Lillard Superstar

Giannis Antetokounmpo fue baja, pero los Bucks no le echaron de menos. Es más, dieron un paso adelante y demostraron, no lo que son, pero sí lo que podrían llegar a ser. La exhibición dada ante los Suns (140-129) no es casualidad, entre otras cosas por el increíble talento que atesora la plantilla del equipo de Milwaukee. Pero sí es un pequeño accidente si tenemos en cuenta que la temporada del campeón en 2021 no está siendo precisamente idílica. La temprana salida de Terry Stotts del grupo de asistentes antes del inicio de curso, tras el traspaso de Jrue Holiday a cambio de Damian Lillard que terminó con el base en los Celtics, el mayor rival y actual dominador de la NBA. Eso, unido al despido de Adrian Griffin en su año rookie en los banquillos, dejó a los Bucks en tierra de nadie y marcó de una forma que ya veremos si es definitiva la reputación de un Giannis que ha demostrado un nivel de intervencionismo e intrusismo demasiado grande incluso en la era de los jugadores empoderados. Todo eso ha enloquecido el entorno de la franquicia, que se hizo con los servicios de Doc Rivers de forma incomprensible, entre otras cosas por lo mal parado que ha salido el técnico en sus dos últimos proyectos, en Clippers y Sixers.

Demasiadas cosas en poco tiempo que han enrarecido mucho la situación, convirtiendo a los Bucks en un equipo lleno de talento, pero con decisiones cuestionadas de forma permanente. Algo que ha afectado también a lo deportivo: luchan por el segundo puesto de la Conferencia Este sin opciones de alcanzar a los Celtics y con la ventaja de campo virtualmente perdida en una hipotética serie de playoffs ante Boston. Y mientras tanto, tienen que lidiar con Cavaliers y Knicks, revoltosos en lo que se refiere al mando de un equipo que ha dominado en regular season durante varias temporadas, pero que viene de caer en primera ronda ante los Heat el curso pasado, lo que motivó el despido de Mike Budenholzer, hacedor del anillo de 2021, siendo ese el movimiento inicial de todo lo que vino posteriormente. Una marejada de cosas inexplicables que ha dejado el récord de los Bucks (44-24) como la mejor noticia y ha enterrado cualquier pensamiento positivo de cara a la fase final. Se habla de los Celtics como futuros campeones. De un back to back de los Nuggets. De los incipientes Thunder. Pero no tanto de la entidad de Milwaukee, que antes de meterse de lleno en las apuestas tiene que resolver más de una cosa.

Por eso la victoria ante los Suns ha sido un soplo de aire fresco, una posibilidad de ver la luz en la oscuridad. Tras seis triunfos consecutivos, los Bucks llevaban tres derrotas en los últimos cinco partidos. Pero, sin Giannis, se han salido ante sus rivales de Arizona: 82 puntos al descanso con 18 de 27 en triples, una demostración de poderío absolutamente brutal con un gran juego colaborativo. La diferencia llegó a ser de 25 puntos y al final se anotaron 140, con 24 lanzamientos acertados desde el exterior. Y 35 asistencias, 16 de un Damian Lillard que ya llevaba 12 al descanso y que se ha convertido en el primer jugador de la historia de los Bucks en llegar a esa cifra al mismo tiempo que a los 31 puntos y los 5 rebotes. El otro hombre del partido fue Bobby Portis, que además de su energía habitual desde el banquillo se fue a 31+10+2, con 3 robos y 5 de 5 en triples, todos ellos anotados en la primera mitad. Seis de los nueve jugadores que saltaron a pista se fueron a los dobles dígitos en anotación. Y todos ellos encestaron al menos un tiro de campo. Una exhibición absoluta que se cerró con lanzamientos superiores al 50% tanto en tiros de campo como en triples, y un perfecto 14 de 14 desde la personal. Extraordinario.

El acierto de los Bucks no fue el de los Suns, entre otras cosas, porque sería imposible sino fuera porque lo hemos visto. Y eso que jugaron Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal, el trío dinámico que ya veremos cómo funciona a partir de abril. Y que en los últimos seis partidos habían emergido hasta en cuatro veces, siendo las dos únicas derrotas ante los todopoderosos Celtics. Durant se fue a 11+9+4+3+2, pero apenas intentó 10 lanzamientos en más de 40 minutos. Beal, con 28 (11 de 15 en tiros) y Booker, con 23 (11 de 22, pero 0 de 5 en triples), intentaron tirar del carro sin suerte. Royce O’Neale (16, 4 de 9 en triples) dio algo de aire desde el banquillo, pero el partido se perdió en la primera mitad y sin que Jusuf Nurkic (8+6+6) pudiera hacer nada frente a la actitud de Portis, intratable. Los Bucks le obligaron a salir mucho al exterior y ahí el pívot pierde su influencia y Frank Vogel, siempre acorde al juego interior, se queda sin ideas. Para los Suns, inmersos en la lucha por evitar el play in en la Conferencia Oeste, el resultado es un revés que deja a los Kings (sextos) con la oportunidad de poner tierra de por medio. Para los de Milwaukee, la noticia es que han ganado sin Giannis, que han jugado de forma espectacular... y que tienen al mejor Damian Lillard que hemos visto esta temporada. Generoso, anotador, asistente, tomando las decisiones correctas e involucrando a sus compañeros. Una gozada.

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