LeBron James es un haz de luz en la pista de los Kings

LeBron James volvió a decidir el rumbo de los Lakers y el Oeste como pocos saben hacer. De sus 37 puntos se extraen tres en una jugada del último minuto contra los Kings que cambió el sentir de ese partido. Y no era cualquier enfrentamiento, es un duelo regional convertido en fuerte rivalidad hace años en el que el pequeño, Sacramento, siempre quiere reivindicarse. Cerca estuvo si no fuera por tener enfrente a un conjunto que se ha crecido en la absoluta adversidad en las últimas semanas.

En el Golden 1 Center se vio una confrontación a tanteo alto, a poca especulación y hasta que sonó la bocina. Este novedoso pabellón ha instaurado, casi por si solo (como si tuviera la capacidad para hacerlo autónomamente), una tradición que se ha trasladado a lema de los Kings. Cuando llega la victoria, un jugador aprieta un pulsador en la cancha y un grito se hace fuerte. “Light the beam”, dicen. En español es un imperativo para que se encienda un haz de luz. Con el botón activado lo hace también una especia de rayo de color morado, como el de la franquicia, que sale directamente del centro de la pista y es visible desde las afueras del complejo. Bien, pues el que lo activó metafóricamente en esta ocasión fue LeBron. 8 rebotes y 7 asistencias más los puntos, con 50% en tiros, las decisiones bien tomadas en los momentos calientes, recién cumplidos los 38 y con el récord de puntos de la NBA cada vez más cerca. La heroica de los Lakers se entiende mejor si añadimos que, en uno de los sitios que más aprieta al forastero, han prolongado la racha de triunfos a cinco sin Reaves, Walker y, claro, Anthony Davis en un back-to-back.

Dennis Schröder fue, aun dicho lo dicho antes del genio LeBron y otros actores de Lakers, el decisivo. Los 27 puntos del alemán se añadieron a los de James, pero contando también con que dos tiros libres con su firma fueron los que desnivelaron la balanza definitivamente a falta de tres segundos. Vio la salida en carrera ante Fox, que recuperó mal pese a ser rápido, y forzó una personal revisada por los árbitros tras la petición de Mike Brown. Fox metido las dos anteriores, pero falló ahí y en la última.

Se dieron circunstancias muy parecidas a las del duelo con los Hawks un día antes. Peor defensa, eso sí, o mejor disposición del rival, si se quiere entender así. Bryant (29+14) cuajó otra actuación de campanillas y Westbrook (23+15), pintando con una mano un matazo para escandalizarse, metió incluso una marcha más. Nunn es el único que no dio el mismo nivel. La diferencia principal estaba en los Kings y en que, en términos de marcador, no había prácticamente diferencia. La igualdad se mantuvo durante los 48 minutos y no se prolongó porque los dioses del baloncesto no quisieron, todo iba encaminado a ello. En el último cuarto los Lakers se llegaron a marchar de inicio, cogiendo nueve de ventaja, pero Sabonis (25+12+7) fue el encargado de dejar a los suyos a las puertas del rival una vez más. Entrando en los tres minutos del desenlace Fox (32+9) empató con un tiro tras paso atrás ante Schröder que dio paso a la acción antes mencionada que protagonizó LeBron: balón en media cancha, uno contra uno ante Harrison Barnes, carrera por la derecha, sorteo a Huerter y Murray y 2+1 por la bajada de brazo de Domantas. En ventaja de uno los visitantes Westbrook anotó un libre y falló otro. 132-134. Fox repitió en la cara de Schröder, esta vez con un lanzamiento a la media vuelta, para empatar otra vez. Y el germano se terminó vengando. Y la luz se hizo, sí, pero en Los Ángeles.