Bombona de oxígeno para Giannis

A trompicones y con muchas dificultades, pero con relativo éxito. Los Bucks parecen, poco a poco, salir del enorme pozo en el que se habían hundido a principios de temporada. Lo hacen imponiéndose a un rival importantísimo como los Rockets, que venían de ganar sus cinco últimos partidos consecutivos y seis de los últimos ocho. Y sumando su tercera victoria en los últimos cuatro encuentros, la mejor racha del curso baloncestístico para la franquicia de Milwaukee, que se recupera de la derrota por un sólo punto ante los Hornets para emerger por la misma diferencia contra sus más recientes rivales. Algo que puede dotar de cierto optimismo a la entidad, muy desdibujada tanto en el conglomerado de aspirantes a playoffs de la Conferencia Este como, esto ya es obvio, de la posibilidad de batir a los Celtics (vigentes campeones) o alcanzar el nivel de los Cavalers (15-0, el equipo del momento). Eso sí, tienen que empezar por aquí: a construir desde abajo y llevarse partidos de nivel baloncestístico. De barro y trincheras, los lugares más físicos y sucios, allá donde se llevaron el anillo de 2021. Una cultura que han perdido en esencia tras el éxito, pero a la que han regresado brevemente en una noche de coraje y pundonor.

Fue un partido de malos porcentajes, peleas bajo los aros, pérdidas, lucha en la zona, intimidación. Y resultado corto (101-100) con una balanza inclinada definitivamente por un Damian Lillard que fue un desastre primero y una solución al final: 18 puntos, 4 rebotes y 10 asistencias, aunque 6 de 18 en tiros de campo y 0 de 6 en triples. Con 98-94 el base anotó desde el exterior y le fue señalizada una falta a favor, pero los árbitros dijeron que había sido abajo. No se arredró: los Rockets anotaron por obra y gracia de Alperen Sengun, pero Lillard logró dos tiros libres y asistió en la jugada siguiente para que AJ Green concretara un triple. La última posesión fue suya, superando la marca de Dillon Brooks y yendo hacia la canasta. Con tanto fallo, siempre es mejor atacar la zona que intentar una suspensión, algo que sabe muy bien la estrella, que con 34 años ha resuelto partidos desde su casa pero tenía que asegurar esta vez. Y lo hizo (vaya si lo hizo), contra tabla, con 3,9 segundos para la conclusión. Los Rockets ni siquiera pudieron concretar en la última jugada, en la que los Bucks primero hicieron la falta que les quedaba y luego impidieron que Sengun recibiera. Al turco se le escapó el balón. Y se acabó lo que se daba.

En el toma y daca perdieron los Rockets, que no supieron gestionar el final a pesar de ir por delante en el momento de la verdad. Sengun se fue a 18 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias, pero tuvo muchos problemas para luchar contra el físico de los Bucks al final y el paso adelante que dieron, en los últimos instantes, llenando de cuerpos voluminosos la zona. Jalen Green sumó 21 y 9, además de ser una bombona de oxígeno para los suyos en el último cuarto (10 puntos), mientras que Feed VanVleet produjo 26 tantos, 5 rechaces y 6 pases a canasta, pero estuvo errático en el triple (3 de 11), mientras que Amen Thompson hizo un poco de todo desde el banquillo (10+7+2). Los texanos ganaron la lucha por el rebote (53 a 43, con 16 ofensivos) y perdieron menos balones que sus rivales (12 por 15), pero estuvieron erráticos en el lanzamiento y se quedaron en un 40% en tiros de campo y por debajo del 30% en triples, algo que les penalizó mucho a pesar de recuperarse de un segundo cuarto infame (30-17) para comandar las hostilidades en los últimos instantes. Sin suerte, claro.

Las cosas fueron mejor en los Bucks, que tiraron de genio y de garra para sacar el partido adelante con la aparición estelar de Brook Lopez. Camino de los 37 años, el pívot, uno de los máximos exponentes a la adaptación a la era del triple y una de las claves del anillo de 2021, volvió a ser el de sus mejores días con 27 puntos, 10 rebotes, 3 robos y 4 tapones, 11 de 15 en tiros de campo y 5 de 8 en triples. Fue el sostén de los locales durante muchos minutos y una amenaza constante desde el exterior, además de una ayuda fundamental para Giannis en la defensa sobre Sengun. El griego consiguió 20 tantos, 13 rechaces, 4 asistencias y 3 tapones, incluido uno esencial al turco dentro del último minuto. Los 12 puntos de Gary Trent (4 de 6 en triples) y los 11 de Bobby Portis fueron esenciales desde el banquillo. Pero, más allá de eso, los Bucks respiran. Con muchos problemas, un inicio de temporada alejado de las expectativas y los deseos propios, una plantilla envejecida y el recuerdo del campeonato de 2021 cada vez más lejano. Pero con una victoria que sabe a gloria y que se encuadra dentro de la primera dinámica positiva del curso. Les queda mucho, pero los brotes verdes aparecen, aunque sea de forma tímida. Algo es algo.

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