El nuevo impulso de Zion Williamson

Como otras veces han decepcionado cuando los focos se han posado en ellos, y como otros equipos más mediáticos acaparan los titulares siempre (cuando les va bien, cuando les va mal y cuando les va regular), el caso es que no ha hecho mucho ruido el ascenso de New Orleans Pelicans, un equipo muy evidentemente al alza, que confirmó contra los Clippers (112-104) unas buenas sensaciones que quedaron en cuarentena en su anterior partido, una derrota fea en casa contra los Cavaliers. Este triunfo culmina un ascenso en la clasificación en el que ha influido un calendario amable (ojo a las dos próximas semanas: Celtics, Bucks, Thunder, Suns, Heat…) pero también una organización mucho más funcional y, poco a poco, la aparición de respuestas para algunas de las preguntas que tenían a este equipo en tierra de nadie. Ni sí ni no en el Oeste.

Ahora es sí: la victoria asienta a los Pelicans en la quinta plaza, ya menos preocupados por el play in y con la vista centrada en estos Clippers (40-26) a los que ya tienen a solo dos partidos. Esta noche además selló el desempate a favor de los de NOLA (3-1 en la serie de la temporada), así que en las próximas semanas se puede decidir el factor cancha en lo que apunta a duelo cuarto/quinto en primera ronda: los Clippers ya están a tres partidos del tercero, cuando hace nada peleaban por la cabeza de la Conferencia. Y los Pelicans, más apretados, le llevan uno y medio a los Kings. Ese 3-1 remata un 12-2 en los últimos 14 duelos directos, un aviso, por lo que pueda venir en abril, para los Clippers.

Sin James Harden, en back to back fuera de casa y en un tramo criminal del calendario (quinto partido en siete días), el factor físico fue clave, aunque los Clippers pelearon para agarrarse al partido, recuperar varios puntos de break de los Pelicans, que siempre rondaron la fuga, y llegar vivos a la segunda mitad del último cuarto (100-96). Tiene su mérito porque tiraron bien pero sin alardes por fuera, sumaron demasiadas pérdidas, pocos rebotes (solo 5 de ataque) y apenas presionaron en la zona: 28 tiros en total por los 28 puntos (puntos, no tiro) que apiló él solo Zion Williamson.

Lue probó con backcourts más grandes, lo intentó con PJ Tucker… pero no le funcionó nada contra Zion mientras su equipo tampoco tenía el brillo en ataque de una noche antes, en Chicago. Los minutos con Paul George (26 puntos) y sin Kawhi Leonard (23) fueron negativos, la baja de Harden se notó y Norm Powell acabó con problemas de tobillo, un asunto (el de la salud) en un equipo exigido, veterano y al que se le empieza a notar una evidente falta de frescura, sobre todo en comparación con sus mejores semanas tras el aterrizaje de Harden, que se ha perdido este back to back por problemas en el hombro.

Zion (34 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias) percutió sin parar, buscó permanentemente el aro iniciando las jugadas con la bola en las manos, la fórmula que mejor funciona (cada vez es más obvio) para los Pelicans. Con más concentración para defender y rebotear (los talones de Aquiles que los rivales intentarán explotar en playoffs), este es uno de los mejores tramos en la (hasta ahora complicada) carrera de Zion, que necesita la bola (aunque Brandon Ingram también) y necesita espacios. Los Pelicans siguen jugando peor con el quinteto inicial que cuando entrar suplentes absolutamente claves como el tirador Trey Murphy (esta vez, 14 puntos). Con Herb Jones (aspirante al Mejor Quinteto Defensivo) mucho más fino desde la línea de tres y CJ McCollum cada vez reducido al rol de abrir la pista, Zion se maneja con unos espacios que no solía tener cuando compartía (más) responsabilidades con Ingram y se topaba en la zona con un Jonas Valanciunas que fue desapareciendo de la rotación en la segunda parte (jugó más Larry Nance) de un triunfo clave, que permite a los Pelicans mirar de frente al cuarto puesto a las puertas de un pico del calendario que nos dirá mucho sobre este intrigante gran momento en el que se manejan los Pelicans rumbo a playoffs.

¿Los Clippers? Ahora mismo no parecen el aspirante que eran cuando alcanzaron el liderato del Oeste y encontraron un punto de chispa física que ahora se ha desvanecido. Kawhi tiene problemas de espalda, George los ha tenido de rodilla, no está Westbrook y Harden ha tenido que parar por el hombro. Ahora también el tobillo de Powell… el funcionamiento colectivo sigue dependiendo del brillo de las estrellas (más de lo que en todo es normal y más de lo deseable) y hay dudas sobre el esquema y sobre cómo están las piernas a las puertas del momento clave de la temporada. Todo eso, claro, es especialmente evidente en el quinto partido en siete noches, en back to back y sin el timón de Harden. Era un día de perros y así fue el partido para un equipo que mejorará, se supone, pero que lleva semanas lejos de esa versión ideal que lo convierte en aspirante a todo.

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