Los Celtics son una apisonadora

Los Celtics están en ese punto en el que devoran a casi todos los rivales a los que se enfrentan. Sin diez victorias de once posibles. Sólo los Lakers, para bien de la rivalidad, consiguieron echar el freno a semejante ritmo. Los verdes no pueden estar más arriba tanto en términos clasificatorios, ya que lideran la NBA con holgura, como emocionales, porque este curso se dan varias circunstancias para soñar. Pese a no tener a alguien tan corajudo y representativo como Marcus Smart, lograron fichajes punteros y el conjunto ha ido creciendo en el segundo año de Joe Mazzulla. No hay quien les baje del cielo del baloncesto.

En la visita al Madison de Nueva York, en partido televisado a nivel nacional en Estados Unidos como el más atractivo de la noche del sábado, se apuntaron otro tanto. A los Knicks les ganaron fácil, 102-116, en una lucha de poder en la Conferencia Este que supone enviar otro mensaje de terror a los demás contendientes de playoffs por esa parte del cuadro.

Los Knicks no están muy por debajo en ilusión, más después del traspaso que llevó a Bogdanovic y Burks a la plantilla en el último día del mercado. La franquicia más mediática a la vez comparte una historia de chascos deportivos que no le ha abandonado aún, por lo que a cada ocasión que sale para decirle a la NBA que han despertado no la desaprovechan. Ahora cuentan con la ausencia de Julius Randle, que se espera que reaparezca próximamente, y se están resintiendo por ello: seis derrotas en los últimos ocho encuentros lo atestiguan. Y, además, estos Celtics son muchos Celtics. De ahí este resultado.

En la velada sólo se vio cierta relajación por parte visitante en el último periodo. Si bien no remataron hasta que quedaban tres minutos para acabar, se podían permitir un pequeño respiro para abrocharla. En los otros tres cuartos no se rebajó el nivel ofensivo, del que es normal que se haga gala desde el estado de Massachusetts. 42,9% en tiros de tres y 67,3% en tiros de dos, ése fue el acierto. La noche se torció para los Knicks y los aficionados no casuales del Madison Square Garden la tomaron con Kristaps Porzingis, que comenzó su carrera americana allí y se marchó por la puerta de atrás pidiéndolo él mismo. “Prefiero que haya emoción a que no la haya. Sean aplausos o abucheos, me los llevo”, declaro el letón sobre las críticas del público. Ni pequeñas distracciones como ésa suponen piedras en el camino de los Celtics, que se han construido una coraza en los últimos años que ahora parece tener el molde adecuado. Nadie le conoce un hueco. No hay fisura. Nueve triunfos de ventaja le sacan al segundo de la conferencia, los Cavaliers, después de otra prueba de fuego que los verdes, como Hulk, saldaron por la fuerza.

Los de Thibodeau le pusieron coraje, ejemplificado bien con Josh Hart un día más, pero aceptaron las reglas de juego de los Celtics y ahí es donde se les fue el encuentro. El movimiento de balón de estos jugadores puede llegar a ser letal.

Y es que a eso juegan los célticos esta temporada. Un esbozo se vio con Udoka, cuando llegaron a las Finales, pero ahora han incluso mejorado el estilo. Corren y pasan para buscar la mejor opción a velocidad de vértigo y sin descontrol. Es muy complicado hacer algo así. Los Knicks, por su parte, fueron templando gaitas con Jalen Brunson, máximo anotador de la noche con 34, liderando ataques estáticos. Fue un choque de estilos, también entre técnicos, del que los neoyorquinos no salieron bien parados. En el segundo cuarto los Celtics pegaron tres tirones para intentar irse en el marcador y no lo consiguieron por culpa del corazón que le pone N.Y. a sus partidos de esta campaña, algo que terminó por inevitable cuando en el tercero se juntaron los titulares y enlazaron tres triples a los que Thibs no encontró respuesta. Les costó un poco mantener el margen, ya que los Knicks tuvieron otro arreón con el que quisieron asomarse de nuevo a pelear el partido, pero no hubo más. En un día más recatado de Tatum el líder fue Brown (30).

Los de Boston son una fuerza muy potente que aún no ha tenido un periodo, por corto que fuera, en el que entraran dudas evidentes en las mentes de sus aficionados. Están para lo más grande, el título, que no tocan desde hace ya dieciséis años.

Más partidos: resumen y resultados de la jornada

Pistons 109 - 112 Magic

Los Magic se aferró a la capacidad de su número uno generacional, Paolo Banchero, para ganar en Detroit. Y en los últimos segundos. El encuentro llegó empatado a esa jugada decisiva en la que el italoamericano se quedó el balón y retó a Jalen Duren en un uno contra uno. El de los Pistons cayó en una pequeña finta del rival en la parte izquierda del ataque y el 2+1 sentenció el encuentro. Un tiro que anuló casi por completo cualquier reacción, incluso la del último lanzamiento de Cunningham (26) a una décima del desenlace. Sobre todo destacó Suggs (14) entre los ochos jugadores de los Magic que alcanzaron los dobles dígitos en anotación.

Timberwolves 101 - 86 Nets

Los Wolves alcanza las cuarenta victorias después de gestionar bien la segunda parte de su partido contra los Nets. Entre Edwards (29), que cada vez gana más peso como jugador de referencia, y Towns (28) dejaron a los de Brooklyn sin ganar, algo que todavía no han podido hacer con Ollie como entrenador principal. Los Nets anotaron sólo uno de cada tres de sus lanzamientos y en el triple su paupérrimo 17% fue un auténtico lastre frente al equipo que el Oeste tiene por líder.