Como en casa en ningún sitio

Los Lakers siguen sumando. Sin demasiado brillo y a trompicones, pero en positivo en un inicio de temporada de altibajos, en el que se han mostrado muy fuertes en casa y muy flojos fuera. Pero bien, al fin y al cabo. El 3-0 de los primeros partidos pronto se tornó en un 4-4 preocupante, con una gira lejos del Crypto Arena que dejaba derrotas inexplicables (el ridículo en Detroit) y las primeras molestias físicas de Anthony Davis. Pero las cosas se han vuelto a tranquilizar en el retorno a casa, en el que han sumado otras dos victorias para volver a estar en positivo y alejarse de esa barrera del 50% en torno a la cual han estado en tantas y tantas ocasiones en las dos últimas temporadas. El objetivo ahora es otro: emerger, ser una plantilla fiable y sumar todas las victorias posibles para no llegar apurados a marzo y abril y poder afrontar la recta final de la regular season con más tranquilidad que los últimos tiempos, siempre tumultuosos y con esfuerzos extremos que no cesaban en ningún momento.

Ya veremos cómo se llega a esos momentos y las mil y una situaciones que los Lakers tienen que enfrentar hasta entonces. De momento, JJ Redick ya ha hecho algunos cambios obligados para esconder lo peor de la plantilla y dar paso a cosas mejores: D’Angelo Russell ha sido relegado a la suplencia tras su papelón en Memphis y Cam Reddish es titular en su lugar. Esto ha dado más tiempo de bote a Austin Reaves, pero sobre todo a LeBron James, al que no le ha quedado más remedio que hacer lo de siempre, mostrarse como lo que es, un jugador celestial con el que no puede nada ni nadie a mes y medio de cumplir 40 años y en su 22ª temporada en la NBA. El cambio se ha traducido en dos triples-dobles consecutivos para el Rey, ante los Sixers primero y ahora en la victoria contra los Raptors (123-103), para llegar a los 115 en su cuenta particular, el quinto que más ha conseguido en unas clasificación en la que ya no se va a mover de esa posición. Por delante: Russell Westbrook, Oscar Robertson, Magic Johnson y Nikola Jokic. De jugadores legendarios va la cosa.

LeBron se fue a 19 puntos, 10 rebotes y 16 asistencias ante los Raptors en un partido de resultado engañoso, cuya victoria se resolvió en la recta final del tercer periodo (los angelinos perdían entonces 72-79) y en la totalidad del último. Los Lakers cerraron el tercer parcial con un 14-5 y pusieron la directa en los últimos 12 minutos con mucha sabiduría del Rey: mucho posteo para encontrar a sus compañeros en la espalda del defensor, carreras cuando había que hacerlas, dirección e inteligencia. Disputó menos de 35 minutos, algo que también logró en el encuentro anterior. Y resolvió las cosas sin Anthony Davis, que recibió un golpe en el ojo izquierdo durante el tercer cuarto y se retiró con 26 minutos disputados: llevaba 22 puntos, 4 rebotes, 3 asistencias y 2 tapones, 6 de 8 en tiros de campo, 2 de 2 en triples y 8 de 10 en tiros libres. Las riendas las cogió LeBron y, a priori, Davis no sufre problemas musculares o de otra índole más marcada, que son los que le han dejado fuera de juego en tantas ocasiones. Los Lakers reciben a los Grizzlies y visitan a los Spurs en el inicio de la NBA Cup de esta temporada. Veremos.

El partido no tuvo demasiada historia más allá de los 70 puntos que los Lakers anotaron en la segunda mitad. Hasta seis jugadores de los Raptors consiguieron dobles dígitos en anotación, pero el proceso de reconstrucción les hará perder muchos partidos (van 2-9) y por mucho que compitan serán carne de cañón para rivales que busquen sumar victorias fáciles. En los Lakers, Jaxson Hayes tuvo buenos minutos tras la baja de Davis (12 tantos y 6 rechaces), Rui Hachimura estuvo muy mal (2 de 11 en tiros, 0 de 5 en triples), Cam Reddosh se fue a 11 tantos y Austin Reaves llegó hasta los 27 y las 6 asistencias en un gran partido. D’Angelo, cuyos errores se notan menos cuando sale del banquillo, consiguió 15 puntos entre rumores que le sitúan como el favorito para ser traspasado, algo que lógicamente no sorprende a nadie. Un triple suyo fue muy celebrado por Redick. Que intenta animar, claro, a su jugador. Pero, más allá de eso, el retorno al Crypto Arena ha sido una bendición para unos Lakers que lo han vuelto a poner todo en su sitio liderados por un LeBron inconmensurable. Como en casa en ningún sitio.

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