saben, el banquillo aportó, sobre todo en la primera parte, y hasta su mejor jugador sobre la pista jugó a su máximo nivel. Pero la NBA no es lugar para andar sin estrellas porque eso, antes o después, lo acabas pagando. Ellos lo pagaron en 1 minuto después de 47 buenos. Serán los Bucks los que el sábado estén en la semifinal de Las Vegas, enfrentándose a Knicks o Hawks. Mañana lo sabremos.

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