LeBron no puede más con estos Lakers

No hay nada peor que estás en racha y no disfrutarlo. Ver que hay cosas inherentes que va a ser difícil que puedas mejorar, mientras observas a los demás desde un altar, y el regusto que te queda en boca no es completamente dulce. Una sensación parecida tendrán los Lakers estos días. En la aproximación a las festividades navideñas estaban moderadamente contentos, con tres triunfos seguidos; alguien ha venido a amargárselas. En el doblete de alegrías con los Kings asomaban carencias extremas, las que se han convertido en constante a lo largo del tiempo, pero lo de caer en el Crypto Arena con Detroit Pistons es otra caja de truenos que nadie quería abrir.

El conjunto de la Motor City estuvo avispado para retorcer al del California hasta el extremo. Si bien casi lo pierde, cuenta que no lo hiciera. Aguantó un último tirón de LeBron James y venció 114-117. La decimotercera ya está en su poder.

De lo jugado por los Pistons claro que vale una reseña. Y extensa. Simplemente el cambiar el pozo más profundo de la historia, la racha de derrotas más abultada de siempre, por un nuevo curso en el que se puede pensar en ganar sin especular es un triunfo colectivo, una muestra de que el proyecto por fin avanza más de un palmo. Bravo por ellos. Si que conviene detenerse en las tinieblas en las que metieron a su oponente de la cita, Los Angeles Lakers, al que no hacía falta más oscuridad para quedarse sin visión. La capacidad de asociación es fugaz, no se sostiene el juego a lo largo de muchos minutos, la rotación es floja y se abren las costuras con un simple ojeo.

Los Pistons no habían ganado en un pabellón del Oeste hasta la presente gira, en la que han encadenado los Suns con estos Lakers que les pusieron la alfombra roja. Lo siguiente será el 26 contra los Kings, que precisamente vienen en el peor momento del año y tras ese par de derrotas frente a los angelinos. Los de Bickerstaff ya habían ganado en la ida, en Detroit, cogiendo de manera pertinente la medida de un rival que volvió a sorprender para mal.

LeBron James no puede más con lo que tiene alrededor. Saldrá en una foto que no le hace justicia, la del lanzamiento abierto de tres puntos que pudo forzar la prórroga. Nada que ver. Fue el único que estuvo a la altura del compromiso y el que metió nervios en los cuerpos de Detroit intentando la remontada en los últimos segundos. Ah, y con un triple-doble que es estéril porque no viene con victoria, no por mera acumulación de números. 28 puntos, 11 rebotes, 11 asistencias. Erró sólo seis tiros de campo y uno en línea de personal. El rey de la NBA, a punto de cumplir los 40, continúa hambriento, pero lo que también es una tendencia es que la comida se la tiene que buscar y cocinar, sin ayuda.

Los Lakers no son una amenaza. Eso es lo que preocupa a sus parroquianos. Tampoco consiguen ya esa base de triunfos por inercia, la que acumulan los grandes equipos por encima de los 50 triunfos en la fase regular y tengan o no el colmillo para pasar rondas cuando llegue la primavera. No se aprecia ninguna de esas cuestiones en Redick y sus chicos, señalados un día más por su deficiente actuación. Ni viniendo alegre tienes asegurado largarte con una sonrisa.

El encuentro tuvo emoción para motivar al espectador y destrozar el corazón de los aficionados de los Lakers, los que finalmente acabaron con derrota. Su equipo pagó un peaje extracostoso por el inicio del último cuarto, que les dejó sin capacidad de reacción ante lo bien plantados que estaban los Pistons. El auxilio que los principales jugadores recibieron fue el día y la noche en uno y otro lado: lo de LeBron queda hablado; los visitantes tuvieron a un Holland más centrado, a un Reed que fue valiosísimo sin apenas mirar a canasta, a un Beasley que terminó como máximo encestador de esa parte y todo para dar soporte a un Cunningham que pecó de chupón en algunas franjas.

Cade lideró a los suyos después de su premio como jugador de la semana anterior en la Conferencia Este. Reivindicando. Terminaría con 20+10, por contra su serie de tiro fue tan mala como un 9/25. Ahí es donde se ve si el número uno tiene al dos y al tres a su lado o se los tiene que imaginar. Los Lakers sólo cedían un punto al comenzar el cuarto periodo. 2-9 de parcial. Lío montado. Ivey tenía instinto para ver la mejor jugada. Beasley simplemente las metía en el aro. Lo opuesto, en L.A. Un triple de Reaves a mitad de manga y otro esquinado de Christie al final fueron una excepción. Los exteriores, fatal, y sin noticias de D’Angelo Russell, por la pista es fantasmagórico. No eso únicamente: sólo con pérdidas de balón regalaron 28 puntos al contrario, a lo que el entrenador respondía que “esta Liga se hace muy difícil si al otro equipo le das quince oportunidades más para anotar”. Será trabajo de todos, ¿no? Los Pistons mantuvieron unos minutos más el flujo de puntos, con una decena de tantos de margen a tres minutos de acabar, hasta que les flojearon las ideas.

El partido se apretó por obra y gracia de James. A Detroit les estuvieron a punto de guindar un par de acciones, que fueron revisadas por los árbitros, en mitad de un maremágnum en el que el pabellón apretó para impulsar la remontada. LeBron anotó dos canastas en penetración, una de ellas con falta y tiro adicional, y apretó a tres el marcador. Que así se quedaría. Cunningham se jugó la última visitante a puro uno contra uno, sin mirar a nadie más, y no embocó. Y en la jugada definitiva James recibió a ocho metros en solitario y tampoco fue capaz de acertar, el lanzamiento se quedó corto. Ni el mejor jugador de su generación entiende cómo se le puede meter mano a esto. Para pensar.

Otros resultados de la jornada en la NBA:

· Knicks 139 - 125 Raptors

· Magic 108 - 104 Celtics

· Cavaliers 124 - 113 Jazz

· Hornets 101 - 114 Rockets

· Hawks 117 - 104 Timberwolves

· Heat 110 - 95 Nets

· Bulls 91 - 112 Bucks

· Thunder 123 - 105 Wizards

· Grizzlies 110 - 114 Clippers

· Warriors 105 - 111 Pacers

· Nuggets 117 - 90 Suns

· Mavericks 132 - 108 Blazers

· Sixers 111 - 106 Spurs

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