Doncic, solo ante el peligro

El mayor problema de los Mavericks es que sus mayores virtudes suelen confluir con sus peores defectos. Es lo que tiene la simplicidad de un sistema, que no tiene por qué ser mala pero que es muy acusada en el caso de un equipo en el que Luka Doncic hace y deshace a su antojo. Es el esloveno el que lleva la batuta de forma constante y permanente, por tiempo de bote, cantidad de balón en las manos, toma de decisiones y uso de su talento. Esto tiene dos vertientes: una, que obliga a la estrella a estar a un nivel estelar todo el tiempo, siendo sus bajones muy perjudiciales para el equipo. La segunda, que la intendencia de el nivel y no deje aislado a su compañero, que también nota mucho cuando se ve en la obligación de hacerlo todo y lo que le rodea no actúa como receptor de su juego para dejarle a él, solo ante el peligro.

La derrota ante los Grizzlies supone un pequeño revés para los Mavericks. Por ser ante un equipo que está recuperándose del hecho de haber perdido a su gran estrella, Ja Morant, para el resto de la temporada, por el récord que defienden (14-23 ahora) y por ser una plantilla muy inferior en lo teórico a la de los texanos, que además de jugar como locales venían de tres victorias consecutivas, la última de ellas ante los Timberwolves, líderes de la Conferencia Oeste. Una gran noticia que no se ha confirmado hoy, un partido en el que han decaído hundiéndose en el rebote (54-23 para los visitantes) y sin repartir juego (27-20). Con ya 20 tantos de desventaja en el último periodo (83-103), un colapso absoluto en ambos lados de la pista y muy dependientes de Doncic en el último cuarto, cuando le dieron balones constantes para que lo hiciera todo. Y ahí, donde está su mayor fortaleza, acabó emergiendo la perdición. El mismo plan no siempre resulta. Y es tan predecible, que a la larga suele fallar.

La ausencia de Derek Lively tampoco ayudó a los Mavs, que cargaron mucho el juego por fuera sin suerte (9 de 27 desde el exterior) y permitieron demasiados puntos en la zona. El equipo de Jason Kidd se retroalimentó de sus errores y recibió 39 y 35 puntos entre el segundo y el tercer periodo. En éste, Kyrie Irving anotó 16 de sus 33 puntos antes de hundirse en el cuarto definitivo (2, con 1 de 5 en tiros), la otra pata de un sistema que monopoliza a ramalazos y cuando Doncic lo permite la otra gran estrella, pero a la que también se le exige una regularidad máxima para que los engranajes encajen y el organigrama funcione. El esloveno finalizó con 31 tantos, 6 rebotes y 6 asistencias. Anotó 10 de ellos en los 12 minutos finales de los 20 de su equipo, con un 4 de 6 en tiros por el 4 de 14 combinado del resto. Acabó muy sólo, también abandonado por Kyrie, que disputó ahí el mismo tiempo que él (8:57) ante de que Kidd diera la cosa por perdida y les mandara al banquillo.

En lo referente a los Grizzlies, gran victoria tras la confirmación del adiós de Morant, un golpe enorme para el equipo. Se recomponen con un excelente partido ganado fuera de casa, el tercero consecutivo y el cuarto en los últimos cinco partidos. Demond Bane logró 32 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias; Marcus Smart 23 tantos. Y Xavier Tillman hizo mucho daño desde el banquillo en la zona con 14, y 11 rechaces. La zona fue el lugar en el que mejor se manejaron los de Taylor Jenkins en ausencia de Lively y a pesar de contar también con bajas (las ya conocidas más alguna otra como Santi Aldama) y se llevaron un encuentro en el que demostraron excelentes sensaciones. Mientras que los Mavericks, que se empeñaron demasiado en defender un partido perdido, juegan ahora otros tres partidos en casa (uno con los Knicks y dos con los Pelicans) en los que esperan volver a sumar. Con o sin dependencia de Doncic. Al final, es el camino que eligieron. Y el que se han empeñado en tomar.

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