Curry no entiende de homenajes en el regreso de Klay

Hay cosas que parecen imposibles hasta que suceden. Hoy, en el Chase Center de San Francisco, hemos visto una de ellas. Klay Thompson, leyenda de los Golden State Warriors, cuatro veces campeón de la NBA con ellos, un jugador sin el que sería imposible entender a un equipo que se convirtió en dinastía, jugando en el otro equipo, con la otra camiseta, atacando y defendiendo a los que fueron sus compañeros durante tantos años. Uno de los momentos cumbre de este inicio de temporada. El regreso de Klay a la Bahía. ¿Que cómo se resolvió? Pues como suele, como tantas veces fue testigo el propio Thompson. Con Stephen Curry golpeando una y otra vez a los Dallas Mavericks hasta mandarlos a la lona (120-117).

El partido tuvo la previa esperada, con el merecido homenaje de la franquicia californiana a su ex. Con un vídeo recordando sus grandes momentos, una ovación cerrada y con el público con gorras de capitán de barco, que habían sido repartidos por los Warriors recordando el trayecto que Klay hacía en su propio barco cruzando la Bahía para ir a jugar los partidos. Todo muy emocionante, como debía ser. El personaje lo merece. Pero con el balón en el aire se acabaron las buenas caras. En la pista había demasiados competidores natos como para que el homenaje se extendiese más allá. Thompson se fue a por Curry en la primera posesión y le sacó la falta y los tiros libres, el base acabó el primer cuarto con 12 puntos y Draymond Green, también muy motivado, empezó su recital defensivo.

Era un partido muy entretenido, con ambientazo en la grada, con aroma a duelo señalado. Luka Doncic, que volvía tras ausentarse del último encuentro, también llevaba 12 tantos al finalizar el primer cuarto, que los Warriors se llevaron por 33 a 27. El esloveno se hizo dueño y señor de la situación en los siguientes 12 minutos, en los que los Mavs ajustaron su defenso y metieron un marcha más en ataque para llegar a conseguir una ventaja de 11 puntos después de un parcial de 7-21 a su favor. Los Warriors consiguieron reducir la desventaja a -4 al descanso. En ese momento Doncic era el jugador más destacado del partido con 22 de sus 31 tantos en ese momento y Klay ya había dejado constancia de que tenía munición en el cargador con varios triples.

Los locales necesitaban reaccionar para que el partido no se les fuese de las manos. Lo que hicieron fue desbocar el ritmo del partido provocando muchas pérdidas de los Mavs (cometieron 18 en total que supusieron 21 puntos a favor de los Warriors), apoyarse en uno de los mejores banquillos de lo que va de temporada (42 puntos, destacando a Jonathan Kuminga y Buddy Hield) y disfrutar de tener en la plantilla a un Curry que está a un nivel sobresaliente (metió 11 tantos en el tercer cuarto). La ventaja llegó a ser de 13 tantos para los de la Bahía, pero en un partido de ataques eléctricos la cosa aún no estaba decidida.

Se llegó al último cuarto con 96-89 en el marcador. Entonces Dallas aprovechó el descanso de Curry y el despertar de Kyrie Irving, que hasta entonces había estado bastante apagado, para conseguir un 2-9 e igualar el partido. Klay, claramente motivado y cada vez más relajado, metió otros dos triples y los Mavs se pusieron con un +6 a 3:29 del final. Pero entonces apareció, una vez más, la inevitable figura de Curry para meter 12 puntos seguidos y mandar a los Mavs a la lona. Los Mavericks, que también recuperaban a Dereck Lively, llevan tres derrotas seguidas, están 5-6 y no acaban de arrancar. Curry acabó con 37, 6 rebotes y 9 asistencia. Klay, con 22 y 6 triples. Un precioso duelo resuelto a favor de unos Warriors que siguen sorprendiendo en este inicio de temporada y se mantienen en el liderato del Oeste, compartido con Phoenix Suns y Oklahoma City Thunder, con 9 victorias y 2 derrotas.

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