Harden, Durant y los tiempos pasados que fueron mejores

Es cierto que la vejez no es sinónimo de experiencia, igual que la juventud no es sinónimo de innovación. Pero siempre hay tintes de nostalgia como el que hemos visto en el estreno del Intuit Dome, el espectacular nuevo pabellón de Inglewood, en Los Ángeles, ese proyecto faraónico que el multimillonario Steve Ballmer ha potenciado con mucho dinero en el bolsillo para que los Clippers escapen de la alargada sombra de los Lakers. Y qué mejor manera de estrenarlo con un duelo contra los Suns, liderados por Kevin Durant. Un jugador generacional que tenía delante a otro, un James Harden curtido en mil batallas. Ambos compartieron equipo en Oklahoma hace ya 12 años (luego tuvieron una breve pero comentada reunión en los Nets), cuando la Barba fue el chico expiatorio de los Thunder tras la derrota ante los Heat en las Finales, salidas nocturnas por los clubs nocturnos de Florida mediante. Lo que han cambiado las cosas...

Entonces, y aunque la NBA estaba en plena ebullición, la era del triple no estaba todavía instaurada. LeBron James ganaba su primer anillo de los cuatro totales que tiene e iniciaba una reconversión del lado oscuro al lado de la luz para utilizar sus poderes para buenas causas. Stephen Curry era un jugador que apuntaba maneras, pero que no terminaba de arrancar y arrastraba problemas defensivos notorios. Kobe Bryant seguía en activo y optando al MVP. Y los Spurs de Tim Duncan todavía no estaban acabados. El propio LeBron es de lo poco que queda de una época que fue suya. Y en la que luchó contra gente como Harden y Durant, que acaban de cumplir 35 y 36 años respectivamente y ya no tienen la capacidad de juntar el agua con aceite, ni permitir que las pavesas sepan a fresas. Eso de cambiar la deriva de los continentes o el flujo de las mareas queda lejos para dos jugadores que están para verlas venir, en distintos proyectos. Y que no parece que tengan demasiado interés en nada más.

Los Suns conquistaron el Intuit Dome (113-116) en un partido estupendo, incluso en sus errores, resuelto en la prórroga. Lo hizo con 25 puntos de Durant, que este verano ha logrado su cuarto oro olímpico y se acerca inexorablemente a la barrera de los 30.000 puntos anotados en la NBA mientras está en un equipo empeñado en realizar un viaje a ninguna parte. El alero, sin brillo pero con garra, ha acabado con 25 puntos y 7 rebotes, pero no ha repartido ninguna asistencia, y ha robado 3 balones perdiendo hasta 7 en una concatenación de errores que ya es comprensible y que quedan justificados con cada momento en el que se vuelve a levantar por encima del bien y del mal para quedar suspendido en el aire, colgado en la percha de Dios, y anotar una nueva canasta como si no hubiera esfuerzo en ello. Harden, que se ha hecho con la llave de la franquicia tras la salida de Paul George y las eternas lesiones de Kawhi, ha hecho también lo suyo: 29 puntos en 28 lanzamientos, 12 rebotes y 8 asistencias, además de 8 pérdidas y un 2 de 9 en triples. Con momentos fantásticos y otros en los que se ha notado que el camino a la senectud es irreversible.

En la prórroga se vio eso que tantos llaman los efectos desagradables de la edad, cuyos vestigios ya se habían observado antes, especialmente en el intento de victoria de Harden, cuyo tiro ganador se quedó sin fuerzas, una bombita con la izquierda que rebotó en el aro antes de salirse y que demostró que ni las piernas, ni los brazos, ni los lanzamientos en fatiga son los de antes. A menos de 2 minutos para la conclusión y con 4 arriba para los Suns, Durant lanzó un triple incomprensible en transición que erró, permitiendo la contestación de unos Clippers que anotaron en la jugada siguiente y pasaron de estar perdidos a metidos en el partido. Y todo terminó con Harden, que falló un tiro libre para forzar una nueva prórroga y recibió, con los angelinos 3 abajo, en la última jugada, pero perdió el balón, que recuperó Grayson Allen. Y así finalizó un partido en el que Durant rozó los 44 minutos y Harden casi llega a los 40. Demasiado esfuerzo para dos hombres que deberían guardar para playoffs, pero que tienen que hacer este tipo de esfuerzos al principio precisamente para no quedarse sin playoffs.

Más allá de eso, el partido fue emocionante a pesar de los errores. Tuvo 14 cambios de liderato en el marcador y 10 empates, con la cofradía del gasto de los Suns logrando ventajas de 14 puntos en la primera mitad y los locales de 10 en la segunda. Con 43 pérdidas combinadas, el partido estuvo muy trabado en ocasiones y el final se eternizó por los tiempos muertos, pero finalmente, e igual que tuvo su principio, tuvo también su final. Los 24 puntos de Bradley Beal y, especialmente, los 15 de Devin Booker, supieron a poco para el equipo de Arizona, con los que se estrenaba de forma oficial Mike Budenholzer. En los angelinos, los 21 tantos y 9 rebotes de Ivica Zubac fueron lo que más ayudó a Harden. El Intuit Dome, con Kawhi Leonard vestido de calle, certificó una mudanza que coincide con un momento deportivo que no hará precisamente grandes a los Clippers. Pero, más allá de eso, Harden y Durant protagonizaron un bonito duelo para nostálgicos que confirmó que hablamos de dos de los más talentoso jugadores de la historia. Eso, y que tiempos pasados siempre fueron mejores. Al menos, para ellos.

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