Doncic recibe dos salvavidas que, de momento, están deshinchados

En Dallas se piden refuerzos. Lo ha hecho Doncic en las últimas horas. De hecho, fue la previa de ESPN de este partido con los Hawks la que se utilizó para hacer público el malestar de Luka con la falta de refuerzos. En la mentalidad de Dallas, por lo menos de un tiempo a esta parte, no entra la de la mejora de plantilla aunque la estrella lo considere necesario si ellos no lo ven así. ¿Que quiere un nuevo jugador? Démosle dos. Pero con trampa. En esta ocasión se recuperó para la batalla a dos soldados al mismo tiempo. Dorian Finney-Smith y Josh Green, el alero titular y su suplente, regresaron a las pistas tras sendas lesiones que les han apartado de ellas las últimas semanas (y lejos de su mejor forma física, como es comprensible). Ése es el tipo de estrategia con la que se quedan, a falta de que vean alguna ganga en el mercado, para hacer como que contentan al esloveno. Mientras se aprovecha la igualdad en las posiciones medias de la Conferencia Oeste para reblandecer otra derrota, esta vez como local. Atlanta pescó en río revuelto, 122-130, apoyándose en un último cuarto mucho más digno que el de su contrincante.

Los Mavs se enfrentaron a unos Hawks que hierven por dentro, en los que hay tiranteces entre McMillan y Young, donde se plantean cambios, pero que han recuperado hace poco a una pieza que les hace estabilizarse, el pívot suizo Clint Capela, y empiezan a escalar posiciones en el Este. Han ganado cuatro partidos seguidos y seis de los últimos ocho. En el American Airlines Center tocó otra vez la cara amable.

No será porque no lo intentó Luka Doncic. El director de orquesta de los locales se vio en la obligación de dar un extra un día más y quizá eso le pasó factura al final. Porque en el inicio era imparable. Les faltó sostener mejor al rival en esa fase para aprovechar sus 19 puntos en el primer cuarto. El marcador había sido 37-40, una cascada de anotación en la que reinaba el caos. ‘Wonder Boy’ acabaría la noche con 30 tantos, sí, pero fallando seis de sus ocho triples y con siete pérdidas de balón. Tampoco se aprovechó que los Wood (22), Dinwiddie (20), Bullock (18) y demás, jugadores que habían aportado positivamente en las últimas victorias, tuvieran otro día de acierto. En colectivo anotaron el 38% de los triples y el 52% de los tiros de campo; el problema es que los Hawks lo hicieron aún mejor. En una rotación de nueve jugadores fueron ocho los que lograron dobles dígitos, y el único que lo hizo fue un Jalen Johnson que sólo disputó seis minutos de encuentro. Después de una segunda manga de asueto, Doncic volvió a la carga en el tercero con un minuto bárbaro y cinco puntos seguidos para poner por primera vez por delante a su equipo (75-73, minuto 28), lo que sería el inicio de un 15-2 de parcial rematado por Wood y tras el que saldría a flote una respuesta furibunda de Dejounte Murray (30+7): ocho puntos con dos tiros de tres. Curiosamente la única canasta de Johnson impulsó a los Hawks en su acometida definitiva para ganar, con él se volvió a tomar la iniciativa en el marcador -ya en el último cuarto- y se metió a los Mavs en un laberinto del que no escapar. Y no es que Atlanta destaque por sus capacidades defensivas, ni mucho menos, pero se cerraron cuando había que hacerlo. Los únicos puntos que llegaron para los Mavs en los dos minutos finales fueron dos y de Finney-Smith, dejando abierta la puerta para que los visitantes entraran a por la victoria.

Los Mavs hicieron la goma en el último periodo. Entrando uno por debajo, yéndose siete abajo a mitad de cuarto, volviendo de nuevo a situarse a uno para, al final, caer otra vez y ya de manera definitiva. La defensa trae por la calle del a amargura a Jason Kidd cuando la pasada campaña pareció que había dado de lleno en el blanco. La siguiente visita es de Miami Heat y les llegará habiendo acumulado tres derrotas consecutivas.