Huellas de unicornio en la Bahía

Chet Holmgren tiene 21 años y es un rookie de segundo curso porque se pasó el primero en blanco (número 2 del draft de 2022) por culpa de una lesión veraniega en un pie, para muchos la nefasta confirmación de que no se puede aguantar el ritmo de la NBA (partidos, viajes, golpes…) si se es un fideo de 2,16, solo 94 kilos y una envergadura imposible. Pero se puede, o eso parece, y al final manda el talento (por suerte): Holmgren es ahora más Rookie del Año que el mismísimo Wembanyama, el jugador al que inevitablemente será comparado (tal vez durante toda su carrera) en una guerra de unicornios imposibles que pueden tener un efecto transformador, generacional, en la NBA. Holmgren puso en la Bahía la nota más alta, en una noche muy mediática, de su extraordinario inicio de temporada: 36 puntos, 10 rebotes, 5 asistencias y un 14/22 en tiros. El triple imposible que forzó la prórroga en el último segundo y un impacto bestial en una victoria de mucho prestigio (123-130) para sus Thunder, que volvieron a ganar (como el jueves) a los Warriors en San Francisco.

Este doble duelo ha tenido algo de relevo generacional, si es que alguien quiere precipitarse en sus conclusiones, un pecado venial (y muy habitual) en el mundo del deporte. Por encima de todo, ha dejado minutos tremendos de baloncesto, como el primer partido entre estos dos equipos, un 139-141 para los Warriors en OKC. Esta vez volvió Stephen Curry, y aunque siguen fuera el sancionado Draymond Green y el lesionado Gary Payton, los de Steve Kerr se reencontraron con muchas de sus virtudes. Ganaban por 18 en el tercer cuarto (79-61) después de un excelente primer tiempo y encontraron después, cuando el partido se apretó, la puntería desde la línea de tres. Cuatro triples seguidos en dos minutos (dos de Andrew Wiggins, uno de Curry uno de Chris Paul) convirtieron un 99-105 en un 114-112. Otro de Wiggins a falta de un segundo pareció sentenciar (117-114). Pero Josh Giddey puso la bola en manos de Holmgren, que se giró sin pisar ninguna línea, ni la lateral ni la de tres, y empató el partido. Kerr dijo que no quería hacer falta de tiro y que se conformaban con una buena defensa de Wiggins. No bastó.

Nada bastó a los Warriors. Ni Curry de vuelta con cinco triples (25 puntos) pero poco impacto cerca del aro por la alargada sombra de Holmgren. Ni el regreso de la puntería de Wiggins (cinco triples en todo lo que iba de temporada, cinco esta noche para 31 puntos) ni buenos minutos de Paul (13 puntos, 11 asistencias) y rebotes masivos de ataque de Kevon Looney (16, 7 ofensivos). Los Thunder devolvieron todo, golpe por golpe, y ganaron. Y son así seis derrotas seguidas para los Warriors, que han pasado de un 6-2 a un 6-8 y que abrían felices un tramo de seis partidos en casa en el que apilan cinco perdidos a falta de jugar mañana contra los peligrosos Rockets. Para colmo, Klay Thompson dio señales de vida durante tres cuartos (16 puntos) pero se hundió en el último parcial y la prórroga (ni un punto, 0/5 en triples). Cada intento de meter el tiro salvador chirrió más que el anterior mientras muchos se preguntaban por qué no tenía más presencia en ese tramo el esforzado Kuminga. La respuesta está en la jerarquía, y es un puzle que Kerr tendrá que resolver de alguna manera si Klay sigue tan, tan lejos de su mejor versión.

Los Thunder se habían apoyado dos días antes en los triples de Isaiah Joe y esta vez dejaron que sus súper estrellas marcaran la hoja de ruta. Jalen Williams sumó 22 puntos, Holmgren jugó un partido simplemente fabuloso (intimidación, carácter, lectura del partido, canastas por todas las zonas de la pista…) y Shai Gilgeous-Alexander apareció para sentenciar con 10 de sus 40 puntos en la prórroga, ocho seguidos desde el 120-120. Tiros de alta dificultad, una gran defensa sobre Curry en el momento oportuno, 7 rebotes, 6 asistencias y un 18/29 excelente para un jugador especial que dirige un equipo especial y que tiene a su lado un socio especial, un unicornio que va camino de quitarle el Rookie del Año a Wembanyama… y mucho más que eso. Los Thunder (9-4) son cada vez más presente que futuro, los Warriors (1-6 en su pista) tienen que decidir si siguen siendo más presente que pasado. Y esta noche perdieron una excelente oportunidad para demostrarlo.

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