LeBron y Davis: supervivencia y venganza

El sufrimiento tuvo su recompensa. Un triple de Patrick Beverley a algo más de 3 minutos para el final ponía a los Lakers a un solo punto (106-105) en Indiana, después de ir a remolque todo el partido y amagar varias veces con quedarse en la lona. LeBron James anotaba también de tres para que los angelinos disfrutaran de su primera ventaja del partido. Y ahí se formó el lío... para bien, ya que se centró casi exclusivamente en el baloncesto. Y decimos casi porque los Lakers han hecho de la lucha contra el arbitraje su bandera y protestaron un robo de Beverley en el que el challenge les dio razón, y (mucho) una falta en ataque a LeBron en la recta final. Volviendo a la concatenación de jugadas, Buddy Hield anotaba un gran triple (109-108), LeBron sumana dos tiros libres, Andrew Nembhard un lanzamiento en suspensión y Anthony Davis una buena canasta que ponía el 112-111 a falta de algo más de 30 segundos. El que, a la postre, sería el resultado definitivo: un tapón de Davis sobre Tyrese Haliburton les daba virtualmente la victoria, aunque Beverley fallaría sus dos intentos de tiro libre. Pero el propio base hacía dos faltas rápidas sabiendo que lo de púrpura y oro no estaban en el bonus, y luego Dennis Schröder y Russell Westbrook encerraron muy bien a Hield en la esquina, que lanzó forzado y erró. Victoria para los Lakers.

El equipo de Darvin Ham va a por todas y ya no le queda otra. El comentario del arbitraje tiene una connotación positiva: la justificación de lo ocurrido en Boston (y de más partidos) les da vía libre para el victimismo y buscar así el enemigo en el silbato, algo que provoca mucha unión y da cierto margen a la hora de protestar. Por otro lado, el tremendo esfuerzop de los jugadores en el ámbito deportivo es extraordinario: tras la durísima derrota en el Garden (y la que sufrieron después en Brooklyn), se han impuesto en el Madison (con prórroga) y en Indiana (por la mínima). Y además se vengan de un equipo que les apeó en el Crypto Arena precisamente con un triple de Nembhard sobre la bocina, en uno de esos partidos igualados que han caído del lado contrario al angelino. Se colocan 25-28, a 1 sola victoria del play-in, y aprovechan las derrotas de Pelicans y Warriors para dejarlo todo en un puño cuando tienen, por delante, el cuarto calendario más cómodo, a priori, de toda la Conferencia Oeste.

Más: a una semana del cierre del mercado y a sabiendas de que el parón del All-Star beneficia el descanso de LeBron (que va) y Davis (que no va), un esprint de unos días es necesario. LeBron deberá celebrar el pase a Kareem Abdul-Jabbar, si todo va bien, la semana que viene (26 puntos ante los Pacers para colocarse a 63, una actuación que redondeó con 7 rebotes y 7 asistencias) y centrarse luego en un final de temporada que parece (sólo parece) que se puede alargar más allá de abril. La directiva tendrá que decidir si hace o no algún movimiento más para fortificar una plantilla que sigue teniendo muchas carencias, Darvin Ham decidir si quiere o no a Russell Westbrook (10 tantos y 10 asistencias, pero un bochorno en el tiro de 2 de 16, con 0 de 5 en triples) en los finales apretados (sí estuvo en Indiana, también en Nueva York) y cómo gestionar las rotaciones en los finales de los partidos y los Lakers en general hacer honor a su leyenda, dejar de vivir del pasado y encarar el futuro más inmediato con todas las opciones que te pueda dar tener a LeBron James y Anthony Davis en tu equipo. Con todo lo que ello supone.

Los Pacers (20+13 de Myles Tuner, 26, con 12 asistencias para Haliburton o 24, con 5 de 8 en triples, para Aaron Nesmith) se quedan con esta derrota a 1 victoria, igual que están los Lakers, del décimo puesto de la Conferencia Este que ocupan los Bulls y se encomiendan a sus jóvenes estrella y a la sabiduría de su entrenador, Rick Carlisle, para poder acceder por encima de la franquicia de Chicago, desmadejada y muy pendiente del mercado y de poner el contador a 0 y volver a empezar. Los Lakers adelantan a los Thunder, se ponen en el puesto 12 y tienen el cuarto puesto a sólo 3 victorias en la má absoluta locura de una Conferencia Oeste extraordinariamente competitiva y que funciona como una máquina de perder y ganar partidos por doquier y retrasar lo inevitable, esas cuentas que ya se echarán en las tres últimas semanas de competición. Los Lakers visitan ahora a un rival directísimo, los Pelicans, en un duelo que promete. Y luego van a casa para recibir a Thunder (otros que están en todo el meollo) y Bucks, antes del All-Star. De una forma u otra, todo lo que les queda a los Lakers de aquí hasta el final son batallas y más batallas que se engloban dentro de un simple, pero a la vez complejo concepto: la guerra.