MUNDIAL 2023

Sensación Juan Núñez

La adaptación del base y su influencia en el juego de la Selección impresionan en Yakarta. Pasadas dos jornadas, es el tercer mejor jugador del Mundial en el valorado promedio de asistencias-pérdidas (6,5).

Con todo el respeto que da emitir sentencias con jugadores tan precoces, lo de Juan Núñez García (2-6-2004, Madrid) en los dos primeros partidos del Mundial está resultando prodigioso. A las ocho asistencias de su estreno en un gran torneo ante Costa de Marfil, se unieron los 13 puntos, siete rebotes y cinco asistencias contra un rival de mayor empaque, Brasil. Pasadas dos jornadas, Núñez es el segundo mejor jugador del torneo en el valorado promedio que mide las asistencias en función de las pérdidas de balón. Está en un ratio de 6,5, sólo superado por el dominicano Montero y el naturalizado griego Walkup, que están en 7,0. Por detrás de él, el serbio Jovic (6,0) o el italiano Spissu (5,5). Son cifras con un valor relativo, pero que sí explican que Núñez no ha venido aquí de comparsa.

Adelantándose como siempre a la jugada, y antes de hacer los cuatro descartes de la lista de 16, Sergio Scariolo sorprendió a todos después del primer partido del torneo del Centenario en Málaga al anunciar, en medio de la sorpresa general, que “tocando madera, Núñez y Alberto Díaz serán nuestros bases para el Mundial”. Impactado por la renuncia de Ricky, más después de la baja anunciada de Lorenzo Brown, el italiano era muy consciente de que si llamaba al madrileño no debía hacerlo para tenerlo a prueba y generarle incertidumbre. Por eso, y haciendo una (necesaria en el ecosistema) excepción, le empezó a llenar la mochila de confianza desde el 11 de agosto para que llegase preparado a Indonesia.

El impacto de Núñez, no obstante, debe ponerse en contexto porque venía cociéndose. Para empezar, viene de un año en el que ya ha tenido que competir a un nivel profesional alto. De ser todavía un jugador residual por jovencísimo en el Real Madrid, que debe andar preguntándose cómo dejó escapar a este talento de su cantera, y de la tierra además, ha tenido un año en el que ha hecho historia en el Ulm, colaborando en la primera Bundesliga de la historia de un equipo con aroma de baloncesto en Alemania. En la ‘factoría FEB’, además, tampoco deben sorprenderse tanto. En 2019, Núñez ya ganó un Eurobasket sub-16 con España; y en 2022, fue el MVP del U-20. Por el camino, fue el MVP de la Euroliga Junior 2020 con el Real Madrid… Otro motivo más para no explicarse su adiós al conjunto blanco más allá de la rumorología que apunta a las desavenencias entre el staff del club y sus agentes como motivo del adiós. Prudente, y asesorado por un departamento de comunicación protector (al extremo en ocasiones), nunca ha profundizado mucho más sobre su marcha. Su representante, Igor Crespo, ha estado de moda este verano. Fue él quien negoció el regreso de Abrines al Barça, el que ofreció al club azulgrana el fichaje de Mirotic y el que ha tenido que negociar la rescisión del hispano-montenegrino este verano. También lleva los asuntos de Juancho Hernangómez, que finalmente eligió el Panathinaikos antes que el Barça.

Scariolo vio, además, que el chico iba a subir como la espuma y el 11 de agosto de 2022, hace poco más de un año, le hizo debutar con la absoluta en un amistoso contra Grecia en Madrid. Eso era lo de menos. Su intención era que Núñez empezara a empaparse de las costumbres y el día a día de la Selección, el método. “Haber podido estar el verano pasado concentrado con ellos y aprender y saber cómo funciona esto de la Familia; y estar en las Ventanas, hace esto más fácil”, dijo el base este lunes en la sala de prensa del Indonesia Arena. El verano pasado, pese a la lesión de Llull, y a estar en Pamplona cuando el balear se lesionó, no acudió el Eurobasket. Hubiera sido quemarlo. Para cuadrar al equipo, Scariolo utilizó el comodín de la llamada con Alberto Díaz, que iba entonces a empezar la temporada con el Unicaja. Núñez aún no estaba preparado, pero ya estaba mirando cosas, empezando el aprendizaje. Es un tipo inteligente. Aprende rápido porque pregunta mucho y se interesa por las cosas. Al final, fue Alberto y resultó un éxito. Este año han viajado los dos juntos a Indonesia. Y Núñez, después de ese año de novato, ya juega a la pocha y hasta gana alguna. Puede ser un detalle con poca importancia. O mucha.

Salido del Alcorcón Basket, donde llegó gracias al ojo de Javier Menéndez, que le reconoció un talento especial viéndolo tirar a canasta entrenándose con vistas a unas jornadas de formación organizadas por la Federación de Baloncesto de Madrid, a Núñez le gustaba el balonmano. Pero tenía un talento tan especial que pronto destacó y el Madrid lo captó en su etapa de alevín. A sus 19 años, debuta en un Mundial. Igual que en Málaga le llenó de confianza, Scariolo trata en Yakarta de no cargarle la mochila de presión. “Está llamado a ser uno de los líderes del futuro, pero no seamos hipócritas. Si Lorenzo y Ricky hubieran estado aquí, él no habría venido. Simplemente se han acelerado los tiempos”, dice. Y, sobre todo, deja un mensaje que debe ser clave en lo que queda del campeonato: “Le vamos a pedir lo que nos pueda dar ahora”.

Núñez es un jugador cerebral. Frío, no dice una palabra de más dentro ni fuera de la cancha. Su manera de ejercer la dirección en el parqué, y el liderazgo fuera, es distinto. Pero muy llamativo. Arrancado su sueño de jugar en el Madrid, se ha encontrado un cuento de hadas la pasada temporada en Alemania y este verano en la Selección. Es un tipo de jugador muy singular, de los que quedan pocos. Capaz de imaginar cosas en la cancha. Sin un gran físico, lo que genera dudas acerca de un futuro en la NBA que seguramente intente probar, ni un ritmo espectacular, todavía sufre en defensa. Los jugadores hechos le atacan verticalmente y los entrenadores le atacarán este campeonato. Ahí se tendrá que proteger. Pero eso ya lo sabe Scariolo. Y, además, Núñez tiene sus armas. Se desplaza rápido, tiene buenas manos y lee bien las jugadas. Eso tiene mucho valor. Y, en ataque, salvo en alguna ocasión que agota el bote algo rápido, tiene una lectura privilegiada del juego. Ve cosas y pases que ni sus compañeros leen (por eso pierde algunos); penetra con estilo y puede cambiarse el balón de mano para terminar con la derecha, como este lunes contra Brasil. Tira bien, aunque su mecánica es lenta y eso debe mejorarlo. Pero está dejando una sensación de frescura y de empaque que, a falta de que lleguen los momentos más duros del Mundial, es una maravilla. Es un elegido, pero seguramente también esos sean los que menos se pueden dejar ir. Sensación Núñez.

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