Este muerto está muy vivo

Perece mentira lo que pueden cambiar las cosas en menos de una semana. El martes pasado a estas horas se vivía un auténtico terremoto en la NBA con la segunda victoria consecutiva de los Minnesota Timberwolves en Denver, en casa del campeón, tras una paliza competitiva y moral que dejaba a los Nuggets con un pie y medio en la tumba. El equipo que todavía tenía la corona de campeón, con su flamante MVP de la temporada al volante, se estrellaba por segunda vez ante un muro de talento, músculo y hambre que le había convertido en un pelele a su merced, incapaz de dar la más mínima respuesta vital ante lo que les estaba pasando por encima. Un coma profundo del que parecía imposible que fuesen a despertar en Minneapolis... ¡Pero vaya si lo han hecho! Hoy, seis días y dos partidos después, la serie viaja de nuevo a Denver con empate a 2 después del segundo golpe en la mesa en tres noches de los campeones. Un 107-115 que deja la eliminatoria en tablas y el viento soplando claramente a favor de los Nuggets.

Si el tercer encuentro fue un cambio de paradigma en la eliminatoria, con los Nuggets haciendo de todo y todo bien, cambiando por completo la cara y la actitud del segundo partido, este cuarto ha supuesto la confirmación de que la serie está muy lejos de parecerse a la que vimos al principio. La defensa de los Wolves, la mejor de la Liga y la misma que anuló a su rival en los dos primeros encuentros, tiene boquetes por todos los sitios. La profundidad de banquillo que estaba machacando a los Nuggets ahora es un factor que se ha vuelto en contra de los Wolves. Y la aportación de los dos interiores, Rudy Gobert y Karl-Anthony Towns, tan determinante en estos playoffs, ha desaparecido. Al menos han recuperado la versión de superhéroe de Anthony Edwards respecto al encuentro anterior. El escolta salió a la pista con un objetivo entre ceja y ceja, poner a su equipo 1-3 arriba. Mucho más no pudo hacer: 44 puntos con un 16/25 en tiros y un 5/8 en triples. Edwards recuperó la figura de estrella de la Liga, pero sus compañeros no le secundaron. Aunque otros cinco jugadores locales acabaran en dobles dígitos de anotación, ninguno fue determinante cuando el partido se les empezó a ir de las manos, en la intersección entre el primer y el segundo cuarto.

En ese rato encajaron un parcial de 4-26 espoleado por todos los secundarios de los Nuggets: Aaron Gordon, Justin Holiday, Christian Braun y Reggie Jackson. Entre los cuatro acabaron el partido con un 8/11 desde el triple. Mención especial hay que hacerle a Gordon, que salió muy tocado de los dos primeros encuentros, con sus funciones reducidas al mínimo. Hoy volvió a ser ese jugador al que no ves durante gran parte de las jugadas pero que acaba por machacarte cuando menos lo esperas. Finalizó con 27 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, un 10/11 en tiros (no falló hasta que faltaban 3:39 para acabar el partido) y su defensa sobre Towns fue fundamental. El dominicano se quedó esta vez en 13 tantos y un 5/18 en lanzamientos de campo.

Un 0-8 en los últimos 20 segundos de la primera mitad, coronados por un triple de Jamal Murray desde medio campo, ponía el +15 al descanso para los Nuggets. En la segunda parte lo único que tuvieron que hacer los campeones fue controlar que no se despertara su rival, mantenerlo sedado, que es lo que parecen haber hecho en los dos encuentros de Minnesota. Cuando se esperaba un infierno, una ola que sepultara del todo al campeón, este ha inyectado el suero de la desconexión a su rival y, probablemente, uno mucho más letal: el de la duda. Cuando tocaba a arrebato, cuando los Wolves tenían que sacudirse el polvo de los últimos seis cuartos (los cuatro del tercero y los dos primeros de esta noche), fueron incapaces de hacerlo. De los 24 minutos de la segunda parte sólo pudieron bajar la diferencia por debajo de 10 puntos en un total de 3:19.

Nikola Jokic (35+7+7) ha vuelto a coger el volante y, con calma y brillantez, vuelve a marcar el ritmo de la eliminatoria. “Las derrotas de Denver nos han hecho más fuertes. Ahora necesitamos defender la ventaja de campo”, explicaba el serbio. Porque sí, los Nuggets vuelven a tener la ventaja de campo en su mano. Ganando los dos partidos de casa que les quedan estarían en la final del Oeste. El corazón del campeón, ese que muchos dudamos que existiese después del Game 2, ha hecho aparición a lo grande cuando más falta hacía. Y ahora son los hambrientos Wolves los que han de demostrar que siguen teniendo ganas de comerse el mundo, porque cuando tenían a su presa donde querían se les ha escapado de entre las fauces.

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