La asombrosa racha de Cleveland Cavaliers termina en 15

Cuando los Cavs alcanzaron la decimoquinta victoria seguida en este arranque de temporada, el domingo por la noche en un enfrentamiento con los Hornets, había que poner la mira en el siguiente. Y sin ningún género de duda estaríamos hablando del partido de la jornada. Como en las estipulaciones de la lucha libre mexicana, donde la máscara de un participante se pone en juego ante otro elemento de valor para vender más billetes, aquí el cartel del evento se hacía solo: racha contra campeón. Si alguien quería añadir más dramatismo, se repetía eliminatoria en ese camino que llevó al Anillo a los Celtics durante la pasada primavera. No había que perdérselo.

Para Cleveland era más que un tema numérico: 15-0 ó 15-1, sí, hasta ahí se llega fácil, pero también suponía quitarse parte de la espina clavada en los Playoffs de 2024. Los Celtics se llevaron a casa el Larry O’Brien, el trofeo por el que todos suspiran, después de haberles dejado en el camino en las semifinales de la Conferencia Este con un rotundo 4-1. En el momento en el que llegaban los dos a este choque ganar les daba el valor del invicto pero se le sumaba ese puntito de venganza que nunca está de más en los retos deportivos.

Boston tuvo al Garden de su lado para batallar contra esa historia de cuento, no necesariamente infantil. En el hogar del orgullo verde tuvieron que sacar ese comodín, el de ese extra de potencia que te hace correr y llegar más rápido, para poder ponerse por encima de la energía que desprenden los de Kenny Atkinson. Con un juego bien atado, parecido en ese orden con tintes volcánicos que representan los Celtics, haciendo bien casi todo lo que piensan, han cazado los Cavs hasta quince partidos para dar inicio al curso. Aquel plantel de Bickerstaff hace dos años, donde hacía bellas diabluras Ricky Rubio, fue el germen de este equipazo de hoy.

Los Celtics se cargaron la racha de los Cavaliers con una actuación que llevó a un marcador apretado: 120-117. Así llega la primera caída de los de Ohio, que pese a ello continúan líderes de la NBA.

Este martes tuvimos elementos de desequilibrio que ayudaron a que el resultado fuera el que es. En el bando local, Jayson Tatum actuó como principal protagonista de las roturas de cabeza de los Cavs; 33 puntos con un 50% en tiros, con seis triples y sumando siete asistencias y doce rebotes, hablan por sí solos. Otro trío de ases, Horford (20), White (19) y Brown (17), aportó esos puntos a la mochila y además centró sus esfuerzos en no permitir canastas fáciles en su aro. Los Cavs no se habían enfrentado hasta ahora con una defensa así. Por ejemplo, la pareja de hombres grandes, Mobley y Allen, no tuvo el efecto de otros días. Por fuera, Darius Garland firmó un esperpento, 3/21 en lanzamientos en vivo, y su compadre Donovan Mitchell, que descansó en la anterior cita, llegó a 35 tantos pero dejándose 16 tiros fuera de la cesta. Con todo y con ello el duelo se decidió en los últimos golpes.

El combinado visitante supo reponerse de una primera parte en la que los nervios les atenazaron, por escenario y expectativas, y supieron entrar en la cabeza de los Celtics para hallar sus puntos flacos. No fue un engordar para morir, hablamos de dar todo de sí para intentar ganar. Sombrerazo para todos.

La rotación que maneja Mazzulla dio una medida de lo que significaba el encuentro: ocho hombres a la guerra, como si fuera una serie por el título. Este duelo estaba enmarcado en la Copa de la NBA, en el grupo C del Este, en el que los dos están 1-1. Algo de eso había. De nuevo los Celtics ganaron en las distancias cortas, saliendo ilesos de los intercambios más ágiles y punzantes. Se vio varias veces en el segundo cuarto, donde entraron con +6 y se fueron con +17. Recuperó terreno la escuadra de Cleveland con un tercer acto que descolocó a muchos: 28-40. ¿Habían vuelto esas dudas momentáneas que alejan a Boston de ser una máquina robótica inanimada? Sólo se vio en algún movimiento, pero volvieron en sí. Y los triples lo atestiguan. Esa marca registrada, con la manera en la que mueve el balón para encontrar al más liberado, les colocó de nuevo donde más les gusta estar. A falta de medio cuarto para el final, con cuatro de margen, doblete de Pritchard y White desde más allá del arco para poner el +10. Los visitantes dejaron espacios libres y los Jays lo aprovecharon.

El único enceste de los Cavs que no perteneció a Mitchell durante los últimos cinco minutos lo protagonizó Jerome sobre la bocina, sin mayor importancia. Trece. Nada mal. Se vistió de héroe, pero no salvó a nadie de la quema. También fue un buen ejemplo de esa desesperación con la que jugaron.

Otros resultados de la jornada en la NBA:

Nets 116 - 115 Hornets

Spurs 110 - 104 Thunder

Lakers 124 - 118 Jazz

Grizzlies 110 - 122 Nuggets

Mavericks 132 - 91 Pelicans

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