Denver NuggetsDEN
108
Miami HeatMIA
111
Finalizado

NBA | FINALES 2023 | NUGGETS-HEAT (1-1)

Golpe de calor en las Finales

Un memorable último cuarto visitante coloca el 1-1 con las Finales camino de Denver. El acierto desde el triple y la pizarra de Spoelstra, claves.

El miércoles tenemos partido masivo, tremendo. Con un pedazo de esta Final, abierta de pronto de par en par, en juego. Porque, después de un asombroso 108-111, la serie por el anillo se va empatada (1-1) a South Florida, tierra de milagros en estos playoffs. De la Mile High, más de 1.600 metros de altitud, al nivel del mar, a pie de sol y playa: Heat, el calor. Heat, la guadaña. El equipo que nunca se rinde, el que tiene mil vidas. Una historia increíble que demostró en las Rocosas que no juega para inspirar narrativas ni propiciar moralejas. Juega para ser campeón de la NBA. Y está a tres victorias de lograrlo. Como unos Nuggets de repente magullados. Por eso el miércoles será, sí, un partido masivo, tremendo, con un pedazo de esta Final en juego.

Porque hasta ahora hemos vistos dos relatos completamente diferentes. Así que no sabemos si la realidad es la placidez con la que Denver Nuggets condujo hacia el 1-0 o la desgarrada brillantez, una especie de luz oscura, con la que Miami Heat colocó el 1-1 por la vía del estrangulamiento. Porque el segundo partido, apasionante, fue una tenaza en las arterias de unos Nuggets que, o eso pareció, se veían tan favoritos como muchos los sentíamos desde fuera. Fue una llave de judo a las certezas. No sabemos si un bofetón a la realidad… o una puerta abierta (a patadas) a otra realidad. La verdadera, la que tampoco entendieron Milwaukee Bucks, New York Knicks y Boston Celtics hasta que fue demasiado tarde. Ahora no sabemos cuánta, pero sí que hay Final. Vaya que sí. Y eso, después de las sensaciones tan templadas del game 1, es una noticia excepcional. El termostato ha saltado por los aires.

Otro golpe a la historia de Miami Heat

Nunca un seed 8, el último asiento para las eliminatorias, había estado tan cerca de un anillo. Porque nunca un seed 8 había apilado 13 victorias en unos playoffs ni había ganado un partido de Finales fuera de casa. Miami Heat ha hecho todo eso con siete remontadas en partidos en los que se ha visto con más de diez puntos de desventaja. Eso iguala el tope de los últimos 25 años, una marca compartida ahora con los Warriors del pasado curso (campeones) y otras dos versiones de su marca, la Heat culture: 2011 y 2012. El partido fue un Picasso de Erik Spoelstra, una lección de ajustes y ajedrez con alambradas. Pero no se habría decantado sin una, otra, noche tremenda de los Heat desde la línea de tres: 17/35, casi un 49% y seis más (11/28) que los Nuggets, que no habían perdido en playoffs (9-1 ahora) y no caían en su pista en total desde el 30 de marzo. En aquel partido, contra los Pelicans, no jugó Nikola Jokic. La última derrota como local de Denver Nuggets con el serbio en pista se remontaba... al 12 de marzo. Miami Heat, que cumplió a rajatabla con su plan de fuga, conoce bien la diferencia de altitud, esa ventaja de campo asfixiante de un Ball Arena en el que no ganaba desde noviembre de 2016. Lo ha hecho en el día D.

Ahora Spoelstra recuperará, casi con toda seguridad, a Tyler Herro para el tercer partido. Sumará más de 20 puntos y mucha generación a un molde que funcionó perfectamente en este segundo partido: Kevin Love titular, regreso al quinteto grande sin un Caleb Martin difuminado y enfermo. Circulación, cortes constantes, tiros liberados… y un gigantesco esfuerzo defensivo, máxima presión con alternancia de defensas individuales y zonas, variantes casi interminables para no dejar que los Nuggets cojan ritmo, pongan el piloto automático. El único problema visible fueron los minutos de Cody Zeller, que tendrán que reducirse al mínimo aunque sea el único suplente viable (por tamaño) contra Jokic. El resto funcionó, con muy pocos puntos cerca del aro pero una eficacia abrasadora en los triples. En ese ritmo de acierto, los Heat tienen una opción muy real de ser campeones. La mala noticia es que es muy difícil repetir noches así. La buena… que llevan todos los playoffs haciéndolo.

El trabajo sobre Jokic fue fascinante, un baile de ayudas que acumulaban cuerpos sin permitir tiros liberados en los normalmente mortíferos pases del serbio, que fue el único argumento de los Nuggets en un segundo tiempo en el que anotó 28 puntos. 18 en un tercer cuarto épico en el que sostuvo a su equipo en el marcador (83-75) pese a que las sensaciones eran cada vez más preocupantes. El único arrebato local había llegado entre el primer cuarto y el segundo, cuando un 10-21 de impecable presentación visitante se convirtió en un 50-35 que amenazaba break antes del descanso. Ahí los Heat, precisos con el quinteto inicial y desastrosos en el baile de cambios, sobrevivieron (57-51 al descanso) y se dieron la oportunidad de llegar con vida a un último cuarto para el recuerdo: 25-36 con un tremendo 12-32 en los primeros 8 minutos y medio (95-107). Un coletazo a la desesperada de los Nuggets, con dos triples de Jamal Murray, envió el partido al 108-111 que ya no se movió en los dos ataques finales. Primero no sentenció Jimmy Butler, después Michael Malone no pidió tiempo muerto y, para acabar, Murray se generó el espacio suficiente para lanzar un triple difícil pero que ha anotado muchas veces. Esta no: 1-1.

Una mala noche de Porter Jr, KCP, Murray...

Jokic acabó con 41 puntos y 11 rebotes, un ejercicio emocionante de resistencia entre canastas de todo tipo. De espaldas y de cara al aro; por fuera, por dentro y en transición, coast to coast. Todo lo que hiciera falta para sostener a un equipo cegado, sin circulación ni ideas, desconcentrado durante muchos minutos y empujado por el ímpetu de la segunda unidad (Jeff Green, Bruce Brown, el rookie Christian Braun). De los titulares que no eran Jokic, nada. Muy poco, hasta ese empujón final, de Murray para el nivel del partido (18 puntos, 10 asistencias); defensa con poco ataque de Aaron Gordon y unas lagunas terrible de Kentavious Caldwell-Pope y un Michael Porter Jr ausente y que en los dos partidos acumula un 3/17 en triples.

Esta versión de Denver Nuggets es humana, vencible. Pero es que Miami Heat consigue que todos sus rivales parezcan humanos, vencibles. Jokic se quedó en 4 asistencias (solo una en la segunda parte) por 5 pérdidas, un dato trascendental porque esa es la fórmula: para ganar batallas y tal vez la guerra, sobre todo con el serbio en semejante nivel de exigencia física. De sus 14 asistencias, 2 pérdidas y 12 tiros de campo el jueves, jugando con frac, a 4, 5 y 28. Y un -11 en pista. Ahí está el talón de Aquiles de los Nuggets: en playoffs, 0-3 si Jokic llega a 40 puntos y 13-1 si se queda por debajo. ¿Se puede encontrar ese punto débil y sacudirlo como a una estera tres partidos más? Si hay un equipo capaz, es Miami Heat.

Adebayo se mató en defensa y acabó leyendo bien el ataque tras un mal inicio (21 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias). Butler pasó de puntillas por más de medio partido pero anotó 8 puntos con mucho peso en el último cuarto (21 en total). Max Strus firmó un 4/7 en triples en el primer parcial después de su 0/9 72 horas antes, Duncan Robinson metió sus 10 puntos en el momento crítico del último parcial y Gabe Vincent fue una fuente constante de puntos, un castigo para cada descuido defensivo de los Nuggets: 23 con un 4/6 en triples. Las Finales 2023 se van a Miami. Seguramente regrese Herro. Tal vez mejore un Martin que ha jugado enfermo los dos primeros partidos. Spoelstra ha tomado iniciativa de los banquillos y Butler tiene dos días más para buscar su forma heroica, que todavía no ha aparecido. Todo son buenas noticias para los Heat, de repente. Y para unas Finales que han entrado en un maravilloso estado de incertidumbre. ¿Cuál es la realidad? El miércoles tendremos un pedazo importante de la respuesta. Y, tal vez, del destino de esta temporada 2022-23.

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