La ilusión le dura un día a los Lakers

Todo eran sonrisas hace dos días después de que los Lakers ganaran en pista de los Warriors. Recortaban distancias con el play-in, conseguían su primer triunfo tras tres derrotas seguidas, nuevos jugadores como De’Angelo Russell o Jarred Vandervilt tenían un impacto inmediato y conseguían ganar en un final igualado, una de las cosas que peor se les ha dado este año, y sin LeBron James. Pero está claro que esta temporada no es la de los Lakers. Al menos de momento, aunque ese momento se acerca cada vez más al final. Y el equipo angelino parece incapaz de enlazar dos noches buenas, ya no digamos unas cuantas más, que le metan de verdad en la pelea por, al menos, disputar el play-in. Que se dice pronto. Pero siguen a dos partidos del décimo puesto. Igual que tantos otros días, ni mejor ni peor, con la diferencia de que queda un partido menos (ahora 25) y de que han vuelto a caer con un rival directo. Y la lista empieza a ser interminable.

Los Portland Trail Blazers salieron al partido sabiendo lo que se jugaban: dejar tocado a un rival que venía confiado, no se sabe muy bien por qué. No se anduvieron con rodeos. Cogieron la vía rápida para cerrar el encuentro lo antes lo posible y tuvieron al mejor piloto para llevarles a esa meta. Damian Lillard hizo una primera parte descomunal: 30 puntos (iguala su mejor marca de una primera mitad en temporada regular) y 8 triples (récord de la franquicia antes del descanso que ya tenía él mismo). Al final fueron 40 tantos y 12 tiros de tres embocados en 23 intentos. Los 17 que metieron entre todos los jugadores de los Blazers antes del descanso también es un récord para el equipo de Oregón, que masacró literalmente a un rival desbordado, al que llegó a aventajar en 27 puntos.

Debutó en los Blazers Mathisse Thybulle y no pudo hacerlo de mejor manera. El hombre que no sabía anotar en Filadelfia se fue a 14 tantos y, ojo ¡4 triples! en su primer encuentro con su nuevo equipo. De los nuevos de los Lakers mejoró mucho su imagen Malik Beasley, esta vez sí acertado de cara al aro (22 tantos). Vanderbilt volvió a hacer de todo (4+6+3+2), aunque en un volumen inferior. Y Russell metió 16 puntos en 16 lanzamientos, recuperando la imagen de poca efectividad que tanto daño ha hecho a su carrera. Antonhy Davis, imparable en el rebote (20) sigue perdido en ataque (19 tantos en 18 tiros) y a LeBron no se le espera. No ha jugado desde que batió el récord de Kareem y la lesión de su tobillo preocupa. No tanto por la gravedad de la misma si no porque el dolor no desaparece. Así que una vez dada la bienvenida a los nuevos, hechas las presentaciones y pensar en el futuro como algo ilusionante, pasado ese primer momento de alegría, los Lakers se han dado cuenta de que siguen en el mismo sitio. O peor, porque cada vez les queda menos tiempo para arreglar este desaguisado en el que se han metido desde que empezó la temporada.