New York KnicksNYK
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Cleveland CavaliersCLE
79
Finalizado

NBA | PLAYOFFS 2023 | KNICKS-CAVALIERS (2-1)

El Madison desmonta a los Cavs

Pésimo partido de los de Ohio, que tienen que ganar en Nueva York mañana para no regresar a Cleveland con un 1-3 en contra. Brillante Jalen Brunson.

Brad PennerUSA TODAY Sports via Reuters Con

Ganó el Madison. El viejo cubil de los Knicks, creado para noches así aunque estas no hayan abundado precisamente en los últimos años. Las cosas de los Knicks, ya se sabe. De hecho, y como en 2021 los pabellones no estaban a plena capacidad por las normas de pandemia, este era el primer llenazo en Manhattan para playoffs desde el quinto partido de la segunda ronda de 2013. Ha llovido. Y el Madison respondió, claro. Y los Knicks aplastaron (99-79) a unos Knicks minúsculos. No jugaron bien, porque nadie jugó realmente bien más allá de Jalen Brunson. Pero ganaron con mucha autoridad. Baloncesto de playoffs, si se quiere. Y es un 1-2 para ellos, salvado por ahora el factor cancha que robaron de Cleveland.

Los Cavs tienen que despertar. Su eliminatoria, con la balsa de aceite del segundo partido incluida, es demasiado pobre. Mañana, sin mucho tiempo para recuperar (19:00, hora española) se juega un cuarto partido del que no les conviene salir con un 1-3 en contra. Con tan poco tiempo para descansar, habrá que estar atentos a Darius Garland, que se hizo daño en un tobillo. No les faltaba más a estos Cavs tan lejos ahora mismo de la imagen con la que deberían haber llegado a estos playoffs: aspirantes o como mínimo outsiders, aspirantes a ser aspirantes en el Este. No están en eso. No lo han parecido durante muchos momentos de la temporada, pese al buen ritmo de victorias y la llegada de Donovan Mitchell (ambas cosas están relacionadas).

Los Cavs son el primer equipo de toda la temporada NBA que se queda por debajo de 80 puntos. No habían perdido por 20 o más en todo el curso y, otro dato espantoso, se quedaron en 32 en la primera parte, lo que igualó un mínimo histórico en playoffs que se dio también en 1996, también en primera ronda…. Y también contra los Knicks. Los de JB Bickerstaff no necesitan ajustes sesudos ni grandes cambios. Necesitan jugar mejor, que mira que parece fácil porque peor que en este tercer partido es imposible. No va a aparecer por arte de magia el nivel que los más optimistas esperaban de ellos en verano y que apenas hemos visto, sobre todo porque el encaje real de Garland y Mitchell está todavía por ver, más allá de que es mejor tener jugadores muy buenos que jugadores regulares. Pero una cosa es jugar a la vez y otra jugar juntos. Hay una diferencia.

En esa primera parte bochornosa (45-32) los Cavs se quedaron en un 37% en tiros totales y un 16% en triples después de un 3/23 combinado entre los dos equipos en un terrible primer cuarto (17-17). Derrotados en el rebote y con 21 pérdidas por 16 asistencias (13 canastas por 12 pérdidas en el primer tiempo, de hecho), los Cavaliers naufragaron a todos los niveles y enterraron las sensaciones recuperadas en el segundo partido. Jugaron horriblemente mal. Y perdieron por 20 con una desventaja que llegó a 27 en el último contra un rival que se quedó por debajo de 100 puntos. Imposible de digerir.

Los Knicks tampoco hicieron un partido de museo pero al Madison no le importó. Ganaron, defendieron, pelearon. RJ Barrett, tras su espantoso paso por Cleveland, salió de su hibernación particular y anotó 10 puntos (con dos triples, aleluya) en el primer cuarto y 19 en total. A partir del segundo parcial entró en juego Brunson, que dirigió todo lo mejor que pasó en el partido y acabó con 21 puntos y 6 asistencias. En el otro lado, Garland se quedó en un 4/21 en tiros (10 puntos, 3 asistencias por 3 pérdidas) y Mitchell gastó 19 tiros para sumar 22 puntos muy cerca del lugar en el que nació y en el pabellón en el que parecía destinado a jugar esta temporada, hasta que irrumpieron en el mercado los Cavs. Generalmente muy bien recibido, fue convenientemente abucheado esta vez: estamos en playoffs. Las ovaciones quedan para los Knicks… con toque para Derrick Rose, cuya entrada al final, con el partido resueltísimo, hizo feliz a los aficionados.

Sin la presencia interior que se les presupone, sin tiro y con un banquillo anémico, los Cavs entraron de cabeza en la trampa de unos Knicks que mandan en la serie (1-2) sin haber jugado todavía a su mejor nivel. Eso, supongo, es una buena noticia para ellos. Y que tienen mañana una oportunidad de oro para poner un pie en segunda ronda en un Madison que, seguro, estará a la altura de la ocasión. Los Cavs tienen menos de 48 hora para despertar. Lo bueno, si acaso, es que peor no pueden jugar. A ver qué hacen.

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